Como propietario de un Seat afectado por la estafa de
Volkswagen, me siento no sólo decepcionado con un grupo corporativo en el que
confiaba, sino además estafado y profundamente decepcionado por algunos
comentarios que he leído. Como bien dice Enrique Dans en su blog, basta ya de
minimizar y justificar el priorizar los beneficios empresariales por encima del
bien común, en este caso, nuestra salud. Si nos pusieran veneno en el agua para
que un presidente se fuera a su casa con 20 millones de euros, no estaríamos
tan contentos y preocupados por las prestaciones de nuestra cocina o lo bien
que sale el agua por el grifo.
Creo que la amenaza de la compañía de congelar lasinversiones económicas previstas, en una visión maquiavélicamente estratégica,
puede tener como objetivo que nos demos cuenta de la cantidad de puestos de
trabajo que dependen del gigante alemán. Es un poco como los bancos: hago lo
que quiero porque soy “too big to fail”. Lamentable, pero parece ser que eso es
lo que hay. ¿Habrá multas ejemplarizantes cuando encima de la mesa peligran miles
de puestos de trabajo? En EEUU sí, ya que es un competidor directo, pero aquí
en Europa, ¿cómo se actuará? Mientras los
gobiernos se ponen de acuerdo, la confianza del consumidor está por los suelos.
Pero con una buena política de marketing y solucionando bien el problema todo
se puede olvidar. ¿O no?
¿Es el fin del diesel? No tengo ni idea. Mi conocimiento sobre el sector del automóvil es nulo.
Pero la Responsabilidad Social Corporativa no debe ser algo tomado a cachondeo.
Si tu tecnología no te permite cumplir la ley en algo tan sensible como la
contaminación, es hora de generar el debate ya sobre qué alternativas tenemos o,
lo que es mejor, si realmente las ciudades pueden seguir permitiéndose engordar
sus calles con más y más vehículos contaminantes. Muchos somos culpables, yo el
primero.
Por otro lado, la amenaza de que si Volkswagen cae
arrastrará a todo el sector del automóvil europeo me parece descabellada, por
muy cierta que sea. Si exigimos a los políticos decencia pero en la sociedad
civil encontramos prácticas empresariales tan lamentables, y encima por parte
de corporaciones con un poder inmenso, estamos acabados. ¿Es mala praxis o el
sistema es así? ¿La única forma de competir es con el engaño y el fraude? No
olvidemos que Volkswagen es alemana. Luego somos los del sur los que tenemos
fama de ser unos corruptos y los germanos los que pasan por ser personas que
dimiten hasta por no tirar de la cisterna.
Los que pagamos por un coche con una prestaciones y unas
cualidades, estamos a la espera de cómo va a resolver Volskwagen el entuerto.
Por ahora sólo nos queda esperar, porque seguramente la compañía estará
estudiando la forma en la que nos arreglará los motores con el menor coste
posible para ellos. En fin, si no te puedes fiar de un coche alemán, ¿qué será
lo siguiente?
No hay comentarios:
Publicar un comentario