Es normal que en plena época estival el paro baje, sobre todo en un país como España, cuyo atractivo de sol y playa es reconocido a nivel mundial. No obstante, debemos observar la otra cara de la moneda, que es la temporalidad en el empleo. Y es que, como podemos leer en la prensa, "de los 1.920.340 contratos que se firmaron en junio —un
11,3% más que el año 2015—, sólo 148.395 contratos, un 7,7% del total, fueron
de carácter indefinido, un 17% más que en junio del año pasado", pero se trata de un incremento claramente insuficiente. ¿Qué pasará con muchos de estos contratos cuando termine el verano? ¿Realmente podemos vivir a golpe de temporada turística?
Fuente: Porcentual.es
Tal y como podemos ver en el gráfico, todavía estamos lejos de las cifras de paro del 2008, pero sí hemos bajado en relación a los picos más altos que se dieron tras estallar la crisis. Debemos tomar con cautela estos números, ya que sería necesario contrastarlos con la población activa, que se ha visto mermada considerablemente en España en los últimos años.
Repito, por si alguien quiere verme como un agorero negativo: es cierto que los datos son positivos, pero no podemos dormirnos en los laureles. Necesitamos estabilizar los puestos de trabajo si queremos que la gente pueda tener un proyecto de vida en condiciones.
Si nos fijamos en los sectores económicos, "el paro se reduce en Servicios en 84.160 personas, en Construcción en 14.545 y
en Industria en 13.614 personas. Por el contrario aumenta en Agricultura y
Pesca en 410 personas. Entre el colectivo de personas Sin Empleo Anterior el
paro disminuyó en 11.840." Asimismo, el desempleo baja en todas las comunidades autónomas, pero donde más se destaca es en Cataluña (-20.145), Andalucía (-19.251) y Galicia
(-13.144).
Esperemos que la tendencia siga siendo positiva, que el desempleo continúe bajando y que dejemos de estar supeditados a un sector tan volátil como el turístico. Evidentemente, no quiero despreciar una pieza clave de nuestra economía, pero sólo de veranos no vive un país.
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