miércoles, 25 de marzo de 2015

Mi nuevo artículo de prensa: sobre expectativas políticas

Os dejo mi nuevo artículo en Almería 360º. Hoy ha tocado reflexionar sobre las expectativas políticas y los desencantos tras las elecciones andaluzas.





Expectativas, política y desencantos

Expectativas, política y desencantos

Artículo publicado en almeria360.com: Expectativas, política y desencantos http://almeria360.com/opinion/25032015_expectativas-politica-y-desencantos_126644.html


Parece que tras las elecciones andaluzas felicidad y desencanto se han repartido a quemarropa. La victoria del PSOE, con 47 escaños, eleva a Susana Díaz a dirigir la Junta de Andalucía sin que se haya notado mucho todo lo destapado por casos como los ERE.  Su estrategia de adelantar las elecciones le ha funcionado: le saca bastante ventaja al PP (que se ha metido un batacazo considerable), no ha permitido que Podemos coja tiempo para asentarse en esta comunidad autónoma y consigue que IU ni siquiera pueda maniobrar para intentar subvertir la precaria situación que atraviesa desde hace un tiempo. A la coalición de izquierdas le ha pasado factura no solo gobernar con el PSOE, sino una estrategia fallida que desde el 15M da la sensación de que, desgraciadamente, llega a todos los sitios tarde y sin aliento, adelantada por los nuevos fenómenos políticos que van surgiendo y que han terminado por desencadenar el origen de Podemos. Digo desgraciadamente porque veo que Izquierda Unida es la gran perjudicada del panorama político español, ya sea por el voto útil a PSOE, ya sea por el auge de Podemos. Si escuchamos los discursos y el programa político de IU, por ejemplo, en contra del tratado de Maastrich, nos damos cuenta de que avisaron de mucho de lo que estamos viendo ahora con esto de la crisis. Pero, claro, también está enredada en sus propias contradicciones internas, problemas como las tarjetas black y más aspectos estratégicos que no han sabido o querido gestionar. 

Por lo tanto, el PSOE consigue elevarse pletórico y eufórico ante una situación que, a priori, parecía arriesgada: que adelantar los comicios no tuviera el resultado cercano a lo deseado, que no es otra cosa que gobernar en solitario.

Parece que Podemos, con 15 escaños, consigue una histórica entrada en el parlamento andaluz que le sabe a poco. Aunque es entendible que, siendo una formación nueva y primeriza, estos resultados sean más que aceptables; las aspiraciones grandiosas de canalizar una mayoría social a través de sus siglas queda lejos. ¿Veremos en las elecciones nacionales un panorama parecido? O sea, ¿se situará Podemos como tercera fuerza política algo lejos de las dos primeras? Porque otra cosa es evidente: el bipartidismo está tocado, pero no hundido. Sumando como suman PSOE y PP más del 60% del voto en Andalucía, quizás hayamos comprado la piel del oso antes de cazarlo.
En política es mejor no tener grandes expectativas. Lo siento si sueno cínico. Entiendo la importancia de los sentimientos en política, pero la realidad puede ser de una dureza exacerbada. Además, en cuanto a la indignación, todavía no está claro que todo el descontento se vaya a canalizar por la formación dirigida por Pablo Iglesias. ¿Puede ser Ciudadanos otro partido beneficiado por el voto de la indignación? No digo que Podemos no termine por convertirse en una alternativa de gobierno, tan sólo planteo que  la estrategia de intentar ser una fuerza trasversal quizás no cumpla el propósito nuclear de acumular una mayoría absoluta para gobernar España. Por lo menos, a corto o medio plazo.

 La situación es compleja. Por un lado, si eres una fuerza política nueva y que quiere drásticos cambios tienes que ilusionar a la gente convenciendo de que, si ganas, puede trasformar la sociedad a mejor. O sea, que vas a cambiar la vida de todos y cada uno de los individuos que te apoyan. Si los resultados electorales no son muy buenos, es posible que el desánimo se extienda y pierdas la fuerza que impulsa la espontaneidad y la novedad. Por otro lado, si llegas a gobernar y la mayoría social no ve que su vida cambie tanto como le habías prometido, entonces puede surgir una crisis de expectativas, lo que, a la postre, puede llevarnos a una situación llena de incertidumbre, fragmentación  y más desencanto. Este es el riesgo que cualquier fuerza política que pretenda transformar el país debe asumir.
¿Qué futuro nos depara?
@Hecjer



