jueves, 2 de agosto de 2018

Twitter y su nueva política



Twitter ha decidido limpiar sus entrañas y ha eliminado centenares de miles de cuentas falsas, bots y trolls. Una política lógica viendo cómo la red social de microblogging se estaba convirtiendo en muchos momentos en un espacio muy nocivo para los usuarios, lo que ponía en peligro el ecosistema Twitter relevando a muchos miembros de la comunidad twittera a la posición de meros espectadores con miedo a participar. ¿Querrán las empresas buscar clientes en este espacio? Es la pregunta que todo analista debería de hacer.

Plantear un crecimiento sólido es importante, más -si cabe- si es de calidad. No obstante, Enrique Dans advierte algo curioso:

“Que Twitter tome la decisión de priorizar la calidad de su red frente a su tamaño es, por puro sentido común, un movimiento en la buena dirección, una indicación de que, por fin, se ha decidido a tomarse en serio los que todos decían que eran sus principales problemas, una inversión a futuro en una red más sana, con un crecimiento más saludable y más sólido. De hecho, los números son, a todas luces, impresionantes: la compañía se ha pasado los meses de mayo y junio suspendiendo más de un millón de cuentas al día, y sin embargo, en el global del trimestre, únicamente ha perdido alrededor de un millón con respecto al trimestre anterior, lo que prueba, en realidad, un fuerte crecimiento. Pero dado que los analistas ven un número de usuarios que desciende en un millón, interpretan que el crecimiento se ralentiza, y la compañía cae más de un 20% en su valor: ¿tiene sentido? ¿Puede de verdad ser tan limitada la inteligencia del mercado, como para no ver lo que es tan obvio, una compañía en crecimiento y que, además, invierte esfuerzos en tener un producto de mucha mejor calidad?”

Pues es cierto. El mercado ha penalizado que Twitter haga lo que tiene que hacer. Esto puede puede llevar a creer que hay que crecer sin control, sin mirar por tus usuarios y sin apreciar calidad en lo que estás construyendo. A la larga saldrá caro, pero claro, una  óptica especulativa del capital que se dirige hacia las acciones tecnológicas puede orientar a estas compañías a inflarse por encima de sus posibilidades. Luego pincha la burbuja y todos lloran.

No obstante, no podemos obviar el hecho de que Twitter genera beneficios, y no son pocos. En el segundo  trimestre de 2018, los ingresos  subieron un 24% hasta los 710.5 millones de dólares, dos millones de dólares por encima de las estimaciones, lo que supuso un beneficio de 100 millones de dólares.  A pesar de perder un millón de usuarios -que no aportaban nada a la red según la compañía, por eso los borró- y situarse en unos 335 millones de twiteros, más beneficio debería ser más alegría para el inversor, ¿no? ¿O acaso se esconde otro motivo en estos movimientos? Siempre que la bolsa sube y baja con frecuencia alguien se forra.

No tiene mucho sentido el castigo a Twitter, puesto que los usuarios y anunciantes querrán una red mucho más limpia y segura que el pandemonioum agresivo que parece muchas veces. Si solo se valora el crecimiento exponencial a toda costa, mal vamos.

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