domingo, 12 de mayo de 2019

Moderación de contenidos en las redes sociales



Parece que Facebook, Instagram, YouTube y Apple  se están tomando en serio la moderación de contenidos. Por lo menos, eso es lo que subyace si leemos las últimas noticias:
 “Bajo su nueva política que cataloga, bajo sus criterios, a "individuos y organizaciones peligrosas", Facebook está eliminado desde hoy de su plataforma, incluido Instagram, los perfiles y todo el contenido relacionado con los discursos y pensamientos de Alex Jones, Infowars, Milo Yiannopoulos, Paul Joseph Watson, Laura Loomer, Paul Nehlen y Louis Farrakhan, y pasan a ser clasificados como "prohibidos".

Vídeos, clips de audio extraídos de la radio o un podcast, artículos, grupos privados centrados en compartir este tipo de información y que promuevan a "figuras extremistas prohibidas" o difundan sus eventos, todo esto estará prohibido en Facebook e Instagram desde hoy.”
Facebook, sobre todo tras las elecciones en las que ganó Trump,  es sospechosa de ser una herramienta fácilmente manipulable. Controlar las falsas noticias es clave, pero, ¿es abarcable? Me explico. Por lo general, la gente lee lo que quiere leer y, si no lo recibe vía Facebook, lo recibirá vía WhatsApp, grupos privados de algún foro  o por dónde sea. La moderación de contenidos exige un despliegue brutal y una supervisión constante de lo que se publica y comparte que, aunque son necesarios para evitar bulos, no deja de ser una actuación titánica en  una sociedad en la que le contenido es espontáneo y circula a la velocidad de la luz.

¿Cómo cortar de raíz un bulo en Twitter una vez que ha explotado? ¿O por WhatsApp? ¿Estamos preparados como sociedad para la libertad que nos ofrece Internet?
Además, no olvidemos, cualquier persona puede tener una página web y decir casi lo que quiera. ¿Se perseguirán también las webs que inciten el odio y las opiniones “controvertidas”?, ¿dónde está el límite? La participación de la sociedad en denunciar este tipo de contenidos es básica, porque somos los usuarios los que más rápido podemos reportar los problemas.

Por mucho que vivamos en una sociedad de la información, el exceso de esta no nos hace más inteligentes si no sabemos filtrar. Os pongo un ejemplo que me ha pasado recientemente a raíz de la noticia del fallecimiento de mi admirado Ray Bradbury. Murió en 2012, pero se ha vuelto a publicar en algunas páginas como si fuera recientemente. Dicha noticia la vi en Facebook, con mi móvil. Busqué en Google rápidamente, porque en ese momento juraba que ya había fallecido. Al final, las webs -incluida Wikipedia- ponían la fecha de su fallecimiento, pero solo me fijé en la del nacimiento al ir apresuradamente.    Así se propagan los bulos. Y se supone que filtro la información y la contrasto, pero hay días que está uno despistado.



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