Fuente:wikipedia |
Llamémosle moda, tendencia, borreguismo, influencia o lo que
sea, pero las redes sociales movilizan comportamientos a velocidades de
infarto, máxime cuando una recomendación u opinión viene de alguien famoso y
con “prestigio”. En este caso, el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, hacreado un club de lectura en su red social cuyo primer libro recomendado, “El
Fin del Poder", del economista y columnista venezolano Moisés Naím, se ha llegado
incluso a agotar tanto en Amazon como en Barnes&Noble, la mayor cadena de
librerías de EEUU.
El reto del joven millonario es leerse un libro cada dos semanas
que verse sobre materias relacionadas con la historia, la tecnología u otras
culturas. No quedándose en algo privado,como os comentaba, ha abierto una página en Facebook
titulada “A year of books”-que ya cuenta con más de 200.000 seguidores-, en la
que todo miembro de Facebook puede formar parte de este proyecto.
La curiosidad de esta acción, una vez más, demuestra el
poder inmenso que tienen los prescriptores. Seguramente el autor del libro estará
llorando de alegría al ver cómo se vende. Aconsejar, compartir gustos, hablar
de tus inquietudes, genera una dinámica viral en las redes sociales que, bien
utilizada, puede ser bastante beneficiosa para todos.
Lo curioso es que, ante este nuevo reto para el 2015 del
gurú tecnológico, muchos critican que no haya decidido realizar otras
actividades: donar dinero, conocer gente todo los días, etc. Siempre se puede
pedir a alguien hacer más o menos, o cambiar el mundo, pero la realidad siempre
pesa más que lo que se pueda desear en innumerables casos. Que la fama y la red
social se utilicen para fomentar la lectura, en este caso de ensayo y no de best sellers “romanticones” o con
contenido menos formativo, es una señal interesante. Pero que nadie crea que
sólo esto nos hará mejores personas. Tampoco peores.
Ante el dilema de si estas pequeñas acciones cambian el
mundo, mi respuesta es que está por ver. Pero es lícito decir que, para bien o
para mal, las redes sociales han
transformado, y bastante, nuestra forma de comunicarnos y, por extensión,
nuestra manera de entender un mundo cada vez más complejo.
Que sea Facebook o Twitter el espacio preferido por los
internautas, por poner un par de ejemplos, es cuestión de modas o tendencias,
pero Internet, como canal, y el 2.0 como concepto, son ya un cambio cultural de
hondo calado.
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