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Atención al siguiente párrafo extraído de una noticia en laprensa:
“El sistema educativo
español tendrá que crear 150.000 nuevas plazas de Formación Profesional en una
primera fase para acabar con una tasa del 37% de paro entre los menores de 25
años, lo que hace que España sea el segundo país de la Unión Europea con más
desempleo entre los jóvenes, solo después de Grecia.”
La verdad es que los datos de desempleo juvenil pueden parecer,
a priori, escandalosos. Y lo son. Pero no es menos cierto que la necesidad de
formación es un reto que tenemos todas las generaciones. El mundo tecnológico
en el que vivimos imprime cambios a velocidades de vértigo y la formación
continua y permanente es obligatoria para poder capear el temporal. No se entiende que nadie que esté desempleado
no se esté formando, de la misma forma que cada vez tenemos que, incluso
los que estamos ocupados, dedicar cada
vez más tiempo libre a ponernos al día en nuevos conocimientos. Lo que hay es
un progreso del conocimiento y por lo tanto un crecimiento de la complejidad.
Quien prometa repartir premios sin esfuerzos nos está timando. Otra cosa es dar
las máximas facilidades para que nadie se quede en la cuneta: más formación a
precios accesibles, facilitar la contratación y la inserción profesional de los
colectivos en riesgo de exclusión, fomentar que todas las personas puedan mejorar
sus competencias digitales, etc.
¿Por qué no se crean más plazas de formación profesional?
Seguramente por falta de iniciativa política en implementar unas políticas
expansivas en el gasto de la educación pública. Pero, además, tenemos problemas
culturales, como muchas veces he repetido. Se considera que quien no quiere
estudiar se pone a trabajar incluso sin tener la ESO. Y esto es muy peligroso,
porque los trabajos poco cualificados son los más castigados por la precariedad
y los primeros que están siendo sustituidos por la automatización y la
digitalización.
Sigamos leyendo:
“Actualmente, sólo
existen 33 plazas de formación profesional por cada 100 estudiantes, una
cifra muy inferior a las 60 que ofertan el resto de países del entorno. En un
contexto en el que el nivel máximo de estudios alcanzado determina el dato de
paro, hasta un 26% de los españoles
entre 25 y 34 años con la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) acabada está
en paro, 15 puntos más que aquellos con una carrera universitaria o un
grado superior.”
Quizás
el nuevo ministerio, que se llama de Educación y formación profesional tenga
en mente, al incorporar la FP a su título, implementar medidas que consigan
minimizar el problema anteriormente descrito. No lo sabremos, pero ya tiene
otra asignatura pendiente.
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