Leo recientemente que el gobierno tiene previsto implementar una ayuda a los parados de entre 30 y 55 años. Además de la edad, también es
importante observar tanto el tiempo que
se lleva desempleado -si es de larga duración o no-, así como su formación, las
responsabilidades familiares y la pertenencia o no a otros colectivo de difícil inclusión laboral, etc.
La ayuda conllevaría participar en el ya conocido itinerario
de inserción profesional. Lo que no sabemos es si las oficinas de empleo
contarán con personal suficiente para poder llevar a cabo este pilar básico de
las Políticas Activas de Empleo. La prensa recoge que “este nuevo programa estará dotado con una partida de 129 millones de
euros y se prevé que del mismo puedan beneficiarse alrededor de 1,26 millones de desempleados. En
total, todas las Políticas Activas de Empleo recibirán el año próximo 5.242
millones de euros, un 10 % más que el año pasado.” Pero no sólo es cuestión
de presupuesto, sino de diseño. La permanencia de las estructuras que mantienen
un servicio de empleo basado en el seguimiento constante del desempleado es
crucial. Si los programas de empleo van y vienen, y los orientadores pasan de
contratos temporales a otros menos temporales, es difícil generar unas
dinámicas que permitan un servicio de calidad.
Buscar formas en la que la sociedad civil, a través de
asociaciones, ONG, fundaciones, etc., se implique en la inserción de
desempleados siempre me ha parecido una idea fantástica. Pero incido en que es
fundamental un buen diseño de las políticas de empleo, para poder así saber por
qué camino debemos avanzar.
¿Será suficiente esta nueva ayuda a los desempleados? La
estimación del gobierno es que la economía siga creciendo y, por extensión, la
bajada del paro estará servida. Este programa puede aprovechar una coyuntura
macroeconómica favorable para acelerar el descenso del desempleo o, por el
contrario, se puede quedar en una medida más que no soluciona el problema. Como
siempre, en cuestiones de empleo estamos supeditados a los vaivenes de la
economía y a las arbitrariedades del gobierno de turno.
Sin existir varitas mágicas, y sabiendo como sabemos que en
España tenemos un problema de modelo productivo -demasiado temporal-, el
mercado de trabajo se está convirtiendo en un escenario lleno de incertidumbres
y con movimientos difíciles de prever.
Debemos estimar cuánto personal necesitamos en las oficinas,
cuáles son los objetivos realistas que debemos plantearnos y los logros
conseguidos. Por muy bien que vengan este tipo de ayudas económicas, que son
tabla de salvación no lo pongo en duda, no están solucionando el problema ni
del desempleo ni de la inserción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario