Las redes sociales, en particular, e Internet, en general,
se han convertido en el nuevo espacio de adoctrinamiento y captación de ISIS. Tal
es así, que la red de hackers Anonymus ha declarado la guerra al Daesh estableciendo que, en la ciberguerra, más vale
aprender cómo se funciona en la red si no queremos perder la batalla.
En la actualidad el ciberespacio es el lugar perfecto para
emitir cualquier opinión, por descabellada que sea, y difundirla a una velocidad lumínica. Cualquier bulo se expande y,
al encontrar siempre alguien que pretende creerlo, automáticamente capta un
emisor encantado de defender cualquier causa.
Gracias al poder que da Internet, el desarrollo del
marketing de guerra es brutal en la organización terrorista. Con grandes superproducciones
y una capacidad para emitir mensajes simples y llenos de energía macabra, las
imágenes se superponen de una forma sistemáticamente pensada: decapitaciones,
maltrato, bombardeos, tortura, arrestos… y un sinfín de brutalidades que llegan a
ordenadores de occidentales acostumbrados a la violencia del videojuego, pero
que terminarán por embarcarse a vivir una particular odisea del odio.
¿Se puede suspender la actividad general en las redes sociales? ¿Podemos caer en el estado policial que denunció Snowden en nombre de
la seguridad? Pienso que no. Crear un gran
hermano nos pone en peligro a todos, y es lo que quieren los terroristas,
un estado de paranoia que nos lleve a violar nuestros propios valores
democráticos. Es muy goloso para el poder entrar de lleno en las
telecomunicaciones y en la red en nombre de la defensa contra los yihadistas.
¿Quién controla al controlador?
Otro aspecto a destacar dentro del poder mediático que tiene
Daesh es el morbo que crean sus vídeos. El no parar de emitirlos en los telediarios sirve de amplificador y altavoz para su estrategia de llamada. No
digo que sea necesario un silencio informativo sobre el tema, pero creo que repetir
una y otra vez el terror en imágenes tiene el efecto contrario del que se
busca. Es el atractivo sobre la muerte y esa especie de escenografía del terror
lo que tanto atrae a los mass media.
En ese sentido, quizás se busque una difusión masiva no ya del miedo, sino de
ese terror sociológico que hace que las sociedades se plieguen alrededor del
poder.
En la sociedad de la información, en el capitalismo basado
en el conocimiento, es evidente que el terrorismo y la violencia podrían
alcanzar nuevas fases en su estrategia. La complejidad vuelve siempre.
La verdad es que el sensacionalismo de los medios de comunicación está llegando a ser excesivo.
ResponderEliminarEn cierta forma tienes razón está haciendo que la ciudadanía se pliegue ante el poder sin darse cuenta de las libertades a las que están renunciando. Por ejemplo, en Francia se ha aprobado, entre las medidas antiterroristas, que cualquier persona sospechosa de terrorismo puede ser arrestada sin una orden judicial, lo que supone en la práctica renunciar a las garantías judiciales y esto recibe una aprobación del 90% de los franceses todas las medidas contra el terrorismo solo efecto emocional sin darse cuenta que están renunciando a sus libertades.
Totalmente de acuerdo, Jorge. Gracias por el comentario.
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