Tradicionalmente, cuando uno pensaba en la imagen de una empresa, se le venía a la mente una fábrica con miles de trabajadores y chimeneas humeantes, ubicada en un enorme polígono industrial y exportadora de bienes y servicios a países lejanos. Esta postal parece no ser el modelo extendido en España. Según la Estructura y Demografía Empresarial Directorio Central de Empresas (DIRCE), a 1 de enero de 2011, el 55,2% de las empresas no tiene ningún asalariado y el 26,1% emplea entre uno y dos. Esto nos lleva a que un 81,3% de las empresas tienen menos de dos asalariados. Podemos ver más detalles en la siguiente tabla:
Fuente Instituto Nacional de Estadística
La empresa en España es mayoritariamente una pequeña empresa que, seguramente, no será exportadora y, por extensión, vivirá fundamentalmente del consumo o demanda interna. Pero sigamos analizando más nuestro tejido productivo para corroborar estas tesis. Por sectores económicos, el sector servicios es el que más empresas aglutina. Veamos la siguiente tabla:
Fuente Instituto Nacional de Estadística
Como se aprecia, el sector que más peso tiene es el comercio, seguido de la construcción. Por comunidades autónomas, es Cataluña la que más número de empresas registra -601.801-, seguida por la comunidad de Madrid, con 501.669. Y es que, cuando hablamos de comercio, nos referimos a los establecimientos que oscilan desde la tienda de la esquina hasta una gran cadena de distribución. Ambas viven de lo que compramos cada día.
Toda esta introducción nos plantea algunas preguntas. Si se disminuye la capacidad adquisitiva a través de la bajada salarial, nos volveremos más competitivos pero, ¿con respecto a qué sector? ¿Qué empresas se beneficiarían mayoritariamente de esto? Si disminuye aún más el consumo, ¿qué pasará con ese 81,3% de pequeñas empresas?, ¿podrán volverse todas exportadoras?
Y tengo otra cuestión: si todos los países bajan sueldos e intentan dedicarse a la exportación, ¿cómo terminará esta espiral?
Antiguamente, cuando teníamos la peseta, era posible devaluar la moneda para ser más competitivos con respecto al sector exterior. Hoy en día, con el euro, eso no es posible, por lo que la idea y la práctica se basan en disminuir los costes laborales todo lo que se pueda. Con la primera opción, la devaluación, se empobrecía el país entero con respecto al resto de países, aunque el mercado interno seguía funcionando con los mismos criterios. Ahora, con la bajada de costes laborales -lo que se está traduciendo en una bajada de sueldos y no en un aumento del valor añadido de nuestros productos-, los resultados serán un empobrecimiento generalizado del sector asalariado de este país, que afectará y afecta, inexorablemente, a nuestras empresas. También es posible, como dicen algunos economistas, que esta bajada de sueldos conlleve una bajada generalizada de precios. Esto, con nuestra dependencia al petróleo y su volátil estado de precios, puede ser mucho arriesgar.
Encontrar el equilibrio entre ayudar a las empresas y proteger a los asalariados: eterno debate, deseada situación.
Soy Héctor Jerez, Politólogo 2.0 y orientador laboral especializado en competencias digitales para el empleo.
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Totalmente de acuerdo con tu análisis Héctor.
ResponderEliminarNando.
Con la excusa de la crisis y de generar empleo, los políticos unas veces por convicción y otras presionados por grandes corporaciones y entes que defienden los intereses de estas, se han encontrado con carta blanca para realizar grandes recortes, ya no solo del gasto publico sino también a los derechos de los trabajadores.
ResponderEliminarLa nueva reforma laboral es otro ejemplo más. A mi juicio es una medida que ellos mismos saben que no funcionará y se excusan diciendo que son a largo plazo o un cortafuego a corto contra la destrucción del empleo. Lo que si es cierto es que la reforma laboral desequilibra en gran medida la balanza por la parte del empresario. Es cierto que le ofrece mayor flexibilidad interna para que en época de crisis tengan otras opciones antes de echar a la calle al trabajador, pero al mismo tiempo abarata el despido y rebaja las condiciones por la que pueden echarle de forma procedente. ¿Qué harán los empresario echar o recolocar?. Lo que si esta claro es que la mayor incertidumbre que provocara en el futuro de los trabajadores fijos afectará a corto plazo de forma negativa al consumo interno, que, como dices en el post, es el que sustenta a la mayoría de empresas del país.
¡Estupendo análisis! Seguiré tus comentarios con atención, Un saludo.
Gracias por los comentarios Nando y Juan Carlos!
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