lunes, 8 de diciembre de 2014

Estímulos económicos para evitar la recesión en Europa




Europa se acerca a una nueva recesión, tanto que el BCE está buscando de nuevo cómo estimular una economía renqueante que puede situarnos a todos en un lugar todavía peor.  Leemoslo siguiente en Publico.es:

“Previsiblemente Draghi mantendrá sin cambios los tipos de interés en el mínimo histórico del 0,05% pero abordará la aplicación de más estímulos monetarios en la eurozona. La mayor parte de los analistas prevé que el BCE comenzará a comprar deuda soberana a gran escala en 2015, pese a que algunos economistas se muestran escépticos respecto a la capacidad de estimular la coyuntura y la inflación, que se situó en el 0,3% en noviembre por la caída de los precios de la energía”.

Ahí está la cuestión. ¿Será suficiente lo que plantea el BCE? Alemania se opone a que el BCE articule políticas expansivas, pero la sinrazón del país germano nos arrastra a todos a una situación cada vez más grave. Muchos expertos alertan sobre la necesidad de estímulos que inyecten nueva inversión en sectores productivos buscando crear empleo de forma urgente. También otros ponen como ejemplo la duradera recesión japonesa para alertar de que un cambio de rumbo no sirve. Entonces, ¿por qué no hablar del crecimiento de EEUU?

El negocio de la deuda es el negocio de la banca. Poco dinero del que sale del BCE estamos viendo invertido en creación de empleo y la llegada del crédito a pymes es todavía escaso.
No se entiende que, con una inflación tan baja, Merkel siga considerando temerarias las políticas de estímulo. Si la Reserva federal estadounidense se ha comportado de otra forma, y el resultado ha sido un crecimiento fuerte y una reducción del desempleo, deberíamos de aprender aquí. El problema entonces radica en el diseño de la Unión. Son demasiados intereses contrapuestos para compartir una misma moneda y, por mucho que se empeñen algunos, todos no podemos ganar en la zona euro. O, por lo menos, sin afrontar fuertes sacrificios. No digo que sea mejor salir, evidentemente los riesgos que supone volver a la peseta son enormes, pero adaptarnos a políticas que nos perjudican también supone un problema. 

Tras la Segunda Guerra Mundial aprendimos que la cohesión social fruto de la creación de un estado del bienestar -que redujera los riesgos inherentes en una economía capitalista- era necesaria para conseguir paz y prosperidad. Al calor de la crisis de los años 70 y el auge del neoliberalismo, parece que las instituciones públicas ya no es que tengan que ser reformadas para incrementar su eficiencia, sino que sobran directamente. Mientras tanto, la tensión social puede verse acentuada si en la Unión Europea y en nuestro gobierno no se acuerdan de por qué el estado social no fue sólo necesario desde el punto de vista de los derechos sociales, sino incluso para proteger los intereses de la gente que tenía poder económico. ¿Acaso no fue el miedo a una Revolución lo que provocó la conquista de derechos y libertades por parte de las clases populares?
Para ampliar la información:


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