Parece que tras las elecciones andaluzas felicidad y desencanto se han repartido a quemarropa. La victoria del PSOE, con 47 escaños, eleva a Susana Díaz a dirigir la Junta de Andalucía sin que se haya notado mucho todo lo destapado por casos como los ERE. Su estrategia de adelantar las elecciones le ha funcionado: le saca bastante ventaja al PP (que se ha metido un batacazo considerable), no ha permitido que Podemos coja tiempo para asentarse en esta comunidad autónoma y consigue que IU ni siquiera pueda maniobrar para intentar subvertir la precaria situación que atraviesa desde hace un tiempo. A la coalición de izquierdas le ha pasado factura no solo gobernar con el PSOE, sino una estrategia fallida que desde el 15M da la sensación de que, desgraciadamente, llega a todos los sitios tarde y sin aliento, adelantada por los nuevos fenómenos políticos que van surgiendo y que han terminado por desencadenar el origen de Podemos. Digo desgraciadamente porque veo que Izquierda Unida es la gran perjudicada del panorama político español, ya sea por el voto útil a PSOE, ya sea por el auge de Podemos. Si escuchamos los discursos y el programa político de IU, por ejemplo, en contra del tratado de Maastrich, nos damos cuenta de que avisaron de mucho de lo que estamos viendo ahora con esto de la crisis. Pero, claro, también está enredada en sus propias contradicciones internas, problemas como las tarjetas black y más aspectos estratégicos que no han sabido o querido gestionar. Por lo tanto, el PSOE consigue elevarse pletórico y eufórico ante una situación que, a priori, parecía arriesgada: que adelantar los comicios no tuviera el resultado cercano a lo deseado, que no es otra cosa que gobernar en solitario. Parece que Podemos, con 15 escaños, consigue una histórica entrada en el parlamento andaluz que le sabe a poco. Aunque es entendible que, siendo una formación nueva y primeriza, estos resultados sean más que aceptables; las aspiraciones grandiosas de canalizar una mayoría social a través de sus siglas queda lejos. ¿Veremos en las elecciones nacionales un panorama parecido? O sea, ¿se situará Podemos como tercera fuerza política algo lejos de las dos primeras? Porque otra cosa es evidente: el bipartidismo está tocado, pero no hundido. Sumando como suman PSOE y PP más del 60% del voto en Andalucía, quizás hayamos comprado la piel del oso antes de cazarlo. En política es mejor no tener grandes expectativas. Lo siento si sueno cínico. Entiendo la importancia de los sentimientos en política, pero la realidad puede ser de una dureza exacerbada. Además, en cuanto a la indignación, todavía no está claro que todo el descontento se vaya a canalizar por la formación dirigida por Pablo Iglesias. ¿Puede ser Ciudadanos otro partido beneficiado por el voto de la indignación? No digo que Podemos no termine por convertirse en una alternativa de gobierno, tan sólo planteo que la estrategia de intentar ser una fuerza trasversal quizás no cumpla el propósito nuclear de acumular una mayoría absoluta para gobernar España. Por lo menos, a corto o medio plazo. La situación es compleja. Por un lado, si eres una fuerza política nueva y que quiere drásticos cambios tienes que ilusionar a la gente convenciendo de que, si ganas, puede trasformar la sociedad a mejor. O sea, que vas a cambiar la vida de todos y cada uno de los individuos que te apoyan. Si los resultados electorales no son muy buenos, es posible que el desánimo se extienda y pierdas la fuerza que impulsa la espontaneidad y la novedad. Por otro lado, si llegas a gobernar y la mayoría social no ve que su vida cambie tanto como le habías prometido, entonces puede surgir una crisis de expectativas, lo que, a la postre, puede llevarnos a una situación llena de incertidumbre, fragmentación y más desencanto. Este es el riesgo que cualquier fuerza política que pretenda transformar el país debe asumir. ¿Qué futuro nos depara? (¿Qué nos depara el futuro? ) Héctor Jerez es politólogo y consultor laboral. @Hectjer

