El problema no es tanto la relación entre Twitter y Facebook
y su vinculación con las noticias falsas. Quiero decir: es un problema, pero lo
tenemos localizado y seguramente se intentará poner remedios desde las
compañías y usuarios (otra cosa es que sean todo lo eficaces que deberían ser).
Hay algo todavía con más riesgo y es la potencia que tiene WhatsApp para mover
bulos, mentiras y difamaciones varias.
Ya fue noticia, no hace mucho, el altercado que hubo en la
India debido a la difusión de un bulo a través de WhatsApp, que provocó
el linchamiento de varias personas que fueron confundidas con unos supuestos sospechosos
de secuestrar niños. La noticia era totalmente falsa, pero la muchedumbre que
salió a la calle buscando culpables no llegó a verificar nada. Este incidente
ha provocado que la red de mensajería instantánea implemente un experimento en
la propia India contra las noticias falsas. Según
el blog Trecebits, parte de las medidas serían “elaborar un decálogo de
actuaciones, similar
al que en su día publicó Facebook, para educar al usuario a
detectar las noticias falsas. Las propuestas se han publicado en varios idiomas
en diversos medios de comunicación. Entre las recomendaciones, buscar la misma
información en otras fuentes, entender de dónde viene el mensaje, atender a los
errores gramaticales y a los enlaces de sitios web que no hemos visitado
nunca.”
La información en redes sociales se mueve de una forma
particular. Los “me gusta”, el compartir, el comentar cada noticia genera una
viralidad que, en ocasiones, favorece que se difundan mentiras como tan grandes
como una catedral. Lo único que puede parar esto es el espíritu crítico, el contrastar
la noticia y buscar sus fuentes. Pero, claro, ya lo he comentado muchas veces,
si lo que se quiere es reafirmar lo que uno piensa, la verdad pasa a un segundo
plano.
Como bien establece
Enrique Dans:
“Podemos desarrollar infinidad de herramientas; sistemas de
verificación, fact-checkers o algoritmos para intentar combatir la difusión de
las llamadas fake news, pero en último término, cuando las barreras de entrada
a la publicación y difusión bajan dramáticamente, resulta imposible evitar que
una persona que está deseando creer algo participe en su difusión a muchas
otras personas que, probablemente, piensan igual que ella. Las únicas
soluciones verdaderamente sostenibles, seguramente, están relacionadas con el
cambio del proceso educativo y el desarrollo de habilidades en el conjunto de la sociedad.”
Los verificadores de noticias pueden resultar útiles en
cualquier red social, pero, ¿qué pasa con WhatsApp? Por un lado, parece que es
un sistema deslocalizado centrado en la comunicación interpersonal entre
conocidos; por otro, si nos unimos a los grupos y formamos parte de un hilo de noticias masivo,
podemos notar que la red de mensajería se ha convertido en un “movilizador” de noticias
importante. Al estar cerrado, las paredes de WhatsApp dificultan que se localice la noticia, como sí
puede ser visibilizada fácilmente a través de un Trendic Topic de Twitter o incluso a través de noticias en muros de
Facebook mostrados públicamente.
La manipulación a través de WhatsApp es algo ya demostrable.
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