Parece que el Referéndum griego no ha servido para plegarse
menos a los dictámenes de la Troika. Así lo parece tras las medidas que, seguramente,
se terminarán imponiendo en Grecia. Éstas son:
“Reformar el sistema de pensiones y poner fin a la
jubilación anticipada; aumentar la edad de jubilación a 67 años para el año
2022; eliminar las subvenciones a la agricultura; aumentar el impuesto
corporativo de 26% a 28% y reducir el gasto militar en 100 millones de euros
este año y en 200 millones de euros en 2016, entre otras medidas”. Además de
una serie de retoques en su IVA y otras reformas.
Es evidente que el plebiscito griego tenía más una vocación
interna, de cohesión alrededor del gobierno, que de fuerza exterior hacia los
acreedores. El corralito está afectando, y mucho, a la economía helena. Tsipras
no tiene elección: la situación es tan delicada que su país se encuentra en una
posición claramente debilitada para negociar. Están asfixiando a un país
únicamente por determinados intereses elitistas, porque no olvidemos que el
desastre en un país europeo, al final, es un desastre de la UE como grupo. Me
parece irresponsable, tan irresponsable como la situación que nos encontramos
tras la primera guerra mundial y las condiciones draconianas que se les
impusieron a Alemania en el tratado de Versalles.
Grecia puede acabar muy mal. Aunque salir del euro sea la
única vía para recuperar determinada autonomía económica, los costes serían
tremendos. La poca altura de miras de nuestros dirigentes europeos nos debe
hacer pensar si, en una situación de crisis, pueden afrontar la realidad tal y
como se espera.
No es raro que economistas como Juan Torres planteen que el
euro ha muerto, por lo menos como lo hemos conocido hasta ahora. Sin embargo,
Torres comenta que nadie va a echar a Grecia del euro, no interesa. Alemania
quiere que los países del sur formemos parte de una unión monetaria mal
diseñada que favorezca los intereses económicos del país germano. No es lo
mismo devaluar una moneda nacional y ganar competitividad en las exportaciones
que devaluar tus salarios y entrar en recesión. La industria alemana es muy
avanzada, pero siempre podemos intentar reindustrializarnos los demás con nuestros
medios. ¿O no?
Grecia, como laboratorio de las medidas de austeridad, no ha
superado su situación en ningún momento. De hecho, tales reformas “nunca han
promovido el empleo estable, ni el crecimiento, ni han mejorado el nivel de
vida ni la cohesión social sino que, por el contrario, están empeorándolos y
que son las que llevan a nuevas recesiones y al aumento de la desigualdad.”
Al final, se impone la visión alemana, bastante ortodoxa,
sobre lo que tiene que hacer Grecia: sufrir y sufrir sin ver luz al final del túnel.
Paul Krugman, premio Nobel de Economía, en un artículo
publicado en El País lo dice bien
claro:
“Supongamos que
consideras a Tsipras un imbécil incompetente. Supongamos que quieres ver a
Syriza fuera del poder a toda costa. Supongamos que, incluso, ves con buenos
ojos la idea de empujar a esos griegos molestos fuera del euro.
Incluso si todo eso
fuera cierto, esta lista de exigencias del Eurogrupo es una locura.”
En este instante, mientras termino el artículo, leo enprensa que se acaba de aprobar un acuerdo entre Grecia y Europa para el tercerrescate .
El culebrón sigue.
Entonces, ¿lo del referendum fue una pantomima?
ResponderEliminarPues más bien ha sido para que Tsipras gane fuerza y legitimidad ante la población, como una persona que por lo menos lo haintentado. Pero se ve que el resultado ha dado unpoco igual, puesto que las medidas son durísimas.
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