jueves, 31 de enero de 2019

Google, Facebook y elecciones



El próximo mayo de2019 se celebrarán elecciones europeas. Deberíamos estar intrigados, porque son unas elecciones donde precisamente los que están en contra de Europa como concepto político-unitario tienen mucho espacio electoral por ocupar. Lo más curioso de esto y que debe hacernos reflexionar es la falta de memoria que estamos teniendo. Cuando los grupos radicales dejen de culpar a Europa, imaginemos en un horizonte de vuelta atrás,  ¿volveremos los franceses a culpar  de todo a los alemanes y viceversa? ¿Y los italianos? ¿Y los españoles? En fin, esperemos que no se repita una nueva guerra civil dentro de nuestras fronteras europeas.
Como os decía, elecciones significa que hay que tener cuidado con la información. Facebook y Google ya han alertado de que se están poniendo las pilas para asegurar un buen desarrollo de los comicios.

Google

El buscador más potente de Internet ya ha lanzado uncomunicado. El principal problema es la desinformación. Para ello, “equipos, muchos de los cuales están ubicados en Europa, están entrenados para identificar y detener un amplio espectro de posibles abusos que pueden ir desde ataques de phishing promovidos por el Estado, hasta ataques que intentan alterar mapas para que la gente no pueda encontrar su centro de votación.”
Sí, es cierto, han dicho ataques promovidos por el estado. ¿Qué estado? Que cada uno piense lo que quiera.
Por otro lado, por lo que se puede leer, la mayor parte de las medidas de Google están destinadas a proteger sitios de noticias independientes de ataques malintencionados que busquen alterar el resultado electoral con malas prácticas. Además, también se perseguirá controlar la publicidad electoral. Entre líneas subyace, es evidente, el miedo a que terceros países influyan en las elecciones europeas. A mi entender, el problema lo tenemos dentro, por la falta de conciencia de pertenencia a la unión y la generación de valores compartidos y una política integradora. Es un tema interesante y seguramente dedicaremos artículos y debates a ello.

Facebook

“Anika Geisel, la responsable de la compañía (Facebook)  sobre políticas públicas para Europa, ha detallado en un post publicado en la red social de qué manera la compañía tratará de fomentar la transparencia en los próximos meses. Asegura Geisel que pondrán en práctica todo lo aprendido en los dos últimos años en materia de lucha contra las cuentas falsas, reducción de noticias falsas o aumentar la transparencia de los anuncios, todo con el objeto de que el electorado esté informado pero no desinformado.” Además, “el usuario podrá hacer click en una etiqueta que dirá “pagado por” en cualquier anuncio sobre campaña electoral o alguno de los candidatos, lo que le llevará a la librería de anuncios, donde podrá ver el rendimiento del mismo, el rango de inversión que se ha realizado, las impresiones, y quién lo vio, con datos demográficos sobre los usuarios a los que ha sido mostrado. La librería de anuncios será de libre acceso para cualquier persona en el mundo, tenga Facebook o no, y podrá consultarse a través de la siguiente dirección: facebook.com/adlibrary.”

Conclusiones
Me parecen correctas dichas medidas, pero volvemos a lo de siempre. ¿Realmente la gente quiere información veraz o contenidos que reafirmen sus ideas? Quizá debamos preocuparnos no solo por la información, sino también por la formación.




jueves, 17 de enero de 2019

Reflexión sobre la tecnología y el trabajo



Hay una serie de afirmaciones sobre la relación entre la tecnología y el empleo que debe hacernos reflexionar, sin ánimo, dios me libre, de parecer un pesimista empedernido. Soy amante de la tecnología, me encanta, y creo que está aquí para hacernos la vida mejor, pero tiene muchos peligros. Como sociedad, debemos saber gestionarlos.

Como os decía, una de esas afirmaciones es la idea de que el cambio tecnológico destruirá empleo. Según podemos leer,

“Durante el último año hemos visto una gran cantidad de predicciones acerca de la participación de los robots y la inteligencia artificial en cada vez más puestos de trabajo. Por ejemplo, McKinsey Global Institute (MGI) apunta a que la automatización afectará a entre 400 y 800 millones de personas, quienes serán desplazadas de sus puestos de trabajo en 2030, es decir, aproximadamente el 14% de la fuerza laboral.”

El 14% de la fuerza laboral es mucho; además, esa masa trabajadora seguramente estará en posesión de trabajos poco cualificados, que suelen ser los primeros en caer en una revolución tecnológica.  Pero continúa:

“Otro ejemplo es el del Foro Económico Mundial (WEF), quien pronostica que para 2025 se eliminarán 75 millones de empleos debido a la automatización, pero a su vez se crearían 133 millones de nuevas funciones. Ahora, Kai-Fu Lee sube la cifra y apunta a que esto será peor de lo que se esperaba, ya que para 2035 el 40% de los trabajos del mundo serían realizados por algún sistema basado en inteligencia artificial.”

