El referéndum griego realizado el pasado domingo ha supuesto
un mensaje claro: no a las imposiciones de la Troika y un respaldo mayoritario
a su gobierno. Aun así, la situación sigue siendo crítica, pero Tsripas se la
ha jugado al todo o nada y parece que, ante su pueblo, ha salido reforzado. Además,
cuenta con un capital político que puede fortalecer su capacidad negociadora.
La Troika, así como el gobierno español, pensaban que saldría el Sí, y que eso
supondría el fin del gobierno de Syriza. Y se han equivocado.
Aunque el problema griego viene de tiempo atrás, desde el
estallido de la crisis la dureza de los recortes ha provocado un enorme daño en
la sociedad griega. Como se plantea en el blog Nada es gratis:
“Grecia tiene una
deuda que alcanza el 175% de su ingreso y no la puede pagar. Desde el estallido
de la crisis el ingreso griego se contrajo casi un tercio. Esto fue acompañado
de un enorme ajuste fiscal, que incluyó una reducción del veinte por ciento en
el empleo público, quitas en las jubilaciones y la creación de nuevos
impuestos. El desempleo ronda el veinticinco por ciento desde hace años y los
salarios se redujeron quince por ciento”.
El FMIdice que la deuda griega es impagable, y ese ha sido un motivo fundamental por
el que no ha habido acuerdo y, como consecuencia, la convocatoria del referéndum
parecía inexorable. A pesar del corralito y el miedo que campaba por las
calles, la población ha votado de forma contundente. Grecia necesita reformas
intensas, pero no puede sostenerlas en el empobrecimiento masivo porque, si lo
sigue haciendo, el desastre será mucho mayor. No está previsto en los tratados
que ningún estado puede salirse del Euro, pero si sale Grecia, ¿no se abrirá la
caja de Pandora? Islandia consiguió
salir de la crisis haciendo lo contrario de lo que decía el FMI. Y esto abre un
precedente no muy óptimo para los que quieren imponer un modelo económico y
político determinado. (Para un mayoranálisis sobre la deuda griega pinchad aquí)
Las negociaciones siguen en pie. Varufakis ha dimitido con
idea de no ser obstáculo para Tsiripas, ya que, en muchas ocasiones, las
salidas de tono del ministro de finanzas griego podían ser un problema
para acercar posiciones. En este
sentido, el exministro de finanzas ha manifestado una lealtad al gobierno por
encima de los egos y los mesianismos, muy propios en la política. Su acto le
honra.
Pero es que desde el
principio, la Troika ha sido muy beligerante con Syriza y la economía ha pasado
a un segundo plano, no me cabe duda. Esto es una cuestión política: hay que dar
un varapalo a Grecia para que el fenómeno Syriza no se propague por otros
países. La austeridad ha fracasado, pero
no se puede permitir que ganen los “populismos”.
La Troika y muchos gobiernos europeos no han sido sensibles
a la situación social que atravesaba Grecia. Dicho escenario griego puede
repetirse en más países como, por ejemplo, España, pues no olvidemos que
tenemos más del 20% de paro y una deuda
del 100% del PIB. Si hay un contagio de
una probable crisis de la deuda pública a España, con la bajada de impuestos
que ha aprobado Rajoy no se podrán pagar determinados gastos. Si las pensiones
se pagan con deuda pública y hay crisis, ¿qué haremos?
El estado griego ha sido un desastre de gestión, pero es
hora de afrontar las reformas con un carácter social más inteligente. A pesar
de todo, habrá más sacrificios y la población griega lo sabe. Pero hay que ser
más ecuánime e intentar que el país crezca y genere empleo, más allá de los hachazos.
También nos jugamos mucho en Europa: ¿somos capaces de crear
una unidad política coherente para todos sus miembros? ¿Seguiremos enquistados
en las dos Europas? ¿Hay margen para transformar democráticamente nuestros
países del sur?
El debate sigue abierto.
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