jueves, 25 de octubre de 2012

¿Ayudan las redes sociales a encontrar trabajo?


No existen los milagros, y menos en una coyuntura económica tan desastrosa como la que estamos pasando, para poder hacernos con un puesto de trabajo. El auge de los Social Media en la búsqueda de empleo es imparable pero  vender las redes sociales como si fueran un producto curalotodo de “teletienda” es simplemente quedarse con el personal.  Una última noticia dice que más de la mitad de los usuarios acceden a las redes sociales para buscar trabajo, por lo que hablamos de mucha gente.  Ante estos datos me pregunto:   ¿son eficaces? Mi tesis defiende que pueden ayudar no tanto en la clásica dualidad  buscar-encontrar trabajo, sino  como  un salto cualitativo a la hora de desarrollar nuestro perfil profesional. Por todo ello y tras un dilatado tiempo dedicado a las redes y a los blogs, creo que puedo trasladaros una serie de reflexiones sobre lo que puede aportar todo este mundillo a nuestra búsqueda de empleo. No digo nada nuevo, pues muchos han escrito antes sobre lo  mismo, pero creo que es bueno que recoja en este blog mis impresiones. Empiezo:

1.       El currículum tradicional está cada vez más desfasado. No es por nada pero, si me permitís un símil deportivo, es muy difícil contratar a un jugador de fútbol si no lo has visto jugar. Puede uno leer un currículum con muchos títulos, mucha trayectoria… y seguiríamos preguntándonos ¿cómo juega? Eso lo podemos trasladar a cualquier empleo.


2.       Estamos de acuerdo en que para que nos contrate alguien es mejor que conozca cómo trabajamos, nuestras competencias, nuestras habilidades y destrezas, entre otras habilidades. Aquí, tradicionalmente, han servido mucho entrar como becario en la empresa, las recomendaciones profesionales o, lo que es lo mismo, el “networking” o red de contactos.  Ésta última, según muchos estudios, cubre más del 70% de las vacantes de empleo, lo que  reduce mucho el potencial intermediador de las otras vías existentes para encontrar un trabajo como son: los servicios públicos de empleo, las Empresas de Trabajo Temporal, las agencias de colocación o procesos tan clásicos como el envío masivo de currículum.

 
3.       Teniendo en cuenta los puntos 1 y 2, indispensables para conocer cómo funciona el mercado laboral en su variable de intermediación en la contratación,  es cuando entran en juego las redes sociales y los blogs o, lo que es lo mismo, el mundo 2.0. Los  social-media nos ofrece la posibilidad de generar un currículum distinto. Podemos  desarrollar, por ejemplo, un blog temático en  el que el tema principal sea tu especialidad profesional. Si eres un politólogo, como es mi caso, puedes convertirte en un “blogger” para demostrar tus conocimientos y tus habilidades analíticas en el análisis político, sociológico o lo que se precie ( cosa que intento cada día con mayor o menor acierto), a la vez que te sirve para ponerte las pilas trabajando en un proyecto. Así, de golpe y porrazo y trabajando duro, claro está, pasamos de un currículum tradicional a ofrecer una imagen de nuestro trabajo. Ya nos pueden ver jugando.


4.       El blog está muy bien. Ya tenemos un soporte en el que ofrecemos nuestra  imagen profesional, pero ahora nos tenemos que dar a conocer. Crear marca personal o “branding”personal no es sencillo. Aquí entraría  Twitter,  Facebook  y  Linkedin, por nombrar 3 de las redes más conocidas, para ayudarnos  a dar difusión a nuestros proyectos. Buscamos   que  nos conozcan, que nos lean y  que nos recomienden.  Es hora de  empezar a tejer esa telaraña de la que hablábamos, el “networking”


5.       Concluyendo, el currículum 2.0 es un currículum por competencias y las redes sociales y los blogs tienen un potencial increíble para poder desarrollarlo. Por lo tanto, no es que encontremos empleo estando en Twitter o nos lluevan las ofertas empezando a escribir en un blog, sino que todo esto  nos ayuda  a crear  un perfil profesional mucho más rico en matices, como bien explicaAlfonso Alcántara en este post. Pero, evidentemente, no se consigue nada en 24 horas; el trabajo es duro y puede, a veces, parecer que no lleva a ningún lado. Es mejor que nuestras horas escribiendo entradas o navegando en las redes las dediquemos a una materia que nos guste de veras y a una profesión que veamos que es nuestra vocación. Porque en caso contrario es posible que trabajar por amor al arte nos queme.

Héctor Jerez Losada. Politólogo y Consultor Laboral

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