jueves, 9 de agosto de 2018

Resumen último barómetro del CIS: Julio 2018


Resumen último barómetro del CIS


Parece que el último barómetro del CIS, correspondiente al mes de julio, viene con una serie de titulares interesantes para el análisis. Veamos algunos.
Situación económica.


Para el 42% de los encuestados,  la situación, en relación a la economía, es regular; y para el 34,4%, directamente mala. En este sentido, la percepción cuenta y parece que todavía no hemos salido de la crisis. Además, solo el 22,3% piensa que mejorará dentro de un año; por el contrario, el 38,8% piensa que seguirá igual.

Analicemos ahora la situación política.



El 25,6% de los encuestados piensa que la situación política es regular, mientras que el 64,6% piensa que es mala o muy mala.  
La verdad es que debemos tener cierta tendencia al pesimismo al ver estos datos. Creer que la política y la economía están mal y que no solo mejorarán sino que seguramente irán a peor provoca desasosiego. Ante este escenario hay dos opciones: resignación o protesta.


Como podéis observar, el paro sigue siendo considerado el principal problema en España, seguido de la corrupción y los políticos. En cuarto lugar, lejos de los tres primeros, estaría la inmigración.

Algo que me interesa bastante es comparar lo que la gente piensa que es el primer problema de España y lo que para ellos es el problema que les afecta más. Para mí, el problema de un país es la suma de lo que más influye en la vida de sus ciudadanos, no la sensación general, que puede estar bastante influenciada por la noticia mediática del momento o la sobreexplotación de noticias y bulos en redes sociales.

Para los españoles, el problema que afecta más es el paro, seguido por los problemas de índole económica, las pensiones, la corrupción y los políticos. A solo el 3,3% le afecta la inmigración de alguna que otra forma (ya sea como principal problema, segundo o tercero).

Profundicemos en la política. ¿Quién ganaría las próximas elecciones?

Evidentemente habría que matizar mucho si ese sería el resultado electoral, pero parece que Ciudadanos adelantaría al PP si hablamos de voto directo, que es lo que refleja el cuadro anterior. El PSOE sería el primero en voto directo (23,9%), seguido de Ciudadanos (12,3%), PP (10.2%) y Unidos Podemos (5,9%).  Lo que ocurre es que estos datos, como decía, hay que trabajarlos. Todavía hay un 18,5% de gente que no sabe (o dice que no sabe) lo que va a votar y un 1,4% de personas que no contestan.  Según el CIS:

“En la estimación de voto se ha empleado el modelo aplicado por el CIS en sus últimos estudios, dando continuidad a la serie. En este anexo se recogen los resultados de un modelo de estimación a partir de los datos directos de opinión proporcionados por la encuesta. El modelo aplicado es el basado en la ponderación de los datos por recuerdo de voto,  imputando la variable simpatía a los entrevistados que no han expresado una preferencia de voto por ningún partido. La aplicación a los mismos datos de otros modelos daría lugar a estimaciones diferentes.”.

Por tanto, el resultado sería el siguiente:


Empate entre PP y Ciudadanos  con un 20,4% de los votos  y una victoria del PSOE por el 29,9%. El varapalo de Podemos es significativo.

En el siguiente gráfico de El Diario.es se comparan los últimos resultados electorales con el último barómetro del CIS.

Si atendemos a lo reflejado en este sondeo, la moción de censura le ha salido bien a Pedro Sánchez; pero, aun así, si este fuera el resultado electoral, seguiríamos teniendo un parlamento variado y plural en el que debería llegar a acuerdos. ¿O alguien conseguirá la mayoría absoluta? Lo dudo. 






jueves, 2 de agosto de 2018

Twitter y su nueva política



Twitter ha decidido limpiar sus entrañas y ha eliminado centenares de miles de cuentas falsas, bots y trolls. Una política lógica viendo cómo la red social de microblogging se estaba convirtiendo en muchos momentos en un espacio muy nocivo para los usuarios, lo que ponía en peligro el ecosistema Twitter relevando a muchos miembros de la comunidad twittera a la posición de meros espectadores con miedo a participar. ¿Querrán las empresas buscar clientes en este espacio? Es la pregunta que todo analista debería de hacer.

Plantear un crecimiento sólido es importante, más -si cabe- si es de calidad. No obstante, Enrique Dans advierte algo curioso:

“Que Twitter tome la decisión de priorizar la calidad de su red frente a su tamaño es, por puro sentido común, un movimiento en la buena dirección, una indicación de que, por fin, se ha decidido a tomarse en serio los que todos decían que eran sus principales problemas, una inversión a futuro en una red más sana, con un crecimiento más saludable y más sólido. De hecho, los números son, a todas luces, impresionantes: la compañía se ha pasado los meses de mayo y junio suspendiendo más de un millón de cuentas al día, y sin embargo, en el global del trimestre, únicamente ha perdido alrededor de un millón con respecto al trimestre anterior, lo que prueba, en realidad, un fuerte crecimiento. Pero dado que los analistas ven un número de usuarios que desciende en un millón, interpretan que el crecimiento se ralentiza, y la compañía cae más de un 20% en su valor: ¿tiene sentido? ¿Puede de verdad ser tan limitada la inteligencia del mercado, como para no ver lo que es tan obvio, una compañía en crecimiento y que, además, invierte esfuerzos en tener un producto de mucha mejor calidad?”

Pues es cierto. El mercado ha penalizado que Twitter haga lo que tiene que hacer. Esto puede puede llevar a creer que hay que crecer sin control, sin mirar por tus usuarios y sin apreciar calidad en lo que estás construyendo. A la larga saldrá caro, pero claro, una  óptica especulativa del capital que se dirige hacia las acciones tecnológicas puede orientar a estas compañías a inflarse por encima de sus posibilidades. Luego pincha la burbuja y todos lloran.

No obstante, no podemos obviar el hecho de que Twitter genera beneficios, y no son pocos. En el segundo  trimestre de 2018, los ingresos  subieron un 24% hasta los 710.5 millones de dólares, dos millones de dólares por encima de las estimaciones, lo que supuso un beneficio de 100 millones de dólares.  A pesar de perder un millón de usuarios -que no aportaban nada a la red según la compañía, por eso los borró- y situarse en unos 335 millones de twiteros, más beneficio debería ser más alegría para el inversor, ¿no? ¿O acaso se esconde otro motivo en estos movimientos? Siempre que la bolsa sube y baja con frecuencia alguien se forra.

No tiene mucho sentido el castigo a Twitter, puesto que los usuarios y anunciantes querrán una red mucho más limpia y segura que el pandemonioum agresivo que parece muchas veces. Si solo se valora el crecimiento exponencial a toda costa, mal vamos.

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