miércoles, 29 de abril de 2015

Encuesta de Población Activa del primer trimestre de 2015: principales datos y conclusiones




Vamos a analizar hoy los principales datos publicados por la Encuesta de Población Activa correspondiente al primer trimestre de 2015. 

Por un lado, “la ocupación desciende en 114.300 personas en el primer trimestre de 2015 respecto al cuarto del año anterior (variación del -0,65%), situándose el total de ocupados en 17.454.800. En términos desestacionalizados la variación trimestral es del 0,43%. El empleo ha crecido en 504.200 personas en los 12 últimos meses. La  variación anual es del 2,97”. 

Que baje la ocupación es mala noticia, puesto que demuestra que se está creando menos empleo, pero es algo que venimos viendo desde hace tiempo. Al bajar la población activa, es posible que el espejismo de que se reduce drásticamente el paro se acentúe. Hay que recordar a qué se debe que los activos disminuyan en España: emigración, vuelta de los inmigrantes a sus países o  abandono la búsqueda de empleo por cansancio al no encontrar nada.  También que se incrementen las jubilaciones, evidentemente. De hecho, “el número de activos disminuye este trimestre en 127.400 hasta 22.899.400. La tasa  de actividad baja 0,32 puntos hasta el 59,45%”. Eso sí, según la EPA,  “en el último año la población activa ha aumentado en 15.500 personas”. Datos muy débiles, como todo el mundo entiende. 

Más información: “el total de asalariados con contrato indefinido aumenta en 25.300 este trimestre,  mientras que el de asalariados con contrato temporal baja en 114.500. En el último  año el empleo indefinido se ha incrementado en 289.700 personas y el temporal en  174.800”. Si bien es cierto que el incremento de la contratación indefinida es una buena noticia, todavía sigue siendo insuficiente.

En cuanto a los sectores  económicos, “la ocupación aumenta este trimestre en la  Construcción (30.300 más) y la Industria (2.300), y baja en los  Servicios (135.400 menos) y la  Agricultura (11.500). En el  último año ha subido en los  Servicios (334.900 ocupados más), la  Industria (142.500) y la Construcción (118.500) y ha descendido en la  Agricultura (91.700 menos)”. Esto refleja una cuestión que no me interesa soslayar. De nuevo, parece que estamos reproduciendo el modelo económico que nos ha traído hasta esta crisis, siendo la construcción el sector que mejor se ha comportado en este trimestre y de los principales en los últimos doce meses. ¿No hemos aprendido nada sobre nuestro deficiente modelo productivo? ¿Terminaremos con otra burbuja?

En cuanto al  número de parados, “baja este trimestre en 13.100 personas respecto al cuarto  (variación del -0,24%) y se sitúa en 5.444.600. En términos desestacionalizados la  variación trimestral es del -2,51%. En los 12 últimos meses el paro ha disminuido en  488.700 personas”. Si hablamos de  la tasa de paro, ésta “sube siete centésimas y se sitúa en el 23,78%. En los 12 últimos meses ha descendido 2,15 puntos”.  Con esta tasa de paro, parece un insulto hablar de recuperación.

Más elementos interesantes para el análisis: “en los 12 últimos meses el número de asalariados ha subido en 464.400 y el de trabajadores por cuenta propia en 40.700, fundamentalmente debido al aumento de 44.500  empresarios sin asalariados o trabajadores independientes”. Esta tendencia puede llevarnos a pensar que el espíritu emprendedor se infla por instantes, pero creo que es más correcto decir que están proliferando los falsos autónomos y los económicamente dependientes, lo que es una forma encubierta -en un porcentaje importante de los casos- de eludir la contratación laboral tradicional que conllevaría respetar unos  derechos adquiridos.

En cuanto a los hogares con todos  sus miembros activos en paro, estos  aumentan este trimestre en 27.300, hasta un total de 1.793.600. Por otro lado, el número de hogares en los que todos  sus miembros activos están ocupados disminuye en 18.700, hasta 9.091.400. Este dato es estremecedor, a pesar de que “en los últimos 12 meses, el número de hogares con  al menos un miembro activo en los que todos están en paro se ha reducido en 185.400, mientras que los que tienen a todos sus  activos ocupados ha crecido en 431.800”. De nuevo, una bajada claramente insuficiente que refleja un enquistamiento de la situación desesperada de muchas familias.

