Parece, por ahora, que los que supuestamente quieren romper
España llegarán a acuerdos con los defensores de la unidad nacional cueste lo
que cueste. La política tiene este tipo de cosas: hace amigos a cualquiera que
quiera acercarse al pesebre del poder. ¿A cambio de qué vienen estos colegueos?, ¿habrá nuevas inversiones económicas para determinados territorios?
Supongo que Ciudadanos se negará a esto, ¿o callará? Y para los nacionalistas catalanes, ¿ya no
hay problemas con las escuchas del Ministro del Interior? La política es
negociación, no critico esto, lo que aborrezco es que determinados
representantes públicos se tiren los trastos a la cabeza y donde dicen digo, luego es Diego.
La cara de tonto que se le quedará a Pedro Sánchez tras
renunciar apoyarse en independentistas, si Rajoy consigue este acuerdo, será
monumental. Es lo que pasa cuando uno hace más caso a determinados barones que
a otras cuestiones. Las alianzas en política son esenciales. No culpo a Sánchez
de la falta de acuerdo, ya he comentado otras veces que el exceso de tacticismo
de Iglesias tampoco ponía fácil un pacto con la formación morada, pero si
corres a firmar con Ciudadanos, en vez
de ver todas las posibilidades con los demás, te metes en un callejón sin
salida. Tanto querían acercarse a Rivera que no se dieron cuenta en el PSOE del
pragmatismo de los nacionalistas, de que era posible un acuerdo de mínimos para
gobernar y que era legítimo ir buceando las posibilidades de acuerdo entre todos.
Pero ya es tarde.
No es la primera vez que el PP se entiende con los nacionalistas. Ya lo hizo
Aznar en su primera legislatura como presidente del gobierno. Por mucho que
hablen unos de otros ejerciendo la hipocresía que siempre caracteriza al que
quiere mantenerse en el sillón, al final, gobernar es la prioridad de
cualquiera que se presenta a las elecciones y para ello se negocia hasta con el
demonio.
La pregunta que estoy barajando desde hace tiempo no es si
Rajoy será investido como presidente - estoy seguro de que sí-, sino cuál será
el nuevo presupuesto. Negociar inversiones está muy bien, pero, ¿quién asumirá el coste de los
recortes que, con toda probabilidad, se tendrán que implementar en nuestro
país? Y no digo ninguna tontería. La última noticia es que se ha vuelto a meter
la mano en la caja de las pensiones por falta de liquidez. ¿Hasta cuándo
aguantaremos así?
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