lunes, 8 de julio de 2013

El precariado, mi nuevo artículo de la semana

Os dejo el artículo que he escrito esta semana y que me ha publicado el diario digital Almería 360º. En él reflexiono sobre la precariedad laboral, estado en el que se encuentra cada vez más gente. De la precariedad ya no  se salvan ni los más formados, ni los más preparados. Es un estado económico y social cada vez más extendido.
A continuación, el artículo.




Aquellos tiempos en los que se hablaba de proletariado, clase obrera, clase trabajadora y demás clasificaciones que intentaban agrupar a personas de un grupo social determinado, están dejando paso a un nuevo concepto: el precariado. En esta clase social encontraremos becarios, falsos autónomos, jóvenes que encadenan interminables contratos temporales en infinitas empresas y, así, un largo etcétera. Sueldos muy bajos que no dan para mucho, pero, al fin y al cabo, un puesto de trabajo.

El precariado no sólo está compuesto por personas que no han querido o no han podido estudiar y que carecen de formación. Esta semana hemos podido leer en la prensa cómo la juventud más formada de países del sur de Europa -como España, Grecia o Portugal-, en un porcentaje muy elevado, está condenada a trabajos basura, cuando no a eternizar becas y cursos de postgrado, viviendo con sus padres todavía o en un ambiente estudiantil cuando ya tendrían que estar creando su propia familia. El precariado está condenado a vivir eternamente joven, aunque no quiera. También tendría otra opción, emigrar.

El precariado tiene muy difícil organizarse sindicalmente. Antiguamente, en un sistema de producción fordista en el que la fábrica o centro de trabajo similar agrupaba a decenas de trabajadores, era más fácil que se crearan vínculos de solidaridad entre ellos. Ahora, cuando una persona en 24 meses pasa por distintas empresas, en las que seguramente el número de asalariados es reducido, ese modelo sindical decimonónico pierde totalmente su fuerza. El precariado se caracteriza por estar sólo ante cualquier problema, emergiendo como ese individuo superviviente que tanto le gusta al lenguaje neoliberal. Por otro lado, cuando muchos empresarios hablan de compromiso del trabajador para con la empresa, también hay que decirle que si una persona no termina de trabajar más de dos años en el mismo sitio y sabe que no se le va a renovar el contrato, lo haga bien o lo haga mal, el compromiso del trabajador no puede ser más de lo que hay.

La cuestión es que, en el contexto socioeconómico en el que vivimos, todo se torna muy complicado. Nos dicen que no existe el trabajo para toda la vida. Es evidente, nada es para siempre; como ya analiza el sociólogo Zygmunt Bauman, vivimos en una sociedad líquida. Las transformaciones tecnológicas o el cambio de tendencias de cualquier tipo modifican el sistema productivo. Pero, ante esta situación, ¿qué hacer?: ¿adaptarse a la incertidumbre? Seguramente, pero no es tan fácil como parece.

Muchas voces dicen que si no estás de acuerdo con vivir en precario, debes emprender tu propia empresa. Estoy de acuerdo, de hecho, mis proyectos laborales y personales van por ahí. Pero lo pintan como un camino de rosas cuando emprender en España es tremendamente complicado. Entre pagar el seguro del autónomo y otros impuestos, conseguir crédito (que ahora está imposible) y competir en un mundo con innumerables empresas, emprender se presenta como una lucha heroica. Hay autónomos que viven con la misma precariedad que muchos asalariados, pero sin muchos de sus derechos, como cobrar un subsidio por desempleo en condiciones. Cobrar el paro del autónomo es muy difícil y no hace muchos años ni existía.

Pero el precariado se enfrenta a un fantasma: el desempleo. Mientras la tasa de desempleo sea del 30%, tener un mal empleo es mejor que no tener empleo. Con altas tasas de paro, siempre hay alguien dispuesto a trabajar por lo que sea y, al final, todos hacemos lo que sea por trabajar.
 Teniendo en cuenta que todo es muy complejo, que el mundo de buenos y malos, del que manda y obedece se está difuminando, les dejo una pregunta: ¿no piensan ustedes que es hora de decir: precarios del mundo, uníos? 
@Hecjer



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