fuente: https://bit.ly/2JUO1AL |
Las redes sociales nos han ubicado en un mundo a medio
camino entre lo imaginario y lo real. Es real, porque somos personas interactuando
de determinadas formas, pero es imaginario, porque a veces se crea una imagen
de nosotros que se distancia de la verdadera.
¿Somos tan felices? ¿Somos
tan desgraciados? En fin, la red es como un gran escenario – la vida lo es,
como ya decía Shakespeare- en el que tenemos la ocasión de crear un personaje. Dicho
personaje está, en demasiada ocasiones, relacionado con la aceptación que tenga
entre la gente que nos sigue. ¿Quién no quiere ser aceptado entre su comunidad?
¿Quién no quiere recibir palabras agradables todo el rato?
Al colgar fotos, al exponernos, buscamos principalmente el
reconocimiento. Pero reconocimiento constante, sin pausa. Obtener “Me gusta” es como una droga, y puede
llevar a la gente a una situación en la que, como el drogadicto, siempre quiera
más y más dosis.
Resulta que Instagram
está empezando a ocultar los “Me gusta” para que su plataforma no se convierta
en una carrera a ver quién es más popular. ¿Tiene sentido? Desde el punto de
vista estrictamente humano sí, porque evitaríamos frustraciones de muchas
personas al ver que no son aceptadas con la intensidad que ellos esperan. En mi
caso particular, que comparto mucho contenido sin apenas repercusión (por lo
menos, a través de una interacción activa) no me preocupa mucho. Pero gente con
la autoestima baja, sobre todo adolescentes, puede ser carne de cañón de
situaciones desagradables. ¿Qué no haría un chaval por conseguir más “me gusta”?
Si pensamos en YouTube, por ejemplo,
¿qué estarían dispuestos muchos a hacer por conseguir visitas y repercusión?
“Quieren (desde Instagram) de esta forma ocultar algunas
métricas a quien no es administrador del perfil, de forma que un seguidor de
una cuenta solo vería el contenido, los comentarios y un breve texto del tipo
“le gusta a fulano, mengano y otros”, sin indicar el número total.
Además de ocultar la
cantidad total de “me gusta”, también ocultarán las reproducciones de vídeo,
pero de momento solo para algunas personas de los países seleccionados:
Australia, Brasil, Canadá, Irlanda, Italia, Japón y Nueva Zelanda.”
La envidia, la tristeza y el malestar parece que se potencian
con el uso de las redes sociales, pero es evidente que la culpa no es solo de
estas plataformas, sino de nuestra situación particular. Las redes no nos harán
más felices ni terminarán con nuestra soledad o falta de autoestima. Son un
canal de comunicación y, como tal, están supeditadas al contexto. Que no vean
tu historia en Instagram o que no te
comenten o que no explicite nadie que tu contenido o tu foto es genial, no
significa nada. Debes entender la red
como un espacio de aprendizaje. La pregunta siempre debe ser: ¿te gusta a ti lo
que compartes? En la respuesta está la acción.
Para leer más
https://www.enriquedans.com/2019/04/disenando-redes-sociales-mas-sanas.html
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