Las elecciones catalanas se han convertido en un plebiscito y, entre los dos bloques, es evidente que el de la
independencia permanece unido. Eso sí, las elecciones en el parlamento no
sustituyen un referéndum vinculante con una pregunta clara y todas las
garantías.
Parece, además, que los resultados electorales
nos muestran una sociedad demasiado dividida, lo que, a la postre, supone
serios problemas para articular un futuro político sin tomar medidas ni hacer
nada, que es lo que le gusta a Rajoy.
Los resultados:
Lo primero que hay que señalar es
la alta participación. Un 77% de los catalanes con derecho a voto han acudido a
las urnas, mientras que en 2012 fueron el 67,76%. El ganador ha sido Junts por el sí, con 62 parlamentarios, a seis de la mayoría
absoluta y con un 39,78% de los votos. En segundo lugar, bastante lejos, un
Ciudadanos meteórico ha escalado puestos hasta conseguir situarse en el número
dos, con 25 parlamentarios y el 18% de los votos.
El PSC aguanta el tipo, pierde “solo”
cuatro escaños; y el PP se mete un batacazo de aúpa, quedándose en 11, mientras
que en 2012 obtuvo 19.
La suma de ERC y CIU (ésta última
tras romperse y escindirse Unión Democrática) ha sacado peores resultados que
en las anteriores elecciones. Si contamos con la subida de las CUP, que pasa de
3 escaños a 10, podemos decir que una parte del voto de ERC ha ido a parar a la
formación independentista de izquierdas. Además, los pobres resultados de la
marca Podemos en Cataluña (Catalunya sí
que es pot), que llegó a un acuerdo con Iniciativa
Per Catalunya, también nos puede hacer pensar de que se ha vivido cierto
trasvase de votos entre espacios ideológicos.
La pregunta es: ¿y qué pasa
ahora? Pues es complicado. El independentismo, aunque fuerte, no ha obtenido la
mayoría de porcentaje en votos como para declarar la independencia
unilateralmente. Por otro lado, el inmovilismo de Rajoy no sólo le ha costado
que el PP caiga hasta el fondo en esta región, sino que también ha hecho que
Ciudadanos consiga un capital político de más de 700.000 votos que,
evidentemente, pondrá encima de la mesa en las futuras elecciones nacionales.
Si el PP quería ganar en España utilizando las elecciones catalanas propugnando
con éstas el miedo a la independencia, me parece que le está saliendo el tiro
por la culata.
En mi opinión, es necesario
revisar el encaje de Cataluña en España, y eso supondrá reformar la Constitución
si es necesario. Lo que ocurre es que creo que se está perdiendo mucho tiempo
en debates identitarios. ¿Tiene sentido hablar de naciones y patrias en la era
de la globalización? ¿Realmente estados pequeños podrán resistir mejor la
crisis económica mundial y construir estados del bienestar fuertes? Si precisamente
el problema de la Unión Europea con respecto a los refugiados es que cada
estado vela por lo suyo sin pensar en las consecuencias y sin coordinarse con
los demás, multiplicar el número de instituciones burocráticas en nombre de los
pueblos no me parece que solucione mucho. El ejemplo es Grecia que, a pesar de
que Syriza se ha convertido en un defensor a ultranza de la soberanía nacional,
se ha visto aislada e incapaz de salir del agujero en el que está. Si queremos
unirnos los países y los estados a favor de soluciones conjuntas, quizá sea
necesario centrar el debate en medidas específicas.
El sentimiento en política está muy
bien, y no seré yo el que le diga a nadie que no se sienta del país que le dé
la gana. Eso sí, los problemas sociales se solucionan con propuestas muy
concretas, no con banderas.
Estupendo artículo, Héctor. Muchísimas gracias.
ResponderEliminarY pienso como tú que se proponen pocas soluciones a los problemas, ensalzando la idea de independencia sobre todo lo demás. ¿Les irá mejor siendo otro estado? Ni idea. No veo claras las ventajas ni desventajas de una u otra opción. La verdad es que hay estados pequeñitos a los que les va genial: Mónaco, Andorra, Vaticano...y ninguno tiene ejército, por ejemplo. Y Malta es el país de la UE con el índice de paro más bajo.
Gracias, Pepe:Mónaco y Andorra son paraisos fiscales, prácticamente, y así cualquier estado pequeño puede vivir pero no creo que ese modelo pueda expandirse mucho sin que reviente todo. Lo cual no quiere decir que un país pequeño pueda tener una gran industria y crecer, pero el futuro está en la colaboración entre todos. ¿Podría Malta superar una crisis migratoria como la actual sin ayuda de los demás estados? Lo veo complicado. Todos somos interdependientes, y la verdad es que poco se está hablando de ello. Un saludo y gracias por comentar!!!!
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