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Tras la “polémica” sobre una canción de Mecano en la que se
decía “mariconez” (no sabía que existía) y la negativa de una cantante de OT
de decir esa palabra por considerarla homófoba, se ha generado también un
interesante debate sobre influencers
y referentes. Si se lía esto por Mecano, no quiero saber la que se puede liar
si escuchan a otros grupos de rock o el género trap al estilo Yung Beef
(mientras escribo, en mi ordenador suena Extremoduro y me da la risa).
No voy a entrar a valorar si la canción de Mecano es o no es
insultante, porque el arte está ahí para sus múltiples interpretaciones. Se
pretende, en mi opinión, generar una
censura en forma de tenaza en nuestro tiempo para que apriete bien la libertad
de expresión: por un lado, el conservadurismo de toda la vida; por otro, el
movimiento de los que se ofenden siempre, muchos en el espectro de la izquierda
sociológica. Interpretaciones literales de obras artísticas, descontextualización
de los mensajes y un largo etcétera de problemas que, con las redes sociales,
se amplifican de forma considerable. Porque una cosa es decir que la canción te
parece mala y mandar al grupo a tomar viento, que eso también es libertad, y
otra es pretender eliminarla y crear una campaña de acoso y derribo en las
redes sociales. Tenemos otros problemas, señores y señoras.
Explicar que las obras artísticas, literarias y filosóficas son fruto de su tiempo -también hay que saber leer entre líneas- es básico; si no,
terminaremos prohibiendo a Aristóteles por defender la esclavitud ( lo hacía) con los ojos de ahora. La mejor
forma de luchar contra un producto cultural es no consumirlo y/o hacer una
crítica constructiva de éste. Si empezamos a pasarnos de frenada a la hora de juzgar
obras artísticas, podemos generar el efecto contrario: que lo prohibido atraiga
más y que se consideren rebeldes y contraculturales obras de calidad dudosa solo
porque no son políticamente correctas o porque cuestionan el orden establecido.
La necesidad humana de transgresión
siempre estará ahí; la calidad, muchas veces, no.
Lo más importante aquí, como establece Bob Pop en una charla con Buenafuente, es que
quizás estamos eligiendo mal a los
referentes y esto es debido al poder de las redes sociales. Las causas son
buenas, pero elegimos mal los símbolos y representantes. ¿Es Mecano un ejemplo de integridad artística?
¿Son los concursantes de un talent show
televisivo ejemplo de liderazgo social?,
¿son los twitteros ejemplo de lo que debe ser un debate político (sí, las
tertulias y el congreso quizás tampoco)?
Pero lo de los influencers
viene de lejos. Que una persona esté todo el día en Instagram probando
productos y se convierta en objeto de atracción, por su número de seguidores, de
las marcas, nos debe hacer pensar. Un artículo de Puro Marketing analiza el
escenario actual y no es muy optimista: las marcas quieren entrar en el
marketing de influencers como sea,
aunque esto conlleve elevar a personas que, en realidad, no sabemos bien de
dónde sacan el número de seguidores. Millones de personas tienen como referentes a youtubers e instagramers, y la potencia de éstos es mayúscula.
Pero, ¿sabemos
diferenciar la autenticidad del fraude? ¿Un influencer
sirve para todo: da lo mismo que venda maquillaje, pruebe videojuegos, venga
bragas o hable del gobierno? ¿Qué hace a
una persona influencer? ¿Puede comer
cualquiera gratis o dormir en hoteles sin pasar por caja solo para hablar bien
en Facebook de dichos negocios? El chantaje al que se puede enfrentar cualquier
empresa por parte de personas que amenacen con hablar mal de ella es una realidad más común de lo que parece. Una cosa: si
alguien te paga, es difícil que hables mal de él. ¿Vas a hablar mal de un libro que te ha
mandado una editorial? ¿O de ese zumo de frutas de la marca que te ha pagado?
En fin, cuestionamos a los medios, pero ¿debemos creernos a los que se
autodenominan influencers?
Cuando una persona tiene muchos seguidores, su opinión se
convierte en norma para los que lo
admiran. Pero si una sociedad necesita, aún, líderes, deberíamos
pararnos a pensar quién, desde luego, debe tener el privilegio de ostentar ese
nombre.
Artículo de Alex Grijelmo sobre la polémica. Muy interesante:
Este termino es muy utilizado en la actualidad, y ciertamente un influencer tiene gran poder de influencia en masas, pero la idea es que tambien sea una referencia para las personas. Esto es algo que se maneja principalmente por las redes sociales, las cuales se han vuelto un gran apoyo y herramienta para nuestros negocios, es mas me atrevería a decir que los negocios que no están en la Internet o en las redes sociales es poca la vida que tienen, Personalmente he buscado la ayuda de Hill Agency para el apoyo con el contenido de mis paginas, publicaciones, entre otras cositas que debo ir haciendo para que todo vaya en creciente.
ResponderEliminarGracias por el comentario, Laura. Como bien dices es bueno tener el apoyo y asesoramiento de profesionales de cara a implementar una buena estrategia en las redes sociales. Un saludo.
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