Os dejo mi nuevo artículo en Almería 360º. Hoy ha tocado reflexionar sobre las expectativas políticas y los desencantos tras las elecciones andaluzas.
Expectativas,
política y desencantos
Parece que tras las elecciones andaluzas felicidad y
desencanto se han repartido a quemarropa. La victoria del PSOE, con 47 escaños,
eleva a Susana Díaz a dirigir la Junta de Andalucía sin que se haya notado
mucho todo lo destapado por casos como los ERE.
Su estrategia de adelantar las elecciones le ha funcionado: le saca bastante
ventaja al PP (que se ha metido un batacazo considerable), no ha permitido que
Podemos coja tiempo para asentarse en esta comunidad autónoma y consigue que IU
ni siquiera pueda maniobrar para intentar subvertir la precaria situación que atraviesa
desde hace un tiempo. A la coalición de izquierdas le ha pasado factura no solo
gobernar con el PSOE, sino una estrategia fallida que desde el 15M da la
sensación de que, desgraciadamente, llega a todos los sitios tarde y sin
aliento, adelantada por los nuevos fenómenos políticos que van surgiendo y que
han terminado por desencadenar el origen de Podemos. Digo desgraciadamente porque veo que Izquierda Unida es la gran
perjudicada del panorama político español, ya sea por el voto útil a PSOE, ya
sea por el auge de Podemos. Si escuchamos los discursos y el programa político
de IU, por ejemplo, en contra del tratado de Maastrich, nos damos cuenta de que
avisaron de mucho de lo que estamos viendo ahora con esto de la crisis. Pero,
claro, también está enredada en sus propias contradicciones internas, problemas
como las tarjetas black y más
aspectos estratégicos que no han sabido o querido gestionar.
Por lo tanto, el PSOE consigue elevarse pletórico y eufórico
ante una situación que, a priori,
parecía arriesgada: que adelantar los comicios no tuviera el resultado cercano
a lo deseado, que no es otra cosa que gobernar en solitario.
Parece que Podemos, con 15 escaños, consigue una histórica
entrada en el parlamento andaluz que le sabe a poco. Aunque es entendible que,
siendo una formación nueva y primeriza, estos resultados sean más que
aceptables; las aspiraciones grandiosas de canalizar una mayoría social a
través de sus siglas queda lejos. ¿Veremos en las elecciones nacionales un
panorama parecido? O sea, ¿se situará Podemos como tercera fuerza política algo
lejos de las dos primeras? Porque otra cosa es evidente: el bipartidismo está
tocado, pero no hundido. Sumando como suman PSOE y PP más del 60% del voto en
Andalucía, quizás hayamos comprado la piel del oso antes de cazarlo.
En política es mejor no tener grandes expectativas. Lo
siento si sueno cínico. Entiendo la importancia de los sentimientos en
política, pero la realidad puede ser de una dureza exacerbada. Además, en
cuanto a la indignación, todavía no está claro que todo el descontento se vaya
a canalizar por la formación dirigida por Pablo Iglesias. ¿Puede ser Ciudadanos
otro partido beneficiado por el voto de la indignación? No digo que Podemos no
termine por convertirse en una alternativa de gobierno, tan sólo planteo
que la estrategia de intentar ser una
fuerza trasversal quizás no cumpla el propósito nuclear de acumular una mayoría
absoluta para gobernar España. Por lo menos, a corto o medio plazo.
La situación es
compleja. Por un lado, si eres una fuerza política nueva y que quiere drásticos
cambios tienes que ilusionar a la gente convenciendo de que, si ganas, puede trasformar
la sociedad a mejor. O sea, que vas a cambiar la vida de todos y cada uno de los individuos que te apoyan. Si los resultados
electorales no son muy buenos, es posible que el desánimo se extienda y pierdas
la fuerza que impulsa la espontaneidad y la novedad. Por otro lado, si llegas a
gobernar y la mayoría social no ve que su vida cambie tanto como le habías
prometido, entonces puede surgir una crisis de expectativas, lo que, a la
postre, puede llevarnos a una situación llena de incertidumbre, fragmentación y más desencanto. Este es el riesgo que
cualquier fuerza política que pretenda transformar el país debe asumir.
¿Qué futuro nos depara?
