Hay una propuesta política que lleva algún tiempo encima de
la mesa y que es interesante analizar. Su nombre es “trabajo garantizado” y ha sido planteada por Izquierda Unida y explicada de forma muy pedagógica por Alberto
Garzón. Coincidiendo que en el Diario.es han entrevistado al economista RandallWray, artífice de esta teoría, os planteo un breve esquema para el debate.
El Trabajo
garantizado se basa en asegurar que el derecho al trabajo se cumple. Entendemos
trabajo como una actividad que te asegura unos mínimos ingresos para vivir.
Serviría así de contrapeso o, por lo menos, se enfrenta, al concepto de renta
básica universal, que pretende asegurar un salario a toda la población
independientemente de si trabaja o no.
Pero, ¿cómo se garantiza un puesto de trabajo? Pues mediante
la administración pública. Podría ser el gobierno central, según Wray, u otras
administraciones y colectivos, incluidas las ONG, las que implementarían
proyectos generadores de empleo con dinero público. La idea es insertar a gente
que esté en riesgo de exclusión y que no encuentre empleo por los canales
ordinarios. También he leído que esta movilización enorme de recursos, alrededor
del 1% del PIB, además está enfocada a cambiar nuestro modelo productivo. Cosa
difícil, pero sigamos comentando la entrevista.
Con los datos de paro españoles saldría caro este programa.
No tanto como rescatar a la banca, pero invertir 90.000 millones de euros para
contratar a gente durante, ¿un año? Me parecen unas cuentas qué habría que
ajustar. Aun así, Wray también critica la moneda única, pues España y todos los
miembros del euro han perdido su soberanía monetaria. La capacidad de generar
dinero para financiar programas de empleo ha quedado atrás, pero en la época de
la peseta los datos de paro también eran exorbitados. ¿Se acabará con la economía
sumergida mediante el trabajo garantizado? Debemos preguntar.
Otro dilema a tener en cuenta es si este incremento del
gasto generaría inflación. Seguramente sí, aunque el economista norteamericano
afirma que no, que al contratar desempleados no se pujarían los salarios al
alza, pues no se compiten con trabajadores en el mercado laboral de la empresa
privada. Pero, por otro lado, la propuesta elaborada por la organización política
de izquierdas sí plantea que el trabajo garantizado subiría los salarios a nivel
general.
Hay un extracto de la entrevista que me ha resultado muy
importante. Os lo traslado:
Ésta es una decisión política que debe tomar la población: si quieren
que el gobierno haga más o menos. Y uno de los principales ejemplos es la
búsqueda del pleno empleo. Porque pensamos que una de las cosas más importantes
que el gobierno puede y debe hacer es lograr el pleno empleo. La razón es que
el pleno empleo tiene una gran variedad de beneficios que van mucho más allá de
darle a la gente unos pocos ingresos y producir cosas útiles. Es importante
para ayudar a promover la prosperidad común y la reducción de una gran cantidad
de costes sociales asociados con el desempleo. El trabajo garantizado tiene que
ser un componente clave de esto, pero no es el único componente de una buena
política de pleno empleo.
Para mí es crucial el anterior párrafo. La base de la
sociedad es el modelo productivo que tenga, y trabajar es indispensable para que
podamos articular sociedades dinámicas y prósperas. Si renunciamos al pleno
empleo, creo que renunciamos, o aceptamos, que sobra mucha gente, cuando es
evidente que las necesidades también se ven incrementadas y las demandas
ciudadanas requieren más trabajo productivo. Además, es importante plantearse
cuál debe ser el papel del gobierno en todo esto. ¿Un exceso de intervencionismo
no crearía clientelismo? ¿No dificultaría el desarrollo de las actividades
innovadoras? Nunca se sabe, pero toda medida que pretende solucionar problemas
de forma absoluta siempre se enfrenta a innumerables dudas.
Si nos centramos en la medida propuesta por Izquierda Unida,
por especificar más cómo podría aplicarse esta teoría en España, el trabajo
garantizado se basaría en lo siguiente:
Reforzar las actividades económicas y sociales todavía insuficientes
(Educación pública, Sanidad pública, culturales, deportivas, generación de
energía renovable, entre otras), crear nuevas actividades (sobre todo
ecológicas: servicios de reutilización y reparación de materiales y productos,
optimizar rendimiento energético de edificios, por ejemplo) y remunerar,
visibilizar y dignificar el trabajo de cuidados, así como otros trabajos hoy
día voluntarios, repartiendo esas actividades de forma solidaria entre la
comunidad.
¿Cómo se conseguiría esto? ¿Tendrían que ser los
ayuntamientos los promotores de dichas actividades? ¿Se elaboraría un gran plan
estratégico que abarcara medidas concretas? Todo está en el aire, pues es
necesario primero analizar bien los perfiles de desempleados que trabajarían;
luego, si es necesario que reciban formación; y, por último, qué actividades
serían las primordiales.
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