A pesar de las facilidades que, como indica Enrique  Dans, puede darnos la tecnología, es evidente que el cambio de paradigma nos obliga a acometer reformas profundas y tomarnos en serio la adquisición de nuevas competencias profesionales. También hay que cambiar de mentalidad. Debemos obligarnos a dedicar cada vez más tiempo libre a ponernos al día en nuevos conocimientos. Lo que hay es conocimiento y, como he dicho otras veces, un incremento de la complejidad de nuestras sociedades. Un contexto altamente volátil en el que nadie se puede dormir en los laureles.
De nuevo, la educación es la clave. Y este es otro de los problemas que nos surge. ¿Quién debe facilitarla: el estado, las empresas, todos…?

Por otro lado, hay más preguntas incómodas: ¿qué pasará si el ser humano es cada vez más prescindible dentro del modelo productivo?, ¿iremos a escenarios de renta básica?, ¿nos enfrentaremos a una guerra?, ¿a una reducción sustancial de la jornada de trabajo y a un mundo rendido al ocio? Es posible que la reacción sea violenta, pero poco a poco el sistema debe adaptarse a un futuro más humano o estaremos condenados a aciagos años.
El debate está abierto. Por cierto, ¿qué país llegará antes a la revolución tecnológica total?

lunes, 7 de enero de 2019

Mi experiencia con Instagram


Llevo todas las navidades experimentando con Instagram (buceando en todas las opciones o, por lo menos, muchas de las que ofrece) para ver las posibilidades que esta juvenil red social puede ofrecerme como profesional y persona a la que le gusta el mundo audiovisual. Quizás llego tarde, pero  me he puesto al día lo más rápido posible en el poco tiempo que tenía.
Instagram tiene otro tipo de códigos y formas distintos a Facebook y Twitter. La imagen es la reina. Incluso los enlaces son difíciles de añadir, por lo que tendría dificultades para pasar aquí buena parte del contenido que comparto en redes. Primero está la foto o el vídeo y en la descripción, muy pequeñito, está lo demás (a no ser que  editemos o, en el caso de las historias, tuneemos más el contenido, como veremos más adelante).
No obstante, tiene una serie de posibilidades  que no me interesa esquivar.
  • Instagram es fácil de usar. Si queremos subir o hacernos una foto no tiene grandes complicaciones, así como añadir unos cuantos filtros y editarla con algunas de las herramientas que se facilitan. Lo que no he podido hacer es añadir texto a una foto desde Instagram, para ello utilizo o bien el editor de imágenes del móvil o Snaapseed, otro editor que estoy utilizando que me ofrece opciones más que aceptables.
  • Puedes subir vídeos de un minuto, a los cuales puedes también añadir algún que otro filtro, pero tampoco te permite añadir textos. Eso sí, se puede controlar la duración y cortar el vídeo para que se suba lo que se quiera.
  • Las historias. Aquí es donde se nos puede ir la cabeza. Miles de opciones (también las tenemos  en Facebook) de fotos, filtros, textos, animaciones, vídeos en directo, emojis,  música y un largo etcétera de posibilidades para un contenido que dura poco más de 20 segundos. En mi caso, soy fan de ellas; incluso se pueden encadenar varias si lo que se quiere contar no cabe en la duración de una simple historia. Desde mi punto de vista, buscar la creatividad y la experimentación puede permitirnos aprender mucho de la creación audiovisual. Dichas creaciones  pueden influir en otros campos del marketing orientado a nosotros mismos, como puede ser un vídeo currículum o, simplemente, la promoción  de nuestros servicios o de un producto concreto.

Y nada más y nada menos. Mucho más sencillo que Facebook, cuyos niveles de complejidad requieren cada vez más tiempo para sacarle todo el provecho; y también lejos del ruido de Twitter, cuyos contenidos se disparan como balas en una película de Sergio Leone. En muchos ámbitos, Instagram, sobre todo para los más jóvenes, es la red social que más crece en popularidad.
Como os decía, en mi caso, utilizaré Instagram para el ámbito cultural y la experimentación, desligándola de los contenidos propios de “Politólogo en red” y acercándola más a los de mi blog cultural https://palabrasdesdeelsotano.blogspot.com/ .

A la hora de seguir a gente,  opto por perfiles conocidos por mí y creadores audiovisuales que me puedan ayudar a ir aprendiendo nuevas narrativas y formas de expresión. En resumidas cuentas, por ahora Instagram es una red social que voy a utilizar para el ocio, como creo que la mayoría de los que la usan. Aunque si tenéis una empresa, también se puede crear una cuenta de empresa con unas características que todavía no me ha dado tiempo a comprobar.
Lo dicho, me podréis encontrar en @hectorjerezl.

Diez obras de teatro que no me canso de recomendar

  Diez obras de teatro que no me canso de recomendar