lunes, 22 de abril de 2013

La cuestión de emprender, nuevo artículo.

Os dejo mi nuevo artículo en "Noticias de Almería". Esta semana ha tocado reflexionar sobre la cuestión de emprender.


Está muy de moda alentar a los desempleados de este país a que inicien actividades emprendedoras. No queda otro remedio: o creas tu propio puesto de trabajo o te ves obligado a marcharte. Desde distintas instancias se pretende que los jóvenes menores de 35 años inicien una actividad por cuenta propia; debe ser que un paro juvenil de más del 50% no da para muchas esperanzas. Aún así, leo en el periódico “El Economista” que, según las estadísticas, el joven español emprende más que los adultos y fracasa menos.

Sin embargo, aquí viene el reverso de la moneda, dicho artículo también señala:
“La emprendeduría de los menores de 35 sufrió en el 2012 una caída interanual del 3,46%, y todavía uno de cada cuatro (26,24%) jóvenes que se plantea emprender -lo que el GEM considera "emprendedor potencial"- acaba desechando la idea de convertirse en emprendedor naciente”.

Creo que hay que hacer una serie de apreciaciones sobre la cuestión emprendedora, porque a veces podemos caer en la “ilusión” de que todo lo que sea emprender es un mundo maravilloso lleno de fantasía. El sueño americano de “empiezo con unos pocos dólares y con una idea supercreativa desarrollada en mi propio garaje, y termino nadando en millones”, no se acerca ni por asomo a la realidad. Les dejo una serie de conclusiones.

Primero. Emprender un negocio por cuenta propia es difícil. Se necesita no sólo una idea, sino una buena memoria de gastos y de ingresos, formación y voluntad. Además, claro está, necesita capital. La cantidad de dinero dependerá del tipo de negocio; desde un programador web hasta una cafetería - por hablar de PYMES conocidas- tienen gastos de lo más variado. En una conversación entre cañas toda idea parece buena, pero luego, cuando hacemos cuentas, parece no serlo tanto.

Segundo. Según los expertos en la materia, hay tres tipos de emprendedores: intraemprendedores, los que innovan y emprenden dentro de la empresa desde su puesto de asalariado; emprendedores económicos, los que inician una empresa de toda la vida; y, por último, el emprendedor social, aquél cuya actividad no está basada tanto en el lucro como en la creación de un servicio de interés social.

Tercero. Las PYMES y MICROPYMES, dependen del consumo interno. No es cierto que las empresas son las que crean los puestos de trabajo sin más. Los crearán si tienen demandas de bienes y servicios y, además, si tienen acceso al crédito para afrontar algunos gastos. Sin crédito ni ventas, no sirve de nada emprender. Esto que parece algo de lógica, no lo es tanto cuando se escuchan determinados axiomas económicos que abogan por la austeridad y no plantean reformas significativas en la política de la banca con respecto al crédito. Si se gana menos, se demanda menos; y si todos los países llevan a cabo esta reflexión, saquen sus conclusiones.

Cuarto. Emprender es un riesgo, sí. No todo el mundo consigue que la empresa funcione. Pero tampoco todo el que hace deporte va a ganar una medalla olímpica y no por eso dejamos de entrenar. La cultura emprendedora, como la entiendo yo, se basa en intentar desarrollar un proyecto profesional propio. Es innovar, creer en las posibilidades de uno mismo. A veces se puede solo y otras (la mayoría) se necesita cooperar con más gente. Siempre he considerado que cooperando se consigue más que compitiendo. Y si no, piensen ustedes en esas grandes empresas que se fusionan en nombre de la competencia. Contradictoriamente curioso, ¿no?
Quinto. Para reducir la incertidumbre, lo mejor es trazar un plan de empresa. Sí, planificar, en contra de dejarlo al azar. Como decía en el punto primero, detallar bien las previsiones de ingresos y gastos, conocer bien el negocio, analizar el contexto en el que se desenvuelve, permiten tener una visión más real. Cuanto más estudiemos el proyecto, más sabremos sobre él. También, de cara al exterior, el plan de empresa se convierte una carta de presentación para posibles inversores e interesados.

Sexto y último. Cuando se hace algo distinto, se está sujeto a crítica. Si no se hace nada, es difícil que critiquen a uno. Por lo tanto, el miedo al fracaso por cuestiones de charlatanería ajena de personas que no mueven un dedo, no debe ser obstáculo para emprender, formar parte de cualquier proyecto o hacer algo diferente a la mayoría.

Para concluir y parafraseando a William Blake, "debo crear un sistema o permanecer esclavizado por los de otros".

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