Conclusiones
En primer lugar, podemos leer en la prensa con datos de la EPA que, al menos, el  57% de los empleados a tiempo parcial en España lo hace a su pesar, o sea, que querría trabajar más horas. Como es lógico, un contrato a tiempo parcial significa un empleo peor remunerado que a jornada completa. Que un porcentaje tan elevado eche en falta más horas de trabajo demuestra que el modelo flexible de contratos parciales no está contentando al grueso de los trabajadores que se ven abocados a escoger esta vía. Este subempleo, como se denomina, afecta en España a 2,2 millones de personas y también abarcaría a los que trabajan en empleos inferiores a su cualificación. De hecho, “uno de cada tres trabajadores con un empleo precario es licenciado”. En fin, lamentable. Si nuestros mejores cerebros se ven obligados a elegir entre paro, precariedad o marcharse, se terminarán yendo. Así no levantaremos cabeza.




lunes, 27 de abril de 2015

Interesante encuentro sobre nuevas tendencias en desigualdad y exclusión social





Desde el viernes 24 de abril hasta el sábado 25, he estado asistiendo a un intenso pero interesantísimo encuentro sobre nuevas tendencias en desigualdad y exclusión social. Tal encuentro se organizó desde el Departamento de Sociología III de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UNED y asistí porque entra dentro de las actividades organizadas para los alumnos del Máster universitario en problemas sociales que actualmente curso.

Contamos con brillantes conferencias, pero quizá la más destacable fue la pedagógica visión que nos facilitó el catedrático de política económica de la Universidad de Barcelona, Antón Costas, ponencia en la que me detendré un poco más adelante.

El catedrático de sociología en la UNED José Félix Tezanos, que coordina además mi máster, hizo una interesante introducción sobre los nuevos cambios sociales y los retos a los que nos enfrentamos. En un contexto de mercados globalizados y desregulados, con una financiarización de la economía -que desvía grandes recursos de la economía productiva a la especulativa- y una revolución  tecnológica que nos enfrenta a un excedente de horas de trabajo, el desempleo estructural y los niveles de pobreza parecen incrementarse de forma inexorable.  

La desigualdad lleva creciendo en Europa desde la crisis del petróleo de los años 70 y nuestra actual crisis parece haber sido, de nuevo, un catalizador generador de malestar (España es un caso particularmente sangrante, porque es de los sitios donde más ha crecido la desigualdad). 

Se crea empleo de poca calidad, surgen los trabajadores pobres y el progresivo empobrecimiento de la clase media nos hace pensar que si no se pone dique a esto, todo puede estallar. Se está dando algo muy particular, y es la movilidad DESCENDENTE entre clases medias. O sea, hijos que viven peor que sus padres y que no tienen mucha esperanza en que todo vaya a funcionar, a pesar de contar con una amplia formación en muchos casos. Posteriormente, el profesor Tezanos profundizaría en esta cuestión, planteando varias realidades empíricas que apoyarían las tesis anteriormente expuestas.
Aunque hubo grandes charlas, como he comentado, el espacio en el blog me hace obliga a ser muy  breve y, por eso, me detengo en la ponencia de Antón Costas.

Costas nos planteó un interesante esquema. Por un lado, la economía y los mercados; por otro, la política y el estado; y, como tercera pata de esta mesa, la democracia y la sociedad. Este triángulo tiene que mantenerse en un perfecto equilibrio. En caso de que alguna arista se rompiera, el desequilibrio podría tener graves consecuencias. En  la actualidad, parece que los mercados tienen más fuerza, incrementan la desigualdad y el “pegamento” que mantenía cohesionada las sociedades desarrolladas empieza a disolverse.
A principios del siglo XX la desigualdad fue máxima. Sólo hemos de fijarnos en la crisis de 1929 y sus letales consecuencias para asustarnos  nada más  que con pensar en que la crisis del 2008 se le parece demasiado. A principios de 1940, con un viraje en la política de Roosevelt, EEUU cambió el concepto de austeridad por el de políticas expansivas de empleo, persiguiendo lo que se conoce como políticas anticíclicas. Más tarde, según nos contó el profesor, Keynes le daría un marco teórico a dicha política pragmática que el presidente norteamericano tuvo la obligación de llevar a cabo.

