Vivimos la crisis política más dura de nuestra democracia. Cataluña
es un hervidero y toda España se acerca al abismo. Si el gobierno de Generalitat, como todo parece indicar, declara la independencia
unilateralmente, podemos acercarnos al siguiente escenario:
- · Que el gobierno aplique el 155 de la Constitución. Solo necesitaría mayoría absoluta en el Senado y el PP la puede conseguir sin problemas. Lo más probable es que se proceda a detenciones masivas de cargos electos y mandos de la policía catalana y, por extensión, se intente convocar elecciones. Las protestas serán tan masivas que seguramente tendrá que participar el ejército, puesto que la policía y la Guardia Civil se verán desbordados.
- · Creo -y ojalá me equivoque- que el gobierno, si la situación se pone muy fea, tiene en mente declarar el estado de excepción o de sitio en Cataluña, tal y como se prevé en el artículo 116 de la Constitución. No obstante, como necesitaría el apoyo del Congreso, el conflicto se trasladará al parlamento español, donde algunos acusarán de desleales y antipatriotas a otros. La campaña electoral ya estará servida. Mientras tanto, la protesta en Cataluña adquirirá una radicalidad creciente, la cual provocará disturbios inimaginables que tendrán que seguir siendo apagados por la fuerza. Todos estos hechos tensarán y romperán aún más las sociedades catalana y española con consecuencias económicas, políticas y sociales que todavía no somos capaces de prever. Si el gobierno no tiene apoyo mayoritario en el Congreso…
- · Rajoy convocará elecciones más pronto que tarde, saldrá fortalecido tras mostrar fuerza y se verá legitimado para seguir retorciendo la situación. Si dispone de mayoría suficiente en el Congreso -por ejemplo, mayoría absoluta-, podrá instaurar el estado de sitio en Cataluña sin problemas; lo que ocurre es que para eso todavía falta tiempo y no tenemos mucho, así que forzará al PSOE a que le apoye a la hora de afrontar con mano dura la situación. Nos acercamos a algo parecido a una guerra. Que nadie piense en la imagen internacional: el daño ya está hecho.
El gobierno de la Generalitat ha dado un golpe de estado
institucional que ha encontrado enfrente a un gobierno inepto. Proclamar la
independencia tras un referéndum sin garantías, sustentado únicamente en que
hubo mucha gente en la calle y que la policía se sobrepasó con las cargas, es
un suicidio. Pero las patrias están llenas de mártires y Puigdemont preferirá
ser detenido y llevar la situación al extremo antes de “traicionar” a los
suyos.
Todo lo anterior solo podría pararse con una mesa nacional
de negociación. Las empresas ya empiezan a reaccionar y bancos como el Sabadellestán cambiando su sede.
Romper un estado es traumático y quizá ahora muchos empiecen
a darse cuenta de dónde estamos metidos. Pensar que Europa se va a meter, tras
lo que vimos con la crisis de deuda y la intervención de la Troika en España,
es ser muy optimista. Los intereses
políticos de algunos se superponen a la paz de nuestro país. Soy pesimista.
Para profundizar
No hay comentarios:
Publicar un comentario