Según leo en El blog salmón,
que se hace eco, a su vez, del Monitor Adecco de Oportunidades y
Satisfacción en el Empleo, el
tiempo medio para encontrar un trabajo en España es de 17,9 meses. Casi año y
medio para alcanzar el objetivo, lo cual, bien pensado, debe hacernos
reflexionar sobre una serie de factores. El primero de ellos es que o
planificamos nuestra carrera bien o lo vamos a tener cada vez más difícil. Yo he
cometido muchos errores; hablo sabiendo lo que digo.
Si cambiamos de empleo varias veces a lo largo de nuestra
vida profesional, nos daremos cuenta de que, si aplicamos esta media, nos
pasaremos buscando trabajo muchos años.
Socialmente es muy triste; individualmente, muy lesivo. No obstante, sería
bueno establecer una serie de pautas atendiendo a esta realidad para poder
minimizar el problema.
En primer lugar, tenemos la necesidad de planificar nuestra
búsqueda de empleo antes de quedarnos desempleados. Es de lógica que si el
contrato es temporal, ya tenemos una fecha para saber cuándo dejaremos la
empresa. Da igual si luego nos renuevan; no se trata de amargarse buscando o
esperanzado en que continuemos en el mismo sitio. Tenemos que ponernos en la
situación más difícil para estar preparados. Se trata de seguir teniendo a las
empresas de nuestro sector bien localizadas; de tener el currículum al día; de
seguir, aunque a menor ritmo, con las redes sociales bien engrasadas para el
empleo. Hay que tener el coche a punto por si tenemos que irnos de viaje. En el
caso de que no se cuente con experiencia, aplicaremos las mismas estrategias,
pero eso daría para escribir otra entrada.
En segundo lugar, tenemos
que dedicar cada vez más horas de nuestro tiempo libre a ponernos al día en
nuevos conocimientos. Lo que hay es un progreso del conocimiento y, por lo
tanto, un incremento de la complejidad. Si estamos esperando a quedarnos
parados para apuntarnos como locos a cursillos de reciclaje, mal vamos. Me
puedes decir que tienes poco tiempo, pero estoy seguro de que, si te dijeran en
tu empresa que necesitas un curso, un nivel de idiomas o un conocimiento
determinado para seguir en el puesto, irías corriendo a intentar alcanzar esta
formación y sacarías tiempo de donde no hay. Hay que tener el chip de la
formación permanente y la mejora continua. Si pensamos así, es posible que
nunca nos tengamos que ver fuera de esa empresa. Pero como nunca se sabe, es
mejor, repito, ponernos en la situación más complicada. Trazar una estrategia
profesional debe estar a prueba de bombas, independientemente de donde trabajemos
y por el tiempo que lo hagamos. Aunque sea con calma, uno siempre tiene que
estar mejorando.
Tercero: prohibido acomodarse. Si nos dormimos en los laureles, en cualquier momento estamos fuera.
El periodo de desempleo tiene que ser visto como algo trágico, no lo pongo en
duda, pero se debe aprovechar para desarrollar esos proyectos, terminar esa
formación, concluir esos cursos que están pendientes o acabar de dominar el
idioma que llevamos tiempo estudiando sin apenas tiempo. Se trata de acelerar
procesos, no de iniciarlos. El desempleo tiene que ser visto como una cantidad
ingente de horas que nos permitirán mejorar el currículum, pero, para aprovechar
bien este tiempo, necesitamos ir planificándolo incluso trabajando. Yo, por
ejemplo, he compatibilizado 40 horas semanales en una empresa con el reciclaje
en cursos, idiomas e informática. Así, una vez que se terminó el contrato, pude
acelerar procesos e ir alcanzando objetivos más plausibles que de otra manera
hubiera tardado más en conseguir. Quedarse desempleado y, a los dos meses,
cansarse de buscar trabajo y amargarse es una locura. Así sólo conseguimos
destrozarnos. Pasar dos años en paro y ni siquiera haber actualizado
conocimientos es un error garrafal. No me refiero a hacer cursos de
desempleados por acumular, que es una costumbre muy española. La formación
tiene que estar relacionada con nuestro perfil profesional o, en su defecto,
encaminada a un reciclaje para poder acceder a otros sectores. A veces será un
máster (que tendrá sus prácticas, lo cual es de agradecer) , formación
profesional, cursos de no muchas horas…
En relación al mundo 2.0, conozco gente que, cuando se queda
desempleada, se hace un blog, encuentra trabajo y lo abandona (el blog). Me
parece incorrecto. Da mala imagen y te arriesgas a que nunca puedas crear una
marca personal en la red en condiciones. Si piensas como un profesional,
seguirás siendo un profesional estando dentro de una empresa o desempleado.
Publica una vez a la semana o cada dos, pero nunca abandones un proyecto que consideras importante para desarrollar
tu perfil.
Como es decía, se trata de pensar como un profesional
independiente. De evolucionar constantemente y de mejorar. No nos queda otra.
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