@Hecjer
Parece que tras las
elecciones andaluzas felicidad y desencanto se han repartido a
quemarropa. La victoria del PSOE, con 47 escaños, eleva a Susana Díaz a
dirigir la Junta de Andalucía sin que se haya notado mucho todo lo
destapado por casos como los ERE. Su estrategia de adelantar las
elecciones le ha funcionado: le saca bastante ventaja al PP (que se ha
metido un batacazo considerable), no ha permitido que Podemos coja
tiempo para asentarse en esta comunidad autónoma y consigue que IU ni
siquiera pueda maniobrar para intentar subvertir la precaria situación
que atraviesa desde hace un tiempo. A la coalición de izquierdas le ha
pasado factura no solo gobernar con el PSOE, sino una estrategia fallida
que desde el 15M da la sensación de que, desgraciadamente, llega a
todos los sitios tarde y sin aliento, adelantada por los nuevos
fenómenos políticos que van surgiendo y que han terminado por
desencadenar el origen de Podemos. Digo desgraciadamente porque veo que
Izquierda Unida es la gran perjudicada del panorama político español, ya
sea por el voto útil a PSOE, ya sea por el auge de Podemos. Si
escuchamos los discursos y el programa político de IU, por ejemplo, en
contra del tratado de Maastrich, nos damos cuenta de que avisaron de
mucho de lo que estamos viendo ahora con esto de la crisis. Pero, claro,
también está enredada en sus propias contradicciones internas,
problemas como las tarjetas black y más aspectos estratégicos que no han
sabido o querido gestionar.
Por lo tanto, el PSOE consigue elevarse pletórico y eufórico ante una
situación que, a priori, parecía arriesgada: que adelantar los comicios
no tuviera el resultado cercano a lo deseado, que no es otra cosa que
gobernar en solitario.
Parece que Podemos, con 15 escaños, consigue una histórica entrada en el
parlamento andaluz que le sabe a poco. Aunque es entendible que, siendo
una formación nueva y primeriza, estos resultados sean más que
aceptables; las aspiraciones grandiosas de canalizar una mayoría social a
través de sus siglas queda lejos. ¿Veremos en las elecciones nacionales
un panorama parecido? O sea, ¿se situará Podemos como tercera fuerza
política algo lejos de las dos primeras? Porque otra cosa es evidente:
el bipartidismo está tocado, pero no hundido. Sumando como suman PSOE y
PP más del 60% del voto en Andalucía, quizás hayamos comprado la piel
del oso antes de cazarlo.
En política es mejor no tener grandes expectativas. Lo siento si sueno
cínico. Entiendo la importancia de los sentimientos en política, pero la
realidad puede ser de una dureza exacerbada. Además, en cuanto a la
indignación, todavía no está claro que todo el descontento se vaya a
canalizar por la formación dirigida por Pablo Iglesias. ¿Puede ser
Ciudadanos otro partido beneficiado por el voto de la indignación? No
digo que Podemos no termine por convertirse en una alternativa de
gobierno, tan sólo planteo que la estrategia de intentar ser una fuerza
trasversal quizás no cumpla el propósito nuclear de acumular una mayoría
absoluta para gobernar España. Por lo menos, a corto o medio plazo.
La situación es compleja. Por un lado, si eres una fuerza política nueva
y que quiere drásticos cambios tienes que ilusionar a la gente
convenciendo de que, si ganas, puede trasformar la sociedad a mejor. O
sea, que vas a cambiar la vida de todos y cada uno de los individuos que
te apoyan. Si los resultados electorales no son muy buenos, es posible
que el desánimo se extienda y pierdas la fuerza que impulsa la
espontaneidad y la novedad. Por otro lado, si llegas a gobernar y la
mayoría social no ve que su vida cambie tanto como le habías prometido,
entonces puede surgir una crisis de expectativas, lo que, a la postre,
puede llevarnos a una situación llena de incertidumbre, fragmentación y
más desencanto. Este es el riesgo que cualquier fuerza política que
pretenda transformar el país debe asumir.
