Hace unas semanas me preguntaron mi opinión en Infoactualidad sobre la más que posible vuelta
las urnas. De todo lo que dije, se publicó el siguiente extracto:
Además, Héctor Jerez,
politólogo, blogger y consultor laboral almeriense, también opina que sería un
fracaso volver a las urnas. Apunta que “repetir elecciones para seguir con la
misma correlación de fuerzas es marear la perdiz para quedarnos igual y solo provocaría
más desafección política y, por extensión, un aumento de la abstención”.
Argumenta que no es muy coherente, en esta época donde las mayorías absolutas
son difíciles de alcanzar, “no poder gestionar situaciones como la actual, en
la que ningún partido puede gobernar si no cuenta con los demás”. Esta
circunstancia “deja en evidencia a nuestra clase política”, señala el
politólogo.
En realidad, dije mucho más, os paso todo el texto que envié como respuesta porque
creo que repetir elecciones no nos asegura un mejor escenario. Aunque nunca se
sabe.
Sobre si es un fracaso
o no repetir las elecciones, en mi humilde opinión, es evidente que sí. Debemos
analizar el escenario político tal y como es: los ciudadanos han generado con
su voto una situación en la que los partidos están condenados a entenderse. Sin
embargo, desde el mismo día de las elecciones, muchos veíamos como poco
probable un acuerdo de legislatura dadas las posiciones enfrentadas de
prácticamente todos los partidos. No se quiere negociar con los nacionalistas,
no se quiere ceder ante Podemos, Podemos no quiere abstenerse para apoyar al
PSOE, y el Partido Popular, seguramente el principal beneficiario de repetir
las elecciones, solo cuenta consigo mismo para poder gobernar. Repetir
elecciones para seguir con la misma correlación de fuerzas, como sostienen
muchas encuestas, es marear la perdiz para quedarnos igual y solo provocaría
más desafección política y, por extensión, un aumento de la abstención. Tampoco
parece lógico que, si hemos llegado a una época en la que las mayorías
absolutas van a ser muy difíciles de alcanzar (creo que esto es positivo), no
poder gestionar situaciones como la
actual, en la que ningún partido por sí mismo puede gobernar si no cuenta con
los demás, deja en evidencia a nuestra clase política. Sé que para los más
fanáticos de los distintos partidos, que solo entienden la política como un
gobierno absoluto del grupo político que jalean, es difícil entender esta idea.
Pero debemos acostumbrarnos a sociedades plurales, a la negociación y al debate
sosegado sobre aspectos concretos.
La segunda cuestión que se me plantea, sobre si es posible ver a Pedro Sánchez como próximo presidente del
gobierno, la veo complicada por varios
motivos. A saber:
Pedro Sánchez sería
presidente si el PP le diese su apoyo,
lo cual es prácticamente imposible, ya que el PP solo se apoya a sí mismo y no
estaría por la labor de desalojarse del poder. Por lo tanto, por este lado no
lo veo.
Un acuerdo con Podemos
también me parece difícil. Que Podemos entrara en el gobierno anularía lo que
el PSOE ha pactado con Ciudadanos (un acuerdo demasiado precipitado y denso
que, creo, ha dificultado también negociar con otros partidos). Además, Pedro
Sánchez tiene problemas con los barones de su partido, que se han mostrado
contrarios a negociar tanto con Iglesias
como con los independentistas. ¿Cómo es posible firmar un acuerdo solo con
Ciudadanos y pedir al resto de la izquierda que le dé su apoyo incondicional?
¿Echar a Rajoy justifica dar un cheque en blanco?
Un escenario más
probable, pero también complicado, es que Podemos se abstuviera, dejara
gobernar a Sánchez y luego se negociara política por política. Esta última, que
sería un camino interesante para explorar, puede atentar contra un sector
importante del electorado de Podemos, que se muestra muy crítico con el PSOE y
su trayectoria en el poder (no olvidemos los recortes de la época de Zapatero). Por otro lado, Podemos está cómodo en época electoral; es
evidente que es una maquinaria eficiente para pedir votos. Pero, ¿se puede
estar siempre en campaña?
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