Las campañas
electorales, aunque muchas veces la gente considera que no sirven, en
ocasiones, suelen ser bastante útiles. Un ejemplo es la de Podemos, que debería
estudiarse en las facultades de Políticas -yo estudié en una- como ejemplo de optimización
de recursos y estrategia.
Que en
poco tiempo una formación desconocida pero que contaba con un liderazgo de reconocido
prestigio, el del mediático Pablo Iglesias, irrumpa en el parlamento europeo
con más de un millón de votos es de tomárselo muy en serio. Financiándose con crowfounding, usando de forma magistral
Internet y las redes sociales y aprovechando el posicionamiento en los medios
de comunicación de sus dirigentes, Podemos ha supuesto un terremoto político que
ha puesto a mucha gente muy nerviosa. Ya he dicho en más de una ocasión, entre
risas, que el ascenso de Podemos está suponiendo un incremento del prestigio de los politólogos, puesto que sus caras más
visibles son verdaderos expertos en la ciencia política que han aplicado, en la
práctica, mucho de esos debates que teníamos en las aulas, pero que parecía que
no iba a ningún lado.
Según el último estudio del CIS, un 30,9% considera
buena o muy buena la campaña electoral de Podemos. La peor valorada es la del
Partido Popular, pero una cosa es
evidente: tanto al PSOE como al PP les interesaba enfriar una campaña electoral
en la que no estaban muy interesados en plantear un debate abierto sobre la
política española en el que salieran aún más perjudicados.
Además, como leemos en la prensa, “Podemos se coloca con 15,8 puntos como el segundo partido que tiene
una posición más cercana a los encuestados, muy cerca del PP (16 puntos). En
tercer lugar se encuentra el PSOE (14,3) y muy alejadas otras formaciones como
Izquierda Plural o UPyD”. La campaña y la posterior puesta en
marcha del incipiente partido han generado más simpatías que rechazo.
Hay un antes y un después del 15M y, desde luego, viendo la
campaña anti Pablo Iglesias, un antes y un después de las elecciones europeas
que significaron un severo correctivo para el bipartidismo, que, por primera vez en nuestra historia democrática, no sobrepasaba el 50% de los votos.
Las prisas que le han dado al gobierno central para intentar
cambiar la ley para que en las elecciones locales sea elegido alcalde directamente
el que encabece lista más votada, sin permitir pactos de gobierno, significa,
en mitad del partido, un intento por cambiar las reglas un tanto sospechoso. Para
frenar el avance de otras fuerzas políticas que pueden hacer peligrar muchas
alcaldías al PP, éste último opta por el rodillo de su mayoría absoluta. Pero
la formación liderada por Rajoy no sólo está tambaleándose debido a Podemos, este
último es el efecto de una situación política
y social muy crítica cuyos efectos más duros -pobreza, paro, exclusión social-
están golpeando cada vez más a una población harta de despropósitos.
La violencia con la que se intenta desprestigiar a Podemos está,
a mi modo de ver, creando el efecto inverso. La gente puede pensar que si
hablan tan mal los que llevan tantos años gobernando, será porque tienen miedo
de perder sus privilegios. Por eso, el
concepto casta está haciendo
tanto daño al establishment, porque
se inserta muy rápido en las mentes de las personas y va creando un escenario
que enlaza directamente con el 15M: la que
nos habla del 1% y el 99%; los de arriba y los de abajo; las élites que han
provocado la crisis y la mayoría que la paga, etc. Desde luego, hablar de casta es algo que ha penetrado tan bien
en el lenguaje popular que, con mucho que se empeñen, la palabra ha llegado
para quedarse.
La política está para solucionar problemas, no para
crearlos, y los problemas sociales que tenemos en nuestro país son tan graves
que, en vez de intentar echar pestes de partidos nuevos que irrumpen en las
elecciones, el poder político actual debería intentar ponerse manos a la obra e
intentar solucionar algo de una vez. ¿Serán capaces o seguirán buscando
provocar el miedo? Claro, mucha gente ya no tiene miedo. Cuando no tienes nada,
o casi nada, poco tienes que perder. Os recomiendo este artículo de JuanTorres; da que pensar:
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