sábado, 9 de septiembre de 2017

Redes sociales y despidos.


Desear que violen a una mujer es deleznable, y dudo que ninguna empresa seria quiera tener personas que se rijan por este pensamiento. Lo digo por el caso de Inés Arrimadas y la persona que, sin tener ni idea de lo que se le vendría encima ni conocer cómo se configura Facebook, soltó lo que soltó. El problema es desearlo y gritarlo a los cuatro vientos.  Se trata de un problema cultural - o de cualquier otro tipo- grave desear que gente que piensa de forma distinta a ti tenga que pasar por calvarios semejantes. Dicho esto, vayamos a lo del Facebook.

Hay que tener pocos dedos de frente, al día de hoy, para creer que lo que uno pone en sus redes sociales, de forma abierta y descontrolada, insultando y/o maldiciendo, no tiene consecuencias. La mujer que insulta a Arrimadas no solo ha sido despedida, sino que tiene muy, pero muy difícil, encontrar otro trabajo. Por lo menos, a medio plazo. Y quizá sea una gran profesional, no lo sé, pero si uno tiene ese odio dentro, ¿Puede ser buen profesional? Dejo la pregunta ahí.

Han existido muchos despidos como consecuencia de la verborrea de algunos empleados en las redes sociales. El calentón es lo que tiene. Si en un bar uno se calienta y ve cómo la gente lanza improperios a ver quién es el más macho, en Internet pasa igual. Sin embargo, la red es un medio de comunicación masivo, eso que tan lucidamente definió el sociólogo Manuel Castells como “autocomunicación de masas”. Es autocomunicación, porque estoy en mi casa tranquilito con la mantita o el aire escribiendo lo primero que se me ocurre. Pero es masivo, porque lo lanzo a un universo con millones de usuarios.  Luego vienen los despidos o las consecuencias malignas que sean  y se empieza con los lloriqueos y los arrepentimientos.

Para bien o para mal, nuestra vida privada, una vez la lanzamos sin control a Internet, afecta a nuestra vida profesional. Es así, y más vale que lo tengas en cuenta y que no te guíes por cantos de sirena que apelan a la libertad de expresión. Puedes decir lo que quieras, pero también es necesario que apechugues con tus palabras. Libertad conlleva responsabilidad. Y no hablo de que vuelva la censura. Simplemente, ten en cuenta que todo el mundo puede leer lo que escribes. No obstante, para mí, desear que violen en masa a una mujer, aunque no lo lea nadie, ya es vomitivo. Es necesario no desear estas cosas, no solo no decirlas en las redes.


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