Artículo publicado en almeria360.com: Expectativas, política y desencantos http://almeria360.com/opinion/25032015_expectativas-politica-y-desencantos_126644.html
Parece que tras las elecciones andaluzas felicidad y desencanto se han repartido a quemarropa. La victoria del PSOE, con 47 escaños, eleva a Susana Díaz a dirigir la Junta de Andalucía sin que se haya notado mucho todo lo destapado por casos como los ERE. Su estrategia de adelantar las elecciones le ha funcionado: le saca bastante ventaja al PP (que se ha metido un batacazo considerable), no ha permitido que Podemos coja tiempo para asentarse en esta comunidad autónoma y consigue que IU ni siquiera pueda maniobrar para intentar subvertir la precaria situación que atraviesa desde hace un tiempo. A la coalición de izquierdas le ha pasado factura no solo gobernar con el PSOE, sino una estrategia fallida que desde el 15M da la sensación de que, desgraciadamente, llega a todos los sitios tarde y sin aliento, adelantada por los nuevos fenómenos políticos que van surgiendo y que han terminado por desencadenar el origen de Podemos. Digo desgraciadamente porque veo que Izquierda Unida es la gran perjudicada del panorama político español, ya sea por el voto útil a PSOE, ya sea por el auge de Podemos. Si escuchamos los discursos y el programa político de IU, por ejemplo, en contra del tratado de Maastrich, nos damos cuenta de que avisaron de mucho de lo que estamos viendo ahora con esto de la crisis. Pero, claro, también está enredada en sus propias contradicciones internas, problemas como las tarjetas black y más aspectos estratégicos que no han sabido o querido gestionar. Por lo tanto, el PSOE consigue elevarse pletórico y eufórico ante una situación que, a priori, parecía arriesgada: que adelantar los comicios no tuviera el resultado cercano a lo deseado, que no es otra cosa que gobernar en solitario. Parece que Podemos, con 15 escaños, consigue una histórica entrada en el parlamento andaluz que le sabe a poco. Aunque es entendible que, siendo una formación nueva y primeriza, estos resultados sean más que aceptables; las aspiraciones grandiosas de canalizar una mayoría social a través de sus siglas queda lejos. ¿Veremos en las elecciones nacionales un panorama parecido? O sea, ¿se situará Podemos como tercera fuerza política algo lejos de las dos primeras? Porque otra cosa es evidente: el bipartidismo está tocado, pero no hundido. Sumando como suman PSOE y PP más del 60% del voto en Andalucía, quizás hayamos comprado la piel del oso antes de cazarlo. En política es mejor no tener grandes expectativas. Lo siento si sueno cínico. Entiendo la importancia de los sentimientos en política, pero la realidad puede ser de una dureza exacerbada. Además, en cuanto a la indignación, todavía no está claro que todo el descontento se vaya a canalizar por la formación dirigida por Pablo Iglesias. ¿Puede ser Ciudadanos otro partido beneficiado por el voto de la indignación? No digo que Podemos no termine por convertirse en una alternativa de gobierno, tan sólo planteo que la estrategia de intentar ser una fuerza trasversal quizás no cumpla el propósito nuclear de acumular una mayoría absoluta para gobernar España. Por lo menos, a corto o medio plazo. La situación es compleja. Por un lado, si eres una fuerza política nueva y que quiere drásticos cambios tienes que ilusionar a la gente convenciendo de que, si ganas, puede trasformar la sociedad a mejor. O sea, que vas a cambiar la vida de todos y cada uno de los individuos que te apoyan. Si los resultados electorales no son muy buenos, es posible que el desánimo se extienda y pierdas la fuerza que impulsa la espontaneidad y la novedad. Por otro lado, si llegas a gobernar y la mayoría social no ve que su vida cambie tanto como le habías prometido, entonces puede surgir una crisis de expectativas, lo que, a la postre, puede llevarnos a una situación llena de incertidumbre, fragmentación y más desencanto. Este es el riesgo que cualquier fuerza política que pretenda transformar el país debe asumir. ¿Qué futuro nos depara? (¿Qué nos depara el futuro? ) Héctor Jerez es politólogo y consultor laboral. @Hectjer

Artículo publicado en almeria360.com: Expectativas, política y desencantos http://almeria360.com/opinion/25032015_expectativas-politica-y-desencantos_126644.html

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