Durante tres décadas, hasta la crisis de los 70 del siglo XX, las sociedades occidentales fueron relativamente igualitarias y cohesionadas. Sin embargo, todo esto se resquebraja en los 80, con el auge de unas políticas de fuerte contenido ideológico neoliberal lideradas por Thatcher y Reagan.

Actualmente, en contra de la teoría de que la desigualdad es buena porque incentiva el ahorro, la innovación y el esfuerzo, incluso el FMI ha alertado de que unas desigualdades excesivas lastran el desarrollo económico e hipotecan nuestra capacidad para crecer y generar bienestar en el futuro.
Costas también plantea un dilema moral y político, sin menospreciar la economía, para criticar la desigualdad. El capitalismo necesita la confianza de los actores en que sus vida van a mejorar; además, la empresa tiene que ser consciente de que sus decisiones tienen repercusiones en terceros. Por lo tanto, el núcleo moral del capitalismo es que ofrece oportunidades de mejorar a los que más la necesitan. Si este axioma no se cumple, dicho sistema pierde su legitimidad.

La desigualdad no es inevitable, puesto que cuando históricamente el estado se ha enfrentado a los mercados, como nos plantea el profesor, la política se ha impuesto. De hecho, de no ser así, no se hubiera construido el Estado del Bienestar.

¿Cuándo se construyó, por lo tanto, dicho Estado del Bienestar? Tras la Segunda Guerra Mundial, cuando se decide crear un pacto social que persiga el equilibrio entre esas tres columnas que os comentaba antes. Se decide desarrollar un nuevo criterio de estabilidad social que incorporará tres seguros: por desempleo, ante problemas de salud y en caso de jubilación. De igual modo, hay que resaltar la importancia de la igualdad de oportunidades que abre la educación universal.
Me dejo mucha información que se planteó en los debates y en las ponencias del encuentro: sobre desigualdad de género, brecha digital, familias vulnerables, nuevos problemas sociales, trabajadores pobres, nueva pobreza, etc., pero ya sabéis que el espacio en este blog es limitado y seguro que seguiré profundizando en estos temas con posterioridad.



miércoles, 22 de abril de 2015

Las empresas de Internet en el punto de mira





Europa la ha emprendido contra las todo poderosas empresas tecnológicas. Y no es que Google o Facebook sean hermanitas de la caridad ni yo pretenda defenderlas aquí, pero parece que es el proteccionismo europeo el que justifica los ataques, más allá de las evidentes malas prácticas de dichas corporaciones, como se ha visto en los casos denunciados por Snowden o en actitudes claramente monopolísticas. Además, la evasión fiscal también es una sombra larga que cubre el nombre de estas compañías y nuestra privacidad hace tiempo que pasó a ser algo mercantilizado dentro de este circuito de megacorporaciones.  

Pero la cuestión no es esa. El dilema es que Europa no está siendo capaz de crear grandes plataformas tecnológicas que compitan con EEUU. Cada país miembro de la Unión es un mundo lleno de laberintos burocráticos y diferente fiscalidad que pone muy difícil articular un mercado digital único que pueda crear economías de escala. También es muy difícil, por ejemplo en España, que tras la tasa Google y el hecho de que tengamos que pagar por enlazar contenidos de terceros en la red, haya alguna empresa tecnológica a la que se le ocurra afincarse en nuestro país. Sería de locos, debido a los cambios constantes en el marco legal para mantener determinadas estructuras de poder. La innovación supone cambios y hay gente que vive muy bien sin que nada cambie. 

Sancionar a Google porutilizar su motor de búsqueda para que beneficie a sus productos parece complicado. ¿Realmente esta compañía impide que se abra el mercado a otras empresas? ¿Estamos en Europa en condiciones para crear competencia tecnológica de nivel? Si Google no ofrece un buen servicio, ya seremos los internautas los que decidiremos cambiarnos. Está claro que en Internet la fidelidad es algo que brilla por su ausencia y la velocidad de adhesión  a una marca o compañía puede variar a velocidades lumínicas. 

