
Los datos de la economía sumergida son para quedarse de piedra, por mucho que todos sepamos que existe esta lacra. Según he podido leer en la prensa, “el empleo sumergido mueve 82.500 millones de euros, casi el 8% del PIB”, lo que a grandes rasgos es un “23,3% del PIB en España, lo que supone cerca de 245.000 millones anuales, de los que 161.647 millones de euros, el 65,9%, proceden del fraude fiscal". Es para quedarse congelado, sobre todo viendo el panorama de rebaja de salarios de los empleados públicos y los recortes sociales. Resulta que se declara que se gana no ya menos, sino mucho menos, y creo que con la excusa del derroche de los políticos y el “parasitismo social” como escudo defensor. La verdad es que la cultura de la evasión fiscal y la picaresca están muy arraigadas en nuestro país. Recordemos a Lázaro de Tormes.
Creo que se percibe que lo que recibimos del sector público -sanidad, educación, carreteras, seguridad…- viene caído del cielo sin coste ninguno. Mañana se publicará la encuesta de población activa de este trimestre y nos acordaremos de ese 8% de empleo sumergido. Las medidas para atacarlo son múltiples, aunque el ingenio del que quiere hacer las cosas de otra manera siempre se impone. De hecho, también he podido leer en prensa que el gobierno prepara una batería de medidas para sacar a flote ese empleo sumergido. Qué efectos tendrá lo veremos con el tiempo. ¡Ay, sumergida economía, cuándo aparecerá…!