Hace unos días os comenté sobre las profesiones más demandadas en la economía digital. Mi opinión siempre que salen este tipo de
estudios y análisis, como ya expliqué, es que me da la sensación de que esas nuevas
ocupaciones son todavía algo testimonial si las comparamos con el volumen total
de contratación.
Para argumentar mi opinión, traigo a colación las
estadísticas sobre contratación del año 2014. De los 16 millones de contratos
firmados, alrededor de la mitad se concentran en las siguientes ocupaciones:
Yo no sé vosotros pero, en mi
caso, no veo nada de la nueva economía digital. Solo observo profesiones
temporales ligadas a industrias tradicionales españolas, como pueden ser la
agricultura, la hostelería o, incluso, la construcción. Si dependemos de estos sectores
económicos, que es lo común en nuestro
país, difícilmente podremos transformar el modelo productivo en eso tan manido
que se llama economía del conocimiento.
Si tuviéramos que fijarnos a la hora de implementar una política
formativa o incluso universitaria en el mercado laboral, poca cosa cambiaría.
Ni el contrato único, ni el abaratamiento o encarecimiento del despido nos sacan
de esto. ¿Cuál es la solución entonces?
En primer lugar, reconocer el problema. El cambio de modelo
productivo es nuestro principal escollo para
incrementar el desarrollo económico y social. ¿Cómo se consigue esto?
Pues aquí entra la ideología de cada cual; hay tantas posibles respuestas como
complejidad en el tema.
·
Se puede
crear en empleo directamente por parte del estado. En este caso, se
identifica qué sectores se quieren potenciar y el estado desarrolla políticas
formativas y de inversión pública para crear el mayor número de puestos de trabajo
en estas áreas. Un ejemplo -no el único- sería el sector de la energía
renovable, donde se buscaría cambiar el modelo energético a la vez que se crea
tejido productivo.
·
En
segundo lugar, se pueden crear políticas fiscales positivas para aquellos sectores
de interés (incluso subvencionarlos directamente). De la misma forma que el
cine y la cultura piden mejor trato fiscal, la
economía del conocimiento y la innovación podría exigir lo mismo. Irlanda ha
creado un paraíso fiscal para las empresas tecnológicas tipo Google, y ahora crece al 7% tras elrescate.
·
En tercer lugar, quedaría una liberalización total de la economía, propiciando una reducción
también de los costes laborales y empresariales que pueda mejorar el microclima
tanto de creación como de crecimiento empresarial. La innovación, según los
defensores de este axioma, vendría sola.
Pueden existir más medidas, aunque
solo he escogido tres que van desde la participación directa del estado hasta el
monopolio casi en exclusiva del sector privado. Se escoja la que se escoja, el estado tendrá
que regular y desarrollar políticas formativas que nos permitan reciclar a la
población para los sectores emergentes. No obstante, siempre tendremos un grave
problema: el cambio de modelo exige pensar
a largo plazo y nosotros necesitamos medidas urgentes.
Me gustaría generar un debate
sobre este asunto. ¿Cómo pensáis que podemos transformar nuestro modelo
productivo? ¿Os declináis más por el intervencionismo o por la liberalización?
Con las conclusiones escribiré
otro artículo la semana que viene.
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