El último barómetro del CIS arroja una serie de datos interesantes.
Veamos algunos:
- · EL PSOE se hunde electoralmente. Si hubiera elecciones ahora, sólo obtendría el 17% de los votos. No olvidemos que en las anteriores elecciones consiguió el 22%.
- · Unidos Podemos lograría un 21,8% de apoyo electoral.
- · El Partido Popular ganaría de nuevo, con el 34,5% de intención de voto.
Parece que el lamentable
espectáculo que protagonizó el PSOE no hace mucho le pasa factura. La falta de
un liderazgo cohesionador y las luchas de poder internas han conseguido fragmentar
un partido que se presenta ante la ciudadanía como un nido de problemas.
Además, la abstención para permitir gobernar a Rajoy, que llegó tarde y de mala
manera, también es vista por parte de un sector socialista como una traición.
Lo más interesante de esto es que ese porcentaje de voto que pierde el PSOE no
se irá hacia ningún otro partido. Optaría más por la abstención que por votar
Podemos.
Como ya analizó el director de ElDiario.es, hay un fuerte rechazo de muchos votantes socialistas hacia Pablo
Iglesias, lo que, a la postre, significa que existen todavía más dificultades
para articular una alternativa de gobierno que derrote a los conservadores. Es
importante tener esto en cuenta porque, mientras el polo conservador se
mantiene unido, el sector progresista anda dislocado tirándose los trastos a la
cabeza. Si lo prioritario es defender verdades absolutas y maximalistas, la izquierda
tardará mucho en gobernar este país. Si la preocupación es convencer a mayorías
sociales de un proyecto sólido y realista hablándole en función de valores, es
posible que haya opciones a medio plazo.
Hay que leer más a George Lakoff, en mi opinión (por cierto, lo cita hastaOwen Jones ().
Pero ese debate lo dejaremos para otro artículo, pues es más complejo de lo que
se cree.
Ciudadanos seguiría más o menos
igual, con un 12,8% de los votos, algo ligeramente inferior a lo que logró en
los anteriores comicios. El partido de Albert Rivera puede jugar una baza
interesante si es hábil a la hora de ocupar un espacio moderado (lo de moderado
hay que analizarlo pormenorizadamente, pero lo dejo ahí en el aire) de corte
liberal que existe en otros países europeos. No obstante, pactar tanto con el
PSOE como con el PP puede tener elevados riesgos. El primero de ellos es que,
en un escenario de bipolarización, Ciudadanos no aguantaría una tensión
electoral entre el PP y, esta vez sí, Unidos Podemos. Pero todo está por ver,
sobre todo con el acuerdo con Rajoy. Si no es capaz de implementar medidas
interesantes y demostrar que es un partido útil, el batacazo electoral en
próximas elecciones puede ser importante. ¿Y por qué digo todo esto? Veamos un
gráfico para entenderlo:
Hubo un 16,3% de votantes que se
mostró indeciso entre varias opciones. De estos, el 16,1% dudó entre PP y
Ciudadanos. La cuestión es significativa, porque la estrategia de Pablo
Iglesias será tensar la cuerda, de tal forma que parezca que es la única
oposición y alternativa. Así, el voto útil, tanto de la izquierda como de la derecha,
provocaría que volviésemos a un escenario bipartito –sí, señores, se acabó el
multipartidismo-. Si esto ocurre, Albert Rivera perderá apoyos de forma masiva.
Pero no creo que a corto plazo, y todavía con Rajoy, este escenario se dé de forma
tan clara.
Para concluir, me gustaría resaltar que la desafección ciudadana hacia la política y las instituciones democráticas es muy elevada. Tras la victoria de Trump en EEUU, volvemos a preguntarnos si el descontento ciudadano se canalizará de forma productiva o no.
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