Andrés Pérez Ortega reflexiona en un interesante artículo sobre
si la Marca Personal se va o no de vacaciones. Es evidente que ahora, con el
verano, las relaciones sociales se incrementan, pero no precisamente en el
ámbito estrictamente laboral. Que esta sociabilidad no tenga aparentemente nada
que ver con el trabajo no quiere decir que no nos interese profesionalmente.
Siempre se puede conocer a alguien que esté en disposición de ayudarnos en
nuestra búsqueda: amigos de amigos, familiares de familiares, conocidos...
Además, la época estival, ya estés de vacaciones o seas desempleado, puede ser
un buen paréntesis para adelantar tareas: ponerte al día en idiomas, formarte,
iniciar ese proyecto de blog que llevas tantos años queriendo hacer pero que
nunca te atreviste y un largo etcétera. Debemos desconectar de unas cosas, pero
apretar en otras. No podemos olvidar que el tiempo es oro y que las
oportunidades no tienen fecha a la hora de surgir.
En mi caso, mi blog sigue funcionando a tope. Quitando
algunos días que me vaya de viaje, sigo trabajando la información, publicando,
creando mi propio espacio sin descanso. Ahora que mucha gente se toma vacaciones,
quizá sea el momento de poder visualizar mejor mis contenidos. Claro que se
baja el ritmo, pero con el blog me pasa como con el deporte: un parón demasiado
largo dificulta demasiado mi vuelta a la rutina, rompe mi ritmo de trabajo y
luego tardo semanas en alcanzar otra vez la velocidad que me gusta.
Es importante que lleves siempre encima tarjetas de visita.
Si no tienes, ya es momento de hacerlas. Lo mejor de crear un blog es que
puedes conseguir que la gente te conozca mejor una vez le dejes la tarjeta. Nos
interesa, estemos en la playa, en el teatro o tomando una copa, que siempre, si
surge la oportunidad de vendernos profesionalmente, podamos o bien dejar esa
tarjeta o bien conseguir ese contacto a través de las redes sociales. El móvil
debe estar para más cosas que para hacer selfies
levantando un tinto de verano.
También aprovecho para leer mucho más. Aquí tenemos la playa
al lado y llevarme un buen libro para disfrutarlo al lado del mar es un placer.
No entiendo que en el verano todo sea descanso. No digo que la gente no se lo
merezca, pero luego en septiembre se quieren hacer muchas cosas y el grado de
estrés es mayúsculo. Yo prefiero ponerme a profundizar en mis proyectos un poco
cada día del año a meterme un atracón.
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