miércoles, 13 de noviembre de 2013

Los salarios siguen bajando: ¿dónde quedan la innovación y la productividad?



Según podemos leer en una noticia de esta semana en eldiario El País, “de los 4,2 millones de trabajadores cubiertos por convenios registrados hasta octubre, 1,27 millones de empleados han firmado un 0% de variación salarial. Y otras 13.142 personas han aceptado un convenio que les reduce el sueldo durante los próximos años, con un descenso medio del 3,3%”.  
Seguimos la senda de la devaluación interna. Desprovistos como estamos de una moneda propia que nos permita ganar competitividad sin tocar salarios, ahora parece que empobrecer se plantea como solución única a la crisis.

La clave de todo esto es la pérdida de la ultraactividad en los convenios colectivos, esto es, resumiendo mucho, que si no se llega a un acuerdo ese año, se prorroga el convenio del anterior, permitiendo que la negociación nunca rompa derechos adquiridos. Pero, claro, la negociación colectiva, que se ha visto transformada radicalmente con las distintas reformas laborales, también se ve influida por la realidad de un dato que me ha sorprendido de veras: “En las últimas tres décadas, nunca había habido tan pocos trabajadores (4,2 millones) cubiertos por convenios hasta octubre, como este año”. La mayoría de los asalariados de este país ni siquiera puede decir que tiene el amparo de una negociación colectiva fuerte, y es que el tejido empresarial en España -caracterizado por ser, en su mayoría, pymes- no tiene en sus centros tantos trabajadores como para generar solidaridad colectiva. En este sentido, los sindicatos, al igual que los partidos políticos, han caducado y su visión decimonónica de los movimientos ciudadanos está totalmente arcaica.



Fuente: diario El País

Como se puede ver en la tabla anterior, desde el 2010  la inflación está por encima de la subida salarial, por lo que es evidente que se está haciendo el ajuste.
¿Por qué aceptar estas bajadas continuas de salarios? Pues por algo que se llama seis millones de parados. El desempleo ejerce una presión tremenda en el que todavía tiene la suerte de tener un trabajo, e incluso está mal visto que sindicatos y trabajadores protesten porque les bajan el sueldo. Véase, por ejemplo, la cantidad de gente que se alegró del tijeretazo a los funcionarios. En vez de reivindicar mejoras para todos los asalariados, nos alegramos de que empeoren las condiciones de los demás trabajadores que consideramos “privilegiados”. Y así nos va.
En realidad, desconocemos cómo plantear una política salarial en España porque no sabemos bien hacia dónde va nuestro modelo productivo. Turismo y playa u otros sectores igual de temporales no son el modelo alemán de fábricas en el que ese puede negociar en función de una producción. Por lo que, si seguimos dependiendo de los servicios, es posible que se siga creyendo que sólo nos queda ser más pobres para vender más barato. ¿Dónde quedan la innovación y la productividad?, me pregunto. Qué pensáis.


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