jueves, 28 de julio de 2016

España suspende en eso de trabajar en equipo



Leo en la prensa que los trabajadores españoles suspenden encolaboración. El egoísmo se antepone al trabajo en equipo y eso que este último valor es muy reclamado por las empresas y los expertos en Recursos Humanos. ¿Estamos entendiendo mal la competencia? ¿Somos peores con los miembros de nuestro equipo que con los de otras empresas?

Es posible que los egos impidan a muchos ponerse de acuerdo. También podemos llegar a un escenario en el que, buscando la ley del mínimo esfuerzo, la gente rehúse colaborar con otros no vaya a ser “que le caiga más trabajo”. Atendiendo al popular lema de “bastante tengo yo con lo mío”, nos situamos a la defensiva  ante la posibilidad de que algún compañero de trabajo tóxico intente eludir sus responsabilidades colocando su trabajo a cualquier inocente. De todo hay en la fauna laboral.

Si nos ponemos más sociológicos-antropológicos, podríamos decir que la envidia y el cainismo que ha caracterizado tradicionalmente a la sociedad española se refleja en todos los ámbitos, incluido el laboral. No sólo es nos falte capacidad de trabajo en equipo, según el artículo; Si lo  trasladamos a la sociedad en sí, los valores individualistas e insolidarios también están muy generalizados. Si no somos conscientes de que necesitamos a los demás, ya sea en el trabajo o en nuestra vida común, para poder vivir en una sociedad desarrollada, todo lo que nos queda es una guerra sin cuartel de todos contra todos.

Lo miremos por donde lo miremos, la falta de colaboración entre empleados es un problema. La innovación, el progreso de una organización se basa en la cooperación de todas las personas que trabajan en ella. Los reinos de taifas, muy generalizados en entidades y empresas grandes, sólo llevan al desastre. La información debe fluir y los objetivos deben ser compartidos por todos los empleados para poder así remar en la misma dirección. Pero, claro, para eso se necesita crear un clima especial en el que la motivación sea  esencial y las ideas propuestas por el personal tenidas en cuenta y no menospreciadas.


El artículo anteriormente citado extrae las conclusiones de varios expertos. Uno de ellos habla de la importancia de dar responsabilidades a los empleados, más que centrarnos en las tareas puras y duras de forma individualizada e impuestas por un jefe: “Las tareas desgastan las responsabilidades empoderan” afirma. Centrarnos tan sólo en obedecer y desarrollar el trabajo de forma mecánica y repetitiva parece que no es la mejor opción, por lo menos según los expertos, y creo que tienen toda la razón. Al día de hoy, y dada la revolución tecnológica, son la creatividad y la gestión de la información las que se están convirtiendo en los grandes activos de empresas y países. Aquellas tareas mecánicas irán desapareciendo: la tecnología lo hace mejor, a menos precio y más rápido. 

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