miércoles, 13 de marzo de 2019

Planificación y estrategia en el desarrollo profesional




fuente: https://bit.ly/2ChSxGH 
Hace poco leí un interesante artículo de Andrés Pérez Ortega sobre la necesidad de plantear una estrategia a la hora de organizar nuestra carrera profesional y, evidentemente, nuestro día a día.
Nos pasamos la jornada haciendo cosas, leyendo noticias en redes sociales, filtrando información, enviando correos o contenido… En fin, sumergidos en mares de datos que nos hacen perder poco a poco el tiempo y reducen nuestra productividad.
Ante todo esto, lo importante es la estrategia. Esta es la clave. Hacia dónde vamos y qué queremos. Una vez lo tengamos claro, un plan nos ayudará.  Estamos rodeados de ladrones de tiempo, pero, sin duda, querer hacerlo todo a la vez es el peor.  La cuestión, sobre todo a la hora de buscar trabajo o desarrollarnos profesionalmente, es que no nos tomamos en serio una serie de preguntas:
  • En qué quiero trabajar.
  • Qué formación y competencias debo tener para trabajar ahí. Ojo, no confundamos formación con titulitis. Se puede saber inglés muy bien y no tener certificado, pero en una entrevista es necesario demostrarlo.
  • Qué personas puedo conocer que  sean referentes de ese sector.

La primera pregunta, sobre todo cuando se es muy joven, puede diluirse. Muchos me dicen que no lo saben; otros, que les da igual trabajar en lo que sea (si estamos desesperados, es normal). Si no aclaramos esta cuestión, no nos sirven de nada los posteriores pasos.
En relación a la formación y competencias, es posible que, si soy universitario, me plantee opositar. Bien, no necesito más que el título y echarle un montón de horas. Pero si quiero otra cosa, necesitaré: másteres, idiomas, informática… El título solo no será suficiente. Aunque no seas universitario, la formación es fundamental trabajemos en lo que trabajemos. Mediante formación profesional o cursos especializados no solo se adquieren competencias para desarrollar el empleo, sino que además podemos conseguir realizar prácticas, que son ideales para adentrarnos en la experiencia profesional.
Personas referentes. Hasta que las máquinas nos quiten el trabajo, las personas somos lo más importante de las organizaciones. Si me dedico a un sector concreto, debo conocer a los máximos exponentes, seguir las publicaciones más importantes que me hablen de mi área de especialización y buscar en LinkedIn como loco a aquellas personas que puedan ser de mi interés profesional.
Una vez aclararadas estas tres cuestiones, solo debemos organizarnos: cuánto tiempo dedicaré a la formación, cuánto tiempo a buscar contactos, cuánto tiempo a filtrar y estar al día de contenidos de interés y cuánto tiempo al ocio. Si trabajo 40 horas a la semana, debo seguir profundizando: mi formación debe continuar y mi red de contactos obligatoriamente tiene que crecer y consolidarse.

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