miércoles, 27 de mayo de 2015

La precariedad de muchos autónomos




No hace mucho se publicaba en la prensa una noticia presidida por el siguiente titular: “Uno de cada cinco autónomos está en riesgode pobreza”. Impactante, pero cierto.

La idea del autónomo empresario que gana mucho dinero no se acerca a la realidad. Muchos son “falsos autónomos”, o sea, autónomos que dependen de un solo cliente pero que no han sido contratados como deberían. Sin vacaciones pagadas, sin posibilidad de ponerse enfermos (eso es común para todos los autónomos), pero con un salario demasiado corto como para que puedan ahorrar y afrontar inseguridades. Otros, tras pagar todas las cuotas a la Seguridad Social y demás obligaciones, con la competitividad y la crisis, se encuentran con que apenas llegan a fin de mes. De hecho, lo difícil es que alguien opte por darse de alta sin tener seguridad de que sus ingresos cubrirán sus costes, una cosa muy complicada de planificar en el caso de un autónomo. 

Cuando se fomenta el emprendimiento -no se habla de otra cosa- se debe decir toda la verdad. Que es duro y que, en muchas ocasiones, se fracasa. Pero sobre todo, debemos ir analizando bien si la flexibilidad que nos exigen a los profesionales está al borde de dejarnos en la exclusión social, planteándonos un horizonte bastante negativo de aciagas consecuencias. Es cierto que debemos adaptarnos a las nuevas tendencias de consumo en las sociedades tecnológicamente avanzadas, pero una cosa es adaptarse y otra es pasar hambre con tal de cubrir con unas expectativas competitivas determinadas.
Bajar la cuota del autónomo, ayudas para complementar los ingresos y que sean dignos, pagar impuestos en función de lo que se facture… En fin, hay muchas reivindicaciones que, ahora que se acercan las elecciones generales, se deberían tener muy en cuenta. Además, la cultura del emprendimiento también está muy ligada con la iniciativa de la gente y, para que haya iniciativa, se debe invertir en formación y permitir espacios en los que se pueda trabajar y cooperar poniendo  ideas en común.  

Como bien dice el artículo, es hora de dejar de improvisar y plantear un programa en condiciones que ponga el trabajo autónomo en el centro del debate. Aunque es cierto que en España necesitamos tejido industrial y grandes empresas capaces de generar valor añadido sin bajar salarios, una buena política de fomento del trabajo autónomo puede ser el inicio de muchos proyectos de futuro generadores de empleo e innovación.

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