Tras los atentados de Londres surge de nuevo la polémica
sobre si Internet y las redes sociales son los culpables de que los terroristas
actúen. Y me pregunto, ¿se puede evitar que la gente se comunique a través deInternet? Sí, terminando con Internet. Pretender ponerle puertas al campo solo
nos lleva al ridículo.
Desde que existe Internet, se ha querido controlar. El
espacio de comunicación entre personas más inmenso, universal, potente e
intrusivo que ha conocido jamás el ser humano ha supuesto un cambio radical en
nuestra sociedad. Cualquier dispositivo, conectado a una infinidad de
información, ha tenido y tiene innumerables efectos favorables para nuestra
sociedad. Pero, como toda tecnología, tiene su parte buena y su parte mala. La
red permite que se conecten entre sí descerebrados con aviesas intenciones.
¿Qué hacer cuando se nos dice que es la red la culpable del
radicalismo terrorista? Pues preguntarnos si, detrás de esta afirmación, no se esconde
una necesidad más urgente de controlar nuestras comunicaciones. La red es, en cierta
forma, muy difícil de controlar, puesto que no deja de ser un universo dentro
de otro, y relleno de innumerables capas, como si de una cebolla se tratara. Cuando el poder te promete seguridad, hay que
preguntarle: ¿a cambio de qué?
Es básico adentrarse en los espacios de comunicación de los
terroristas. Es con inteligencia y espionaje como se pueden detener, de la
mejor forma, los futuros atentados. Pero no se debería engañar al personal
hablando de que Internet puede controlarse, como si habláramos de secuestrar la
publicación de una revista. Aunque el gobierno de turno pretenda dosificar la
información, centenares de ciudadanos con sus móviles, testigos de cualquier
acontecimiento, pueden convertirse en agentes
dinamizadores de información. No digo que esto sea lo mejor, simplemente
describo una realidad.
Siempre he dicho que Internet es ambiguo, como buen canal de
comunicación bidireccional que se precie. Lo mismo sirve para ayudar al 15M y a
las revoluciones árabes que para que gane las elecciones Donald Trump. Como
comentaba, no se puede afirmar que una tecnología
sea buena ni mala, es NEUTRAL; el uso que hagamos dependerá de nuestra
información y formación. Recalco: sobre todo hace falta mucha formación.
Considerar que noticias de medios dudosos pero que la gente comparte de forma
compulsiva en Facebook son la fuente de toda verdad, es un problema. Pero
también es cierto que solemos fiarnos más
de aquellos mensajes que consolidan nuestra forma de pensar. Como decía
aquel grupo de punk rock que escuchaba en mi adolescencia, “puedes leer tu
opinión en la prensa”. Lo que ocurre es que ahora mismo ni siquiera sabemos si
una foto con un mensaje en Facebook responde a alguna verdad medianamente
contrastada. Ahora más que nunca, debemos ser críticos.
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