jueves, 28 de abril de 2016

Redes sociales y cerebro


fuente imagen: wikipedia
Si los medios de comunicación, como decía Marshall Mcluhan, son ampliaciones de parte del cuerpo, Internet lo es de nuestro sistema nervioso central. Antes de la imprenta, la memoria tenía una función, pero es obvio que, tras la revolución tecnológica y la llegada de la red, ahora nos encontramos con otra realidad.

Según un artículo publicado en Puro Marketing, las redes sociales están cambiando nuestro cerebro, “desde el desarrollo de nuevas conexiones neuronales a la creación de nuevos patrones de aprendizaje”. Es cierto que la memoria no tiene la importancia que tenía antaño, pero esto no quiere decir que no tengamos que desarrollar otras capacidades orientadas a gestionar cantidades ingentes de información y a realizar varias tareas a la vez.

Según el artículo, hay un lado muy negativo en todo esto de la sociedad de la información: que los nativos digitales tienen problemas para discernir la información falsa de la que no lo es. Esto se debe a que confían más en lo que comparten sus amigos que en lo que publican fuentes con rigor científico. Por lo tanto, sería necesario, en mi opinión, no sólo desarrollar habilidades técnicas a la hora de utilizar las redes y las TIC, sino un espíritu crítico que nos haga capaces de no dejarnos llevar por los bulos de Internet. Aquí la educación es muy necesaria. Si un amigo comparte que Napoleón nació en el Neolítico, por mucho que nos empeñemos no tiene razón.  

También hay otra particularidad  no tan positiva del cambio que viven nuestros cerebros con esto de Internet y es la dificultad para concentrarnos y leer textos largos. Yo sí he notado este problema desde hace un tiempo. Acostumbrado a leer tweets y post de blogs no muy extensos, amén de llevar varias cosas a la vez, me es muy complicado centrarme en algo concreto, lo cual me ha obligado a que, cuando tengo que escribir algo importante o prepararme algo muy concreto, tengo que apagar Internet para evitar perder el tiempo chequeando mis redes.

Por último, me ha resultado interesante otra información que he encontrado. Y es que, al vivir sumergidos en un mar inmenso de información, todos los vivimos en él nos creemos más listos de lo que realmente somos, confundiendo lo que movemos por la red con lo que realmente somos capaces de entender y explicar.

Postdata: resulta que las redes sociales pueden hacernos más proclives a las adicciones. Eso de estar buscando todo el día el me gusta puede ser demoledor. Pero considero que responde a otras necesidades de la persona, que, en un mundo muy ligado a la soledad, tiene la necesidad de evadirse de su realidad a base de sentirse aupada por unos comentarios o unos me gusta  que no le cambian la vida, pero que suponen una inyección de euforia momentánea. 


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