¿Qué futuro nos depara? (¿Qué nos depara el futuro? )
Héctor Jerez es politólogo y consultor laboral. @Hectjer
Artículo publicado en almeria360.com: Expectativas, política y desencantos
http://almeria360.com/opinion/25032015_expectativas-politica-y-desencantos_126644.html
Parece que tras las
elecciones andaluzas felicidad y desencanto se han repartido a
quemarropa. La victoria del PSOE, con 47 escaños, eleva a Susana Díaz a
dirigir la Junta de Andalucía sin que se haya notado mucho todo lo
destapado por casos como los ERE. Su estrategia de adelantar las
elecciones le ha funcionado: le saca bastante ventaja al PP (que se ha
metido un batacazo considerable), no ha permitido que Podemos coja
tiempo para asentarse en esta comunidad autónoma y consigue que IU ni
siquiera pueda maniobrar para intentar subvertir la precaria situación
que atraviesa desde hace un tiempo. A la coalición de izquierdas le ha
pasado factura no solo gobernar con el PSOE, sino una estrategia fallida
que desde el 15M da la sensación de que, desgraciadamente, llega a
todos los sitios tarde y sin aliento, adelantada por los nuevos
fenómenos políticos que van surgiendo y que han terminado por
desencadenar el origen de Podemos. Digo desgraciadamente porque veo que
Izquierda Unida es la gran perjudicada del panorama político español, ya
sea por el voto útil a PSOE, ya sea por el auge de Podemos. Si
escuchamos los discursos y el programa político de IU, por ejemplo, en
contra del tratado de Maastrich, nos damos cuenta de que avisaron de
mucho de lo que estamos viendo ahora con esto de la crisis. Pero, claro,
también está enredada en sus propias contradicciones internas,
problemas como las tarjetas black y más aspectos estratégicos que no han
sabido o querido gestionar.
Por lo tanto, el PSOE consigue elevarse pletórico y eufórico ante una
situación que, a priori, parecía arriesgada: que adelantar los comicios
no tuviera el resultado cercano a lo deseado, que no es otra cosa que
gobernar en solitario.
Parece que Podemos, con 15 escaños, consigue una histórica entrada en el
parlamento andaluz que le sabe a poco. Aunque es entendible que, siendo
una formación nueva y primeriza, estos resultados sean más que
aceptables; las aspiraciones grandiosas de canalizar una mayoría social a
través de sus siglas queda lejos. ¿Veremos en las elecciones nacionales
un panorama parecido? O sea, ¿se situará Podemos como tercera fuerza
política algo lejos de las dos primeras? Porque otra cosa es evidente:
el bipartidismo está tocado, pero no hundido. Sumando como suman PSOE y
PP más del 60% del voto en Andalucía, quizás hayamos comprado la piel
del oso antes de cazarlo.
En política es mejor no tener grandes expectativas. Lo siento si sueno
cínico. Entiendo la importancia de los sentimientos en política, pero la
realidad puede ser de una dureza exacerbada. Además, en cuanto a la
indignación, todavía no está claro que todo el descontento se vaya a
canalizar por la formación dirigida por Pablo Iglesias. ¿Puede ser
Ciudadanos otro partido beneficiado por el voto de la indignación? No
digo que Podemos no termine por convertirse en una alternativa de
gobierno, tan sólo planteo que la estrategia de intentar ser una fuerza
trasversal quizás no cumpla el propósito nuclear de acumular una mayoría
absoluta para gobernar España. Por lo menos, a corto o medio plazo.
La situación es compleja. Por un lado, si eres una fuerza política nueva
y que quiere drásticos cambios tienes que ilusionar a la gente
convenciendo de que, si ganas, puede trasformar la sociedad a mejor. O
sea, que vas a cambiar la vida de todos y cada uno de los individuos que
te apoyan. Si los resultados electorales no son muy buenos, es posible
que el desánimo se extienda y pierdas la fuerza que impulsa la
espontaneidad y la novedad. Por otro lado, si llegas a gobernar y la
mayoría social no ve que su vida cambie tanto como le habías prometido,
entonces puede surgir una crisis de expectativas, lo que, a la postre,
puede llevarnos a una situación llena de incertidumbre, fragmentación y
más desencanto. Este es el riesgo que cualquier fuerza política que
pretenda transformar el país debe asumir.
¿Qué futuro nos depara? (¿Qué nos depara el futuro? )
Héctor Jerez es politólogo y consultor laboral. @Hectjer
Artículo publicado en almeria360.com: Expectativas, política y desencantos
http://almeria360.com/opinion/25032015_expectativas-politica-y-desencantos_126644.html