Llevaba mucho tiempo sin escribir en este blog. Tan solo he publicado vídeos vinculados a mi canal de YouTube. El motivo es, en parte, la desmotivación. En este blog he invertido muchas horas y años, publicando decenas y decenas de posts. Salvo alguna entrevista —que para mí fue importante— en RNE, el blog solo me sirvió como un ejercicio de gimnasia mental. Sin embargo, esta función ahora la ocupa YouTube, con mejores resultados, al menos a corto o medio plazo. Claro está, la temática es totalmente diferente.
Andrés Pérez Ortega afirma en un artículo que muchos nos hemos convertido en aquello que odiábamos en Internet: máquinas implacables de spam. Y parece que la lucha por captar la atención de nuestros clientes ha destrozado las conversaciones y las colaboraciones. Vivimos obsesionados con los algoritmos. Yo me incluyo, ya no soy el mismo que era hace diez años.
¿Sirve de algo un blog profesional? ¿Y estar en las redes publicando contenido? Creo que sí. Un buen posicionamiento en la red siempre puede ser beneficioso, pero no necesariamente te dará empleo ni te favorecerá como esperas. En este caso, gestionar las expectativas es crucial.
Hasta aquí mi desahogo de fin de año 2024. Espero que os vaya bien.
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