No ha sido una subida de impuestos lo que ha hecho cerrar Google News, ni tampoco el miedo a que
gane Podemos unas elecciones. Ha sido la Tasa AEDE -que pretende el pago sólo
por enlazar noticias- lo que ha obligado al gigante norteamericano a finiquitar
su agregador. Los que defendemos la red neutral y libre debemos estar
preocupados. Google News no tenía
publicidad, por lo que no iba a pagar por prestar un servicio del que no saca
rendimiento. Su negocio está enfocado hacia otras áreas, y las noticias formaban
parte de un complejo abanico que se centra en la economía de la atención. Aquellos
sectores que no se han adaptado a la economía digital exigen paralizar el
progreso gracias al apoyo de la intervención estatal, a la que ya sabemos que
le viene bien contar con corporaciones mediáticas afines para imponer su
pensamiento lineal. Una vez más, se sitúa
el Estado –o, mejor dicho, sus gobernantes- contra la sociedad. Y así
seguimos, no es nuevo; la historia es la gran maestra y ya nos avisa de los
peligros del poder frente al ciudadano. ¿Tratarán
mejor esos periódicos al gobierno tras ofrecerles un trozo de “la tarta Google”? Pues no sé, pero lo que sí es
seguro es que parte de esa tarta se ha ido de España.
En mi caso particular, que no gano dinero con el blog y que
utilizo enlaces que llevan tráfico a distintos medios, me estoy planteando no
enlazar ninguno que pertenezca a la AEDE. Aunque tengo pocas visitas, no quiero
que alguien reciba público, lo cuantifique en su resultado de cara a la
publicidad, cobre por ésta, pero encima pretenda que yo pague sólo por “citar”
o enlazarlos. Me parece absurdo, pero estamos viendo tantas absurdeces en elpanorama político que no es de extrañar. ¿Alguien cree que vamos a empezar a
comprar periódicos en los kioskos como locos al cerrar Google News? Que alguien pare este tren que me bajo. Mejor dicho,
que paren las imprentas.
No todos los medios están a favor de este canon: algunos ya
se han posicionado en contra. El futuro pasa por entender cómo funciona la red,
no ir contra ella. El corporativismo debe tener unos límites. De la misma forma
que no se destruyeron coches para darle negocio a las carretas de caballos, el
periodismo debe adaptarse a la red como lo estamos haciendo todos. ¿O es que
unos tienen derecho a vivir atrofiados en la era industrial y otros tenemos que
digitalizarnos desde la cabeza hasta los pies?
Si me preguntáis por un ejemplo de adaptación, podría
hablaros de eldiario.es, que ya tiene unos 10.000 socios y que combina las
cuotas de tale socios con publicidad y una publicación ocasional en papel. Su
idea de ir generando una comunidad de lectores activos puede ser un modelo para
otras cabeceras que quieran hacer algo distinto en la época del 2.0. Todavía es
pronto para saber si funcionará o no, pero el camino a seguir debe ser no
criminalizar a los que usamos la red para informarnos; eso y entender que el papel es un formato
totalmente desfasado.
Ya lo he comentado muchas veces, que Google sea una multinacional no quiere decir que todo lo que se
regule “contra ella” sea lógico, ni prudente, ni termine convirtiéndose en un
golpe para todos los internautas. El problema es que la red ha democratizado la
información. Nos encontramos ante un
cambio cualitativo y cuantitativo en los medios de comunicación, viendo como
proliferan proyectos independizados de las grandes corporaciones, fomentando,
además, la participación de muchos colectivos que antes no tenían voz. Si la
información es poder, Internet supone reparto de poder y, por lo tanto, una
mejora democrática. No quiero decir que todo lo que se lea en Internet sea
magistral, pero tampoco todo lo que se lee en un libro o en la prensa es objeto
del premio Nobel de Literatura.
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