 El estado debería preocuparse porque no se vulneren los derechos de los usuarios, porque la red siga siendo neutral y por fomentar la creación de empresas tecnológicas sin poner trabas ni obstáculos. Lo demás es un cuento de no acabar, como el derecho al olvido o la citada tasa Google. Además, deberíamos plantearnos si nuestro futuro -hablo de España- pasa por cambiar el modelo productivo a través de innovación y tecnología o no. Si elegimos este camino, ya va siendo hora de ver Internet como un gran recurso y no como algo propio de frikis que se descargan películas gratis. El poder tiene pánico a la red porque supone un aumento del conocimiento y, por lo tanto, un incremento del acceso a la información sin control de las élites de turno. Mientras nos gobiernen ignorantes digitales con intereses oscuros, nuestro modelo productivo seguirá supeditado a pelotazos urbanísticos y el turismo playero de toda la vida.

lunes, 20 de abril de 2015

Contrato único y otras medidas

Fuente:wikipedia




Se han publicado algunas de las medidas propuestas por Ciudadanos para fomentar la creación  de empleo y la generación de riqueza. Como ya os hablé en otra entrada sobre la propuesta de trabajo garantizado planteada por Izquierda Unida, me ha parecido interesante detenerme aquí a analizar lo que el partido de Albert Rivera propone.
Lo más comentado ha sido:
  • ·         El contrato único.
  • ·         El complemento salarial para las rentas más bajas.
  • ·         La segunda oportunidad "para todos los españoles".
  • ·         Innovación en lugar de AVE.
  • ·         Que los autónomos paguen cuotas en función de su facturación.


Vamos a darle un repaso.
El contrato único pretende acabar con la dualidad existente entre fijos y temporales. Eliminando los  temporales, todos los contratos realizados serían indefinidos con indemnizaciones crecientes. Cuanto más tiempo estés trabajando, más  indemnización cobrarías en caso de despido.

Esta eterna dicotomía entre fijos y temporales se terminaría haciéndonos a todos temporales, pero lo que me preocupa es ver si el contrato no se verá rescindido antes de que la suma a pagar por el despido ascienda a una cantidad un tanto preocupante para el empleador. Estando como estoy a favor de simplificar el modelo de contrataciones, habría que preguntarse también si con esto se terminarían las bonificaciones a la Seguridad Social para colectivos en riesgo de exclusión social. Tampoco es que dichas ayudas estén fomentando la contratación de estos grupos de desempleados, pero estaría bien reflexionar sobre ello, porque el contrato único se llevaría por delante la política activa de empleo relacionada con las bonificaciones -todos los contratos son iguales-, lo que no quiere decir que no se pueda mantener alguna ayuda económica para contratar, por ejemplo, a menores de 30 años -como ya existe con el bono jovenen Andalucía-.

Además, ¿realmente el único problema del mercado laboral español es la dualidad entre fijos y temporales? No, nuestro mayor problema es de modelo productivo. Burbuja inmobiliaria y actividades temporales de bajo valor añadido -ligadas, por ejemplo, al turismo- nos ponen muy difícil crear empleo estable y ganar productividad por una vía que no sea la devaluación salarial. De todas formas, creo que es un debate interesante para afrontar.

El complemento salarial para rentas bajas está pensado para ayudar a aquellos trabajadores cuyas rentas sean excesivamente exiguas. A diferencia del trabajo garantizado -que daría trabajo con salario supuestamente digno- o la renta básica universal -cuya prestación cobrarían todos independientemente de si trabajan o no-, este complemento intentaría fomentar una seguridad económica por parte del estado en caso de que la empresa no fuera capaz de darla. Pero, claro, esto tiene un inconveniente, que es que el estado, o sea, todos nosotros, terminemos por subvencionar salarios de miseria y la empresa nunca se digne a subir las rentas que paga. 

Rápidamente, otra de las medidas que ha creado cierto estupor ha sido la de reducir la construcción de líneas de AVE para poder invertir más en innovación. Como os decía, España tiene un problema de modelo productivo y no estaría mal pensarse lo del gasto inmenso en infraestructuras a corto plazo para poder darle un empujón a un cambio económico que nuestro país necesita.

En último lugar, que los autónomos paguen cuotas en función de su facturación es algo de lógica. De hecho, con alrededor de tres millones de autónomos pagando cuotas, creo que esto sería una auténtica revolución en España. Además, ayudaría mucho a que gente que no puede dar de alta su actividad por falta de ingresos pueda abandonar la economía sumergida de una vez por todas. Si queremos dinamizar la economía, es urgente bajar la cuota del autónomo y que se pague en función de los ingresos.

Diez obras de teatro que no me canso de recomendar

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