Uno de los elementos más absurdos que me encuentro cada día
mientras investigo y navego por la red, así como cada vez que hablo sobre
nuestras acciones individuales en Internet, es pensar que nuestra huella
digital no es perdurable, sino algo efímero que se diluye con el tiempo.
Una sentencia europea da la razón a Google sobre un asunto
tan interesante como el derecho al olvido. Pero no es necesario que la justicia
se decante por el buscador, la dinámica de Internet ya lo hizo desde que
existe: Google indexa información que está en la red y a la que, a través de otros buscadores o
directamente acudiendo a la fuente primaria, podemos acceder. El derecho al
olvido implica que un buscador no busque
con el argumento de que saca a relucir contenidos que pueden dañar la
reputación del denunciante. Es un derecho que, tal y como establece Enrique
Dans, simplemente no puede existir.
Lo mejor para cuidar nuestra reputación digital, aunque nada
nos libra de ser vilipendiados o de que el ciberespacio se vuelva en nuestra contra,
es establecer una estrategia que mezcla,
como siempre digo, el evitar lo negativo y el potenciar lo positivo. No estoy
hablando de autoayuda en plan Paulo Coello. Es muy básico:
-Evitar lo negativo:
evitar meter la pata y colgar opiniones que den una imagen de nosotros como
personas conflictivas, soeces y faltas de escrúpulos. Independientemente de que
seamos o no así, si me preocupa encontrar trabajo, es importante tratar de evitar
los insultos constantes y la sensación de que estar a nuestro lado es lo mismo que
te toque un hooligan borracho tras
perder su equipo. Sé que, a veces, el ego de cada uno lleva a que su lengua –en
este caso, los dedos al teclear- articule discursos similares a una bronca, pero
cuidar nuestra imagen pasa por pensar dos veces lo que vamos a escribir. A no
ser que seamos Haters profesionales.
- Potenciar lo Positivo:
crear y compartir contenido de calidad. Si tienes un blog o un canal de
YouTube, seguramente Google indexará estos espacios y mejorará tu reputación
profesional. Yo siempre digo que entre crear y destruir, aunque cuesta más
esfuerzo, prefiero construir y. desde luego. una empresa busca profesionales
así. A no ser, repito, que seáis heaters profesionales y que ganéis dinero con el
odio. Entonces, aquí me callo.
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