“Política social es la intervención pública que incide en el bienestar de las personas, ya sea cambiando, manteniendo o facilitando sus condiciones de vida”. Así comienza el capítulo 1 del libro “Política Social”, escrito por Teresa Montagut, doctora en Sociología y licenciada en Económicas por la Universidad de Barcelona. En estos tiempos de crisis en los que se habla tanto del fin del estado del bienestar y de un giro radical en las políticas sociales viene bien repasar estos conceptos.
No existe un modelo único de bienestar, sino varios. Así como varias formas de afrontar las desigualdades en una sociedad. Podríamos hablar, tal como se expone en el libro, de los siguientes modelos:
- Un modelo liberal, de carácter residual. El mercado privado y la familia serían los caminos naturales de proporción de bienestar en el individuo, por lo que las instituciones -o Estado- sólo deben intervenir en caso de que fallen estas vías. Éste podía ser el caso de los países anglosajones, caracterizados por una predominancia del liberalismo económico en su organización social.
- Un modelo basado en el logro personal-resultado laboral, en el que las instituciones son auxiliares de la economía, puesto que las necesidades deben satisfacerse mediante el trabajo y el mérito. Este fuerte corporativismo es característico de países como Alemania y Francia
- Modelo institucional- redistributivo, en el que el bienestar social es una institución muy importante integrada en la sociedad, que presta servicios fuera del mercado atendiendo al principio de necesidad. Es un modelo socialdemócrata que busca la universalidad de las prestaciones del Estado, muy característico de países como Suecia.
En otros países, como los del arco mediterráneo -España, Grecia y Portugal-, la familia tiene un papel predominante en la satisfacción de necesidades una vez que fallan todos los mecanismos económicos (mercado, instituciones). De esa forma, podría justificarse en parte (sin atender a la economía sumergida) cómo se combinan las tasas de paro desorbitadas de España sin que explote una revolución social. Estos países responden ya de por sí a una débil penetración del Estado en la aportación del bienestar, así como una débil organización y presencia de la sociedad civil, que puede obedecer a largos y recientes periodos de regímenes dictatoriales y a una tardía industrialización.
No falta en este interesante ensayo un repaso a lo largo de la historia, que nos permite ver cuáles fueron los inicios de unas posibles políticas sociales: desde la ley de pobres inglesa de los siglos XVII y XVIII hasta las políticas keynesianas que surgieron tras la II Guerra Mundial y pasando, por ejemplo, por la tan famosa legislación de Bismarck del siglo XIX.
¿El bienestar es un derecho adquirido o es, más bien, una cesión de los poderes económicos y gubernamentales para evitar revueltas violentas? Es una pregunta que nos debe hacer reflexionar.
Ficha técnica:
Título: “Política Social. Una introducción”
Autora: Teresa Montagut
Editorial: Ariel.
Año: 2008
No existe un modelo único de bienestar, sino varios. Así como varias formas de afrontar las desigualdades en una sociedad. Podríamos hablar, tal como se expone en el libro, de los siguientes modelos:
- Un modelo liberal, de carácter residual. El mercado privado y la familia serían los caminos naturales de proporción de bienestar en el individuo, por lo que las instituciones -o Estado- sólo deben intervenir en caso de que fallen estas vías. Éste podía ser el caso de los países anglosajones, caracterizados por una predominancia del liberalismo económico en su organización social.
- Un modelo basado en el logro personal-resultado laboral, en el que las instituciones son auxiliares de la economía, puesto que las necesidades deben satisfacerse mediante el trabajo y el mérito. Este fuerte corporativismo es característico de países como Alemania y Francia
- Modelo institucional- redistributivo, en el que el bienestar social es una institución muy importante integrada en la sociedad, que presta servicios fuera del mercado atendiendo al principio de necesidad. Es un modelo socialdemócrata que busca la universalidad de las prestaciones del Estado, muy característico de países como Suecia.
En otros países, como los del arco mediterráneo -España, Grecia y Portugal-, la familia tiene un papel predominante en la satisfacción de necesidades una vez que fallan todos los mecanismos económicos (mercado, instituciones). De esa forma, podría justificarse en parte (sin atender a la economía sumergida) cómo se combinan las tasas de paro desorbitadas de España sin que explote una revolución social. Estos países responden ya de por sí a una débil penetración del Estado en la aportación del bienestar, así como una débil organización y presencia de la sociedad civil, que puede obedecer a largos y recientes periodos de regímenes dictatoriales y a una tardía industrialización.
No falta en este interesante ensayo un repaso a lo largo de la historia, que nos permite ver cuáles fueron los inicios de unas posibles políticas sociales: desde la ley de pobres inglesa de los siglos XVII y XVIII hasta las políticas keynesianas que surgieron tras la II Guerra Mundial y pasando, por ejemplo, por la tan famosa legislación de Bismarck del siglo XIX.
¿El bienestar es un derecho adquirido o es, más bien, una cesión de los poderes económicos y gubernamentales para evitar revueltas violentas? Es una pregunta que nos debe hacer reflexionar.
Ficha técnica:
Título: “Política Social. Una introducción”
Autora: Teresa Montagut
Editorial: Ariel.
Año: 2008
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