viernes, 2 de diciembre de 2011

LA PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA

Si la planificación es la base de todo buen trabajo, no podía ser menos de cara al desarrollo estratégico de un ámbito territorial concreto. Las políticas públicas, como elemento procedente de las decisiones de los poderes públicos, exigen una metodología que establezca nítidamente sus prioridades, sus fases de desarrollo y los recursos necesarios para conseguir los objetivos planteados. En la planificación estratégica se busca facilitar la toma de decisiones que pivoten alrededor de un objetivo general, que será, mayoritariamente, la mejora de la calidad de vida. Todas las políticas encaminadas a creación de empleo, mejora de infraestructuras o, simplemente, la dinamización sociocultural del territorio, deben proceder de un plan estratégico de desarrollo detallado y bien planteado para, así, poder aumentar el grado de eficacia, eficiencia, idoneidad y efectividad de tales políticas.

Una plan estratégico de desarrollo no es un documento unidireccional emitido tan sólo por la institución de turno o, por lo menos, no debe serlo. Un plan estratégico es un documento participativo, en el que se busca aunar esfuerzos, opiniones y análisis de los agentes sociales implicados. Por ejemplo, si queremos elaborar un plan estratégico de desarrollo de una ciudad de 30.000 habitantes, sería interesante ponerse en contacto con asociaciones, empresarios, sindicatos, ONGs… representativos y, de esta forma, empezar a trabajar con los colectivos que están relacionados directamente con el desarrollo socioeconómico de la ciudad.

Una vez que entendemos de la necesidad de la participación de dichos agentes en la elaboración del documento, debemos analizar el territorio detalladamente. El análisis constará de dos partes:

Cuantitativa: nos centramos en variables fácilmente cuantificables, como el paro, los contratos, el número de habitantes, el nivel de formación ... Todas ellas, variables que proceden principalmente de fuentes estadísticas como el Instituto Nacional de Estadísticas y similares. Estos datos nos ofrecen una información concreta y matemática que es necesario analizar.

Cualitativa: se basa en la opinión y valoración de los agentes sociales o del resto de la población. A través de entrevistas podremos responder a preguntas como: ¿por qué ocurre esto?, ¿qué podemos hacer para mejorarlo? y un largo etcétera. Entre las técnicas que utilizaremos, se encontraría, por ejemplo, la llamada “Técnica Delphi” que, a modo de resumen, se basaría en entrevistas abiertas a esos agentes sociales para desarrollar un primer informe cualitativo.

Una vez que tengamos el informe cuantitativo y cualitativo, conformando así el informe socioeconómico completo, es hora de la realización del DAFO o cuadro de Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades. El DAFO es un método muy interesante para conocer bien las limitaciones y potencialidades de un territorio, no sólo desde el punto de vista socioeconómico, sino que se puede aplicar a una empresa o, incluso, a uno mismo como profesional. El cuadro DAFO podría quedar de la siguiente manera:



En general, el informe socioeconómico y el DAFO nos servirán para conocer los recursos económicos existentes en el territorio susceptibles de ser aprovechados económicamente. Con este informe podremos pasar a la segunda fase del plan: el diseño de las líneas estratégicas a seguir.

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