sábado, 28 de enero de 2012

Lecturas: Crítica de las ideologías


A lo largo del tumultuoso siglo XX, lleno de guerras, genocidios, revoluciones y movilizaciones, las “ideologías” han tenido siembre un papel principal. No tener ideología era como no tener criterio propio, ser una marioneta manipulable sin compromisos ni preocupaciones por nada. Pero, realmente, ¿cuál ha sido el espacio que han ocupado las ideologías en este mundo?

El politólogo Rafael del Águila nos planteó una reflexión en un interesante ensayo titulado “Crítica de las ideologías. El peligro de los ideales” que, como mínimo, nos debe hacer pensar. La mayoría de las catástrofes provocadas por los humanos se debe a las ideologías. Ya sea disfrazadas de nacionalismos extremos o de ideologías de emancipación de las clases populares; agrupadas en fundamentalismos religiosos, dulcificadas bajo los principios democráticos o, simplemente, movidas por el concepto colonial de civilizar a “los bárbaros”, las ideologías, según el autor, han llevado a las personas a tener una peligrosa visión del mundo, puesto que creían que ésta –su visión- estaba por encima de la de los demás. Dotándolos de un concepto de verdad absoluta, los ciudadanos altamente “ideologizados” derivan en fanáticos y los fanáticos son, parafraseando a Cioran, no sólo capaces de morir por una idea, sino también capaces de matar por ella.

Desde mi punto de vista, matizaría una serie de análisis que se plantean en este libro. Para mí, ideología no es otra cosa que tener ideales basados en una concepción del mundo y de su posible transformación. La frustración, el paro, la pobreza, son elementos de la infraestructura que pueden hacer que cualquier persona abrace ideologías totalitarias o, simplemente, se ponga a delinquir sin necesidad de basarse en los escritos de ningún filósofo. ¿Tienen más peso las ideologías o las condiciones sociales de los individuos? El asunto da para muchas reflexiones.

Aún así, huir de los fanatismos, cuestionarlo todo, ser escépticos ante cualquier pensamiento que nos prometa el mundo perfecto, puede ser una buena manera de prevenir males mayores. Eso sí, se corre el peligro de que te llamen cínico.


Ficha técnica:

Título: “Crítica de las ideologías. El peligro de los ideales”

Autor: Rafael del Águila

Editorial: Taurus.
Año: 2008

domingo, 15 de enero de 2012

LECTURAS: POLÍTICA SOCIAL



“Política social es la intervención pública que incide en el bienestar de las personas, ya sea cambiando, manteniendo o facilitando sus condiciones de vida”. Así comienza el capítulo 1 del libro “Política Social”, escrito por Teresa Montagut, doctora en Sociología y licenciada en Económicas por la Universidad de Barcelona. En estos tiempos de crisis en los que se habla tanto del fin del estado del bienestar y de un giro radical en las políticas sociales viene bien repasar estos conceptos.
No existe un modelo único de bienestar, sino varios. Así como varias formas de afrontar las desigualdades en una sociedad. Podríamos hablar, tal como se expone en el libro, de los siguientes modelos:

- Un modelo liberal, de carácter residual. El mercado privado y la familia serían los caminos naturales de proporción de bienestar en el individuo, por lo que las instituciones -o Estado- sólo deben intervenir en caso de que fallen estas vías. Éste podía ser el caso de los países anglosajones, caracterizados por una predominancia del liberalismo económico en su organización social.
- Un modelo basado en el logro personal-resultado laboral, en el que las instituciones son auxiliares de la economía, puesto que las necesidades deben satisfacerse mediante el trabajo y el mérito. Este fuerte corporativismo es característico de países como Alemania y Francia
- Modelo institucional- redistributivo, en el que el bienestar social es una institución muy importante integrada en la sociedad, que presta servicios fuera del mercado atendiendo al principio de necesidad. Es un modelo socialdemócrata que busca la universalidad de las prestaciones del Estado, muy característico de países como Suecia.

En otros países, como los del arco mediterráneo -España, Grecia y Portugal-, la familia tiene un papel predominante en la satisfacción de necesidades una vez que fallan todos los mecanismos económicos (mercado, instituciones). De esa forma, podría justificarse en parte (sin atender a la economía sumergida) cómo se combinan las tasas de paro desorbitadas de España sin que explote una revolución social. Estos países responden ya de por sí a una débil penetración del Estado en la aportación del bienestar, así como una débil organización y presencia de la sociedad civil, que puede obedecer a largos y recientes periodos de regímenes dictatoriales y a una tardía industrialización.

No falta en este interesante ensayo un repaso a lo largo de la historia, que nos permite ver cuáles fueron los inicios de unas posibles políticas sociales: desde la ley de pobres inglesa de los siglos XVII y XVIII hasta las políticas keynesianas que surgieron tras la II Guerra Mundial y pasando, por ejemplo, por la tan famosa legislación de Bismarck del siglo XIX.

¿El bienestar es un derecho adquirido o es, más bien, una cesión de los poderes económicos y gubernamentales para evitar revueltas violentas? Es una pregunta que nos debe hacer reflexionar.


Ficha técnica:

Título: “Política Social. Una introducción”

Autora: Teresa Montagut

Editorial: Ariel.
Año: 2008

jueves, 5 de enero de 2012

Empezamos el 2012: algunas noticias de interés

Después de unas breves e intensas vacaciones navideñas, empezamos el 2012 con una serie de noticias económicas de interés. Repasemos:


Primera noticia: se congela el salario mínimo para el 2012.

¿A cuanto asciende el salario mínimo? El Real Decreto 1888/2011, de 30 de diciembre, por el que se fija el salario mínimo interprofesional para 2012
reza así: “El salario mínimo para cualesquiera actividades en la agricultura, en la industria y en los servicios, sin distinción de sexo ni edad de los trabajadores, queda fijado en 21,38 euros/día o 641,40 euros/mes, según que el salario esté fijado por días o por meses.” Esta cuantía se utiliza, por ejemplo, para calcular el subsidio por desempleo y otras prestaciones. Además, al intentar asegurar un mínimo de subsistencia al trabajador, también se considera que el salario mínimo es un protector contra posibles abusos laborales. Podemos ver que esos 641,40 euros/mes es una cifra bastante escasa si se trata de un sueldo a cobrar por una familia o por alguien que pretenda hacer una vida independiente. El debate, sin embargo, gira 180º cuando se habla acerca de si ese sueldo (o los famosos 400 euros) es una buena cifra para un joven que viva con sus padres. Esto, en mi opinión, puede resultar engañoso puesto que, para un chaval o chavala que viva con sus padres, 600 euros están muy bien, pero dados los precios de los alquileres y el coste de vida en general, impiden su emancipación. Para empezar a coger experiencia puede ser una buena vía, pero estos salarios no deben perpetuarse y deberían ir acompañados de otras políticas (fomento alquiler, bonificaciones por transporte…)


Segunda noticia: subida generalizada de impuestos.

Sí, un partido liberal-conservador sube los impuestos. Recortar gastos y no aumentar los ingresos, cuando hablamos del Estado, no ayuda mucho. La subida afecta especialmente al IRPF. Entre sus mayores novedades está el nuevo tramo que se crea a partir de 300.000 euros, que sube siete puntos de golpe. Los tramos mínimos también suben, tal y como se expone en la siguiente tabla:



Además, se sube también el Impuesto de Bienes Inmuebles, recaudado por los Ayuntamientos.



Tercera noticia: se reducen subvenciones a partidos políticos, patronal y sindicatos y se mete la tijera a RTVE.

Las subvenciones a los partidos políticos están siendo muy polémicas, pero el tema de la financiación de los que se consideran los principales actores de la democracia no es baladí. Lo ideal es que partidos y sindicatos se financien sólo con sus afiliados. Pero, en la realidad, esto puede tener consecuencias negativas, como que los partidos recurran a los grupos de presión (empresas, lobbys,…) para financiar sus campañas a cambio, está claro, de ciertos “favores”. La política estadounidense nos ha formado mucho en estos temas. Por lo tanto, habría que ser cauto a la hora de pedir eliminar toda subvención a los partidos, pero, como expuse antes, lo ideal es que los afiliados sean los que mantengan estas organizaciones, de la misma forma que pienso que otras instituciones, como la iglesia, deben financiarse por sí mismas y no por el Estado.


Para más información sobre las medidas para reducir el déficit, ver enlace.

Diez obras de teatro que no me canso de recomendar

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