La revolución tecnológica que estamos viviendo en la actualidad
-que arranca desde hace tiempo con las innovaciones en el mundo de la informática,
la robótica e Internet,- se ha convertido en un desafío brutal para nuestro
mercado de trabajo. La tecnología destruye empleo de por sí, por cuestiones
evidentes: inventamos herramientas para ahorrarnos trabajo humano, para reducir
el esfuerzo y las horas que dedicamos a producir un bien o un servicio o,
simplemente, para realizar cualquier tarea cotidiana.
Si tenemos en cuenta este axioma filosófico, si se me
permite la expresión, más nos vale buscar formas no ya de crear nuevos puestos
de trabajo, sino incluso de repartir las horas que ya existen o podrán existir.
Según un artículo publicado por el periódico El Confidencial -que se hace eco de un
informe publicado en el Foro De Davos-, viviremos una serie de trasformaciones
profundas muy significativas en los próximos años. A saber:
Cambios demográficos
y socioeconómicos. Aquí destacaremos, según directivos
consultados por el estudio y por orden de importancia, una serie de factores o motores
de transformación: cambios en la
naturaleza del trabajo (trabajo flexible); auge de la clase media en los mercados
emergentes; cambio climático, problemas con los recursos naturales; volatilidad
geopolítica; cambios en la ética del consumidor, problemas de privacidad; sociedades
cada vez más envejecidas; demografía joven en los mercados emergentes; mayor
poder económico de las mujeres; rápida urbanización.
Cambios tecnológicos:
Internet móvil, tecnología de nube; aumento del poder de los procesadores,
'big data'; nuevos suministros y tecnologías; energéticas, etc.
También podemos seguir leyendo que, a pesar de las
oportunidades que estos cambios pudieran presentar, se creará menos empleo del
necesario.
Fuente del gráfico: Diario El Confidencial
Como se puede observar en el
gráfico anterior, la cantidad de empleo destruido será mayor que la que podamos crear. La informática y las
finanzas no podrán sustituir todo lo que se perderá en puestos de oficina y
administrativos o en las plantas manufactureras.
“Según el informe de Davos, los cambios tecnológicos y demográficos
destruirán más de siete millones de puestos de trabajo antes de 2020, dos
tercios de los cuales serán rutinarios trabajos
de oficina, como la mayoría de roles administrativos. También se espera
que sufran mucho los empleados en procesos de fabricación y producción, pero
estos tienen un poco más de margen para mejorar su cualificación, por lo que
podrán optar a una reconversión si reaccionan a tiempo”.
Hay una variable explícita en el
informe que quiero comentar. Se trata de la importancia de la formación, no
sólo de inicio para entrar en un puesto de trabajo, sino la necesidad de
reciclarnos constantemente. La demanda de las empresas de puestos cada vez más
cualificados nos obliga a estudiar. Todo indica que los puestos de menor cualificación
serán los primeros en ser sustituidos por tecnología, por lo que hay que
ponerse las pilas. Además, las habilidades más demandadas por las empresas
también se verán afectadas en los próximos años.
La creatividad se cuela en los primeros
puestos, junto con la inteligencia emocional y el pensamiento crítico. Si algo
nos diferencia de las máquinas, por ahora, es la imaginación.
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