La posverdad, que
siempre ha existido pero con las redes sociales adquieren un matiz apoteósico,
está intentando ser controlada como bien se puede. Por ejemplo, Facebook ha añadido un botón,llamado de “contexto”, que permite profundizar más sobre el medio que publica
dicha información. Insuficiente a todas luces, porque medios “serios” también
pueden difundir bulos según el interés de su línea editorial y el grupo que los
financie ( como ya se pudo observar en la vida del magnate William
Randolph Hearst y su relación con el bulo del que el Maine fue hundido por España).
Veamos de qué se trata
lo que os comentaba de Facebook. Como podéis observar en el primer pantallazo,
vemos una noticia. En este caso, nos alertan sobre un tiroteo en Pittsburg
(EEUU).
En primer lugar, pulsamos, tal y como se señala, el símbolo
indicado por la flecha.
En segundo lugar, accederemos a información sobre el medio
que publica dicha noticia.
Como se puede observar, nos da una breve información
enlazada de la Wikipedia, nos determina la fecha de publicación de la noticia,
y nos remarca más artículos publicados de la web.
En tercer lugar, también podemos analizar en qué zonas del
mundo se ha compartido, principalmente, este contenido:
Lo que busca esta nueva opción de contexto es analizar el
medio que difunde. Cuál es su trayectoria y el tiempo que lleva funcionando. Pero
a todas luces es insuficiente. Sería necesario que esa noticia, a su vez,
pudiera ser contrastada con otros medios, aspecto que todo ciudadano debería
hacer una vez que se detiene a leer la noticia. La lectura crítica y rigurosa
es básica para no caer en el engaño, pero, ¿se hace? Pues seguramente no, porque
requiere tiempo, elemento del que se suele carecer y que lleva a centrarnos
solo en los titulares y no en el resto de la noticia.
Las noticias falsan se difunden un 70% más que las verdaderas.
Apelar a las emociones del receptor del
mensaje, decirle lo que quiere escuchar, indignarle o emocionarlo de muchas
maneras parece estar detrás de que se reaccione así. No es solo culpa de Internet. Simplemente, se
deja de creer en lo que se considera “oficial” para abrazar cualquier noticia
que se recibe vía WhatsApp o redes sociales dando veracidad a contenido que no sabemos
bien si está contrastado.
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