¿Qué es más fácil: enviar un currículum en PDF o la URL de
tu LinkedIn? Mejor dicho, la pregunta quizá no esté bien planteada, ¿qué dirá más
de nosotros: lo uno o lo otro? Estoy cansado de que me comenten que depende del
puesto de trabajo. No; si quieres posicionarte mejor que la competencia, estás
tardando en ponerte al día -si no lo has hecho ya- en competencias digitales y
un perfil en LinkedIn es un paso fundamental para mejorar nuestras
posibilidades.
LinkedIn, cuando tu
perfil está plenamente completo y no la chapuza que veo en tantos sitios,
es una poderosa herramienta de posicionamiento, sobre todo si participas en
grupos, buscas personas y empresas de tu sector y te preocupas por sacar el
máximo partido (hace años que estoy en esta red social y, aunque no existen los
milagros, doy fe de su potencial: http://politologoenred.blogspot.com.es/search/?q=linkedin).
Para comprender la forma de buscar trabajo, hemos de analizar
cómo se recluta personal. Este proceso se ha visto transformado de forma
sustancial gracias a las TIC, eso lo sabemos todos. No solo son los portales de empleo, que
permiten a las empresas poner anuncios y gestionar candidaturas, sino que la
tecnología sigue avanzando y la inteligencia artificial parece que también puede
jugar su papel a la hora de buscar personal. Como leemos en prensa:
“La información es la mayor ventaja que tienen las empresas
hoy en día, ya que es la que les ayuda a contratar y retener talento. Por
eso cerca del 70% de los profesionales de Recursos Humanos cree que
saber usar el Big Data puede hacer progresar sus carreras.”
Un poderoso software
evalúa miles de currículos, cierto, pero, ¿se quedará ahí? Seguramente revisará la información en la
red, analizará blogs, perfiles de LinkedIn, perfiles en otras redes sociales…
buscando candidatos idóneos. Cuanto mejor te posiciones, mejor estarás de cara
a ese rastreo. Si no estás en la red, desde el punto de vista profesional, el
problema es mayúsculo. Aunque siempre digo que hay dos problemas: no saber
utilizar la tecnología (preocupante) y/o
utilizarla de forma incorrecta creyendo que se conoce bien lo que se hace (gravísimo).
Vemos con cierta frecuencia a gente colgar todo lo que se le ocurre en
Facebook y mantener el muro público o vomitar improperios en Twitter. Se ha quedado
tranquila, pero su reputación digital ha quedado tocada.
Hay más formas en la que la Inteligencia Artificial ayuda al
reclutamiento. Leemos en otro artículo:
“Así, por ejemplo, gigantes como Unilever o Goldman Sachs
están pidiendo a los candidatos que graben sus respuestas a varias preguntas.
Una vez que se tiene el vídeo, la primera purga se deja en manos de la
inteligencia artificial, que analiza las palabras que usan, la confianza que
transmiten o cómo organizan sus argumentos para así establecer quiénes son los
candidatos que más pueden interesar y quiénes los que encajan en cada puesto. A
partir de ahí, recursos humanos toma el relevo.”
La otra cara de la moneda es considerar que un trabajo tan
humano, que no es otro que el de analizar a las personas, entrevistarlas,
conocerlas y evaluarlas sea objeto de automatización. ¿Qué pasará si la persona
tiene un criterio distinto al de la Inteligencia Artificial? Ya sabemos que la
tecnología no